Ilustración y enciclopedistas
1993/04/01 Bandres Unanue, Luis Iturria: Elhuyar aldizkaria
Uno de los fenómenos que más ha influido en el desarrollo de la historia de la ciencia es la Ilustración. En los inicios de la ilustración se realizó la recopilación, difusión y utilización práctica de las investigaciones científicas realizadas en el siglo pasado y de los principios filosóficos, y la crisis social que generó todo ello nos indica la importancia de este movimiento.
El comienzo de la ilustración debe verse en la “crisis de la conciencia europea”. Eso XVII. Ocurrió a finales del siglo XX. La nueva visión del mundo que trajeron los trabajos de Newton y el trabajo de Bayle y las ideas políticas de Locke son los ejes del nuevo tipo de pensamiento.
Pierre Bayle (1647-1706) es autor del libro Dictionnaire historique et critique. Se elaboraron numerosas publicaciones de este libro y se puede considerar como fuente de corriente escéptica. Voltaire cree que es uno de los grandes pensadores del siglo y agita duramente la creencia y el dogmatismo. Sus obras pasaron de Francia a Alemania. En ella influyeron en la corriente denominada Aufklärung, la Ilustración alemana.
Junto a él destacan Fontenelle, Chardin, Boyer y Ockley. Todos ellos sacudieron las costumbres tradicionales occidentales, es decir, criticaron con rigor la mentalidad de siempre, abriendo la puerta a una nueva mentalidad. En este fenómeno, las obras de Montesquieu, Swift y Gray, conocidas en la década de 1720-30, tuvieron especial fuerza. Charles Louis de Secondat, barón de Montesquieu (1689-1755) fue asesor del Parlamento de Burdeos. Tras dejar este cargo, se dedicó a la investigación con un enorme trabajo. Por sus obras, podemos considerar que es el padre de la historia racional y científica (también de la sociología como creadora de la ciencia experimental).
Su libro Lettres persanes es el primer documento importante contra el colonialismo. Montesquieu defendió con prudencia la libertad intelectual. Para ello, el citado libro enfrenta a un macón conservador francés y a un persa liberal, indicando que las costumbres europeas debían aprender mucho de las culturas antiguas.
Él se preocupó por la sociedad en la que vivía. Tanto él como los revolucionarios que luego vendrían, dejaron claro que la psicología de los pueblos podía ser estudiada objetivamente y proclamó que ciertas normas, costumbres físicas o psíquicas vigentes, deben estar al servicio del hombre. Por lo tanto, se levantó contra una tradición mal entendida. Denuncia de ciertas arbitrariedades del poder, ventajas absurdas de la apaiztería, etc. una vez reprochado propuso unas soluciones racionales.
Otro influyente es Jonathan Swift (1667-1745). Este controvertido escritor y polemista está lleno de contradicciones. De alguna manera se puede considerar despótico, pero su trabajo debe ser analizado fuera del valor literario. Cuando en 1722 el rey de Inglaterra otorgó a su amante el poder de hacer monedas, Swift criticó con dureza la decisión de considerarla corrupta y arbitraria. Más tarde, en 1733, cuando el Parlamento de Dublín promulgó una ley sobre la residencia de los clérigos, escribiría la cruel y dura sátira política The legion club. Mientras tanto, publicó un profundo trabajo titulado Los viajes de Gulliver.
Esta obra, escrita en clave, es a menudo más fructífera que la literatura de viajes. Esto se hacía inicialmente con fines científicos, pero por motivos de imaginación muchas veces la fantasía del escritor incluía su parte. Por el contrario, los viajes de Gulliver se conceden como una contribución a la imaginación, pero la sátira esencialmente inexorable y cruel crítica con la sociedad es real. Swift no conocía la caridad, la lejanía y en ese trabajo expresó su odio y desprecio a la teoría humana. Swift creía en la continua degradación del carácter humano. En esta obra de Swift, Gulliver, médico de gran cultura, odia a su familia y critica con dureza las costumbres de Gran Bretaña. Según él, el de los ingleses es la peor raza de pequeños animales que arrastran sobre la tierra dejando la Naturaleza. Por lo tanto, con la excusa del trabajo literario, tuvo la oportunidad de agitar a la sociedad y hacer una profunda crítica.
Por último, tenemos que traer aquí a John Gray. En su obra de imaginación, Beggar’s, publicada en 1728, nos muestra la forma de vida de la sociedad de la baja sociedad londinense y, de paso, realiza una rigurosa crítica de la vida de los hijos y políticos de sus abuelos. También denuncia de injusticias y arbitrariedades.
En definitiva, todos ellos pusieron en duda la forma de vida tradicional que ellos conocieron y, como sus obras tuvieron una gran difusión, estas ideas llegaron a muchas personas.
Hasta ese siglo las ideas religiosas no se tocaron y permanecían firmes como siempre. Nadie se atrevía a cuestionar radicalmente los dogmas. Ni siquiera a negar la autoridad de la Iglesia en el ámbito de la libertad intelectual. Pero en aquellos años el Dios de los cristianos se iba a poner en picota presentando algo irracional e ilógico. Año tras año las críticas eran cada vez más duras y el escepticismo en el ámbito religioso se fue extendiendo.
Humanidades
XVIII. El siglo XX supuso una nueva forma de vida y de filosofía. El hombre de aquel siglo abandonó a Dios y tomó a la naturaleza como patrón y sólo aceptó la inteligencia para estudiarla y comprenderla. Por ello, rebelándose contra la fe inventaron los conceptos de religión natural, derecho natural o estado natural. Por lo tanto, la verdad no era algo dado por Dios, sino algo que se podía conseguir a través de las ciencias.
Esta actitud generó un fuerte componente intelectual. Después de objetivar los sentimientos de la eternidad y el infinito, aparecieron los primeros derechos. Y una actitud sensible hacia los pueblos. Todo ello adquirió características irracionales, sensibles y pre-románticas: amor salvaje, vida libre en las selvas fuera de la civilización, donde el alma puede expresar sus verdaderos sentimientos.
En ese ambiente aparecieron nuevas disciplinas: lingüística, filología, antropología, psicología, etc. Esa proliferación de saberes anunciaba la aparición de las ciencias humanas superando la temática común. Esta creación tuvo gran influencia en el nuevo planteamiento científico. Las perspectivas de los científicos cambiaron radicalmente, las nuevas perspectivas respecto a la realidad presentaron nuevos horizontes, en los que el XVII. Se podían utilizar las ventajas de la metodología iniciada a mediados de siglo. La realidad material quedó esquematizada. La investigación de la naturaleza, incluido el ser humano, era el primer paso, para luego ver la identidad de los resultados y hacer la unidad. En definitiva, la reflexión filosófica tuvo que dejar hueco a la investigación de la realidad que se presentaba ante el observador.
Este ambiente dio lugar a la diversidad de las realidades culturales, a la relatividad del espacio o del tiempo y, en consecuencia, al papel del hombre como juez principal. En este nuevo enfoque, al margen de la simplicidad ontológica (es decir, de la asombro filosófico), se sitúa en el centro del problema como capaz de resolver las relaciones entre las cosas y él.
Sabiendo que el hombre también está dominado por leyes y condiciones determinadas y que los fenómenos están fuera de las fuerzas sobrenaturales, el pensamiento (superando la especulación) se vinculó al camino de la observación. Y a pesar de que al principio los primeros pasos sólo fueron muy superficiales, el cambio cualitativo fue muy importante.
En consecuencia, esta nueva actitud, la Ilustración, supuso un enorme optimismo respecto al futuro de la sociedad: la racionalidad de los problemas hizo que el hombre fuera capaz de superar todos los obstáculos, tanto físicos como morales. El camino era ilustrar a autoridades y ciudadanos. Pero esta nueva tendencia se encontró con las instituciones establecidas: La iglesia y la monarquía.
Ilustración en Francia
El principio de la ilustración debe establecerse en Francia. Allí, las obras de Descartes dieron lugar a un grado de racionalidad que, de alguna manera, llegó a la sociedad. Por ello, tanto la monarquía, como la religión o las instituciones fueron sacudidas. Por otra parte, en la época de Luis XIV, es decir, hacia 1700, Francia tuvo el inicio de una crisis y en 1709 el hambre fue enorme. Por lo tanto, la ruptura entre la sociedad y las instituciones era cada vez mayor, generando un ambiente especial.
Con Luis XV este ambiente se acentuó. El rey murió en 1774. Durante su reinado los intelectuales cortaron los lazos y relaciones con las universidades y las academias oficiales y los científicos y filósofos o literatos empezaron a reunirse en diversas salas de París. En estas salas se debatieron y pusieron nuevas formas de razón, naturaleza y pensamiento. Por otra parte, el XVIII. Desde principios del siglo XX la corte tuvo una influencia cada vez menor en los pensadores, ya que los jesuitas dominaron esta corte. Los intelectuales buscaron otras salidas y una de ellas, aunque sorprendentemente, fue la opinión pública. Por tanto, en esas salas se daban los pasos de la razón y la luz, y a través de ellas se sentaban las bases de la Revolución.
Junto a todo ello, el número de publicaciones y las revistas y folletos tuvieron un gran impulso. Los folletos eran muy importantes y la mayoría sufrieron una censura. Para evitar la censura salían en Holanda y luego pasaban por contrabando a Francia. En esas obras se reivindicaba que todos los seres humanos nacen igual, que la soberanía está en el pueblo, que la razón es insignificante y que ninguna autoridad tiene derecho a ir en contra de la ley de la naturaleza. En cuanto a la Historia de la Ciencia, el trabajo Encyclopédie debe situarse en ese ambiente.
Los primeros pasos de este trabajo se dieron en 1745, cuando varios escritores decidieron traducir al francés la Cyclopaedia inglesa de Chambers. A pesar de no haber realizado este trabajo, el 3 de mayo de 1746 fue un estímulo para anunciar la salida de la Encyclopédie, ou Dictionnaire universel des Arts et des Sciences, traduit des Dictionnaires anglais de Chambers et de Harris, avec des additions. Por lo tanto, el proyecto no era una mera traducción. Había muchos suscriptores, más de mil. Tras grandes incidencias, el 28 de junio de 1751 el primer número vio la luz. Este número fue muy bien recibido por la gente, pero un trabajo sobre teología provocó un gran conflicto y en febrero de 1752, mediante decreto, los dos primeros números quedaron ilegalizados.
Sin embargo, el trabajo avanzó y por encima de todos los conflictos llegó hasta 1759. Ese año el Parlamento parisino condenó a la Encyclopédie. El reparto de los siete ejemplares editados quedó prohibido y los libros iban a calcinar. Ese mismo año Roma también condenó esta obra. Pero en vano. A partir de 1762 las publicaciones se realizaron sin ningún tipo de impedimento y en enero de 1766 Voltaire anunció los diez últimos números de la Encyclopédie. Por lo tanto, y en definitiva, para la publicación de este trabajo, a pesar de ser uno de los grandes hitos de la historia de la civilización, se produjeron enormes vaivenes.
Es realmente difícil hacer una clasificación lógica de todos los descubrimientos que Encyclopédie quería tratar. Con esta barrera también se encontraron los enciclopediistas. En la primera parte de su Discours préliminaire, D’Alembert nos indica el doble objetivo de la obra: proporcionar un desarrollo ordenado del conocimiento como enciclopedia y clarificar los principios generales en los que se sustentan las ciencias y las artes como el diccionario (Dictionnaire). Antes de que D’Alembert comience a expresar estos conocimientos, nos dice que es fácil darse cuenta de que las ciencias y las artes se apoyan mutuamente y que entre ellas hay una cadena. Pero, una vez dicho esto, nos va a mostrar las dificultades del proyecto.
El primer tema del esquema de la enciclopedia son las matemáticas. En él se escribieron muchos artículos sobre geometría, aritmética y combinatoria. En el campo de la física, tanto las bases de la dinámica como de la mecánica ocupan un lugar especial y tienen especial importancia el trabajo sobre el peso y el movimiento solicitado a Fromey, así como el de fricción de Necker. Astronomía, óptica, electricidad… todos los temas tendrán su lugar.
Siguiendo el orden del esquema, a continuación se presenta la historia natural, en la que destacan la metalurgia, la mineralogía y la química. La medicina tampoco quedó al margen.
Un aspecto común de gran importancia para todos los trabajos es el de explicar en casi todos los artículos el desarrollo histórico del conocimiento correspondiente a cada uno de ellos, siguiendo con esa síntesis histórica. Pero estas síntesis no eran sólo obras eruditas. Al contrario, siempre están hechos desde una perspectiva crítica.
La Encyclopédie, compuesta por diecisiete textos y once imágenes, fue un trabajo en equipo para dar respuesta al momento histórico. En ese momento se cuestionaban los conocimientos tradicionales y se percibía la necesidad de una síntesis crítica. En su elaboración aparecieron grandes problemas ajenos a él. Pero estos problemas fueron de alguna manera impactantes para dar continuidad al trabajo y luchar contra el dogmatismo.
En los autores hay que mencionar a Diderot, quien finalmente asumió la dirección. Defendió las verdades científicas por encima de todas las opiniones. Si bien desde el punto de vista actual se detectan lagunas notables, la mayor importancia de este trabajo es su carácter cualitativo, es decir, su apertura a todos los ámbitos del conocimiento sin ningún tipo de prejuicio. Como consecuencia de ello, la Enciclopedia significaba cambiar el espíritu de un estado (Francia), es decir, la ruptura con el mundo antiguo. Él ofrecía nuevas posibilidades científicas, técnicas, económicas y políticas. De este modo, se incorporó a los triunfos revolucionarios de las enciclopedistas y la historia dice que la revolución fue considerada como una consecuencia política de su ideología.
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