Iosune Anasagasti. «Hemos encontrado una proteína que ayuda a expandir la metástasis».
«Hemos encontrado una proteína que ayuda a expandir la metástasis»
Usted es investigador de la Universidad del País Vasco. ¿Cuál es la relación entre ambas organizaciones?
Mi jefe es médico. Quería socializar nuestra investigación, pero lo que hacemos en la universidad es una investigación básica. Con la ayuda de otro médico consiguieron financiación y fundaron el instituto. La mitad del grupo está en la universidad y la otra mitad en Inbiomed, San Sebastián. El objetivo es servir de puente entre hospitales y universidad.
¿Cuál es el papel del centro de investigación Inbiomed?
Estamos trabajando en dos ámbitos: la industria y los hospitales. Sin embargo, siempre son temas relacionados con el cáncer, es decir, productos antimetastáticos. Testamos con los productos que tiene la industria. Por ejemplo, cómo funcionan estos productos en el ratón. Pero también investigamos in vitro: plantaciones celulares. Trabajamos las células del cáncer y vemos cómo influyen en ellas.
¿Y con los hospitales?
En los hospitales tenemos varios contactos en Arantzazu y Galdakao. Ellos nos proporcionan muestras de sangre y biopsias. En ellos utilizamos genes marcadores relacionados con el cáncer para mejorar los pronósticos de los pacientes.
¿Qué es la metástasis?
Tras la formación de los tumores primarios este tumor se extiende en el cuerpo. Nosotros investigamos a qué órgano va, dónde se sitúa, etc.
¿Cómo se produce el cáncer de piel?
En principio no tiene tanta influencia, pero se extiende muy rápido en el cuerpo. Produce grandes metástasis. La conclusión que tiene el rayo ultravioleta en las células es que éstas «olvidan» el ciclo normal y se doblan en otros lugares. Eso es lo que provoca metástasis. En definitiva, la gente no mata los cánceres de piel, sino la metástasis.
¿Dónde situaría el cáncer de piel entre los más difíciles de curar o no?
El cáncer de piel se ve muy rápido por la aparición de determinadas manchas. Entonces no hay problemas para curar. El problema surge en el momento en que se difunde y no se ve claro cómo se extiende. Se extiende desde la sangre a todas partes. Nuestra intención es actuar de cara al pronóstico.
¿Cuál es la proteína que habéis encontrado?
Hace diez años empezamos a trabajar con proteínas relacionadas con la inflamación. Se llaman interleucas. En concreto, la actual es la interleucina 18 (IL-18). Estas proteínas trabajan en la cascada. Por ejemplo, cuando tenemos fiebre o infección el cuerpo produce estas proteínas. Hasta ahora se pensaba que si estas proteínas actúan contra los virus, también lo harán contra el cáncer. Y por ello, hace cinco años, o bien había alguno de este grupo (el llamado «interleukina-2») que comenzó a utilizarlo en la fase clínica, pensando que iría contra el cáncer.
¿La investigación actual dice algo más?
Nosotros hemos descubierto, más concretamente, que la proteína IL-18 es dañina y contribuye a la difusión de metástasis. Hemos visto que hay otra proteína neutralizante de la proteína IL-18. Se une a la proteína IL-18. Cuando lo ponemos en el ratón cortamos la extensión. Es un efecto concreto. Nosotros, en este sentido, hemos trabajado en células hepáticas.
¿Esta proteína se produce únicamente en los campos de piel?
No, se produce en todas las células del cuerpo, sobre todo en las del sistema inmunológico. Después se extiende por la sangre. Nosotros metemos la proteína en algunos animales y va en la sangre. En otras ocasiones eliminamos el gen del animal productor del IL-18 y miramos cómo influye en su vida.
¿Qué ha aportado este descubrimiento?
En primer lugar, demostrar que todo lo que se había imaginado hasta ahora era lo contrario, es decir, que esa proteína expande el cáncer. Por otro lado, debemos comprobar si lo que hemos encontrado en el ratón está relacionado con los seres humanos. De este modo se puede poner neutralizante en la gente y servirá para mejorar la vida. Todavía tenemos que ver si en los seres humanos ocurre lo mismo y en otros tipos de cáncer el proceso es el mismo. Dentro de 5 años puede saltar a la fase clínica.
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