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El canto de las ranas se está cerrando

2000/06/11 Carton Virto, Eider - Elhuyar Zientzia

Dicen que los anfibios del planeta están en una situación crítica. En la última década se han identificado más de 200 especies en vías de extinción y se sospecha que han desaparecido algunas de ellas. Pero lo peor no es que se haya comprobado que los anfibios están en peligro, sino que el proceso de extinción se está produciendo en zonas protegidas, lejos de las fuentes de contaminación. A pesar de que no todos los anfibios se encuentran en peligro, el hecho de que se produzcan en las zonas naturales mejor protegidas por la extinción ha sorprendido a los investigadores.

Hace mucho tiempo que los anfibios viven en la Tierra. Son animales tematizados que llevan aquí 300 millones de años intentando sobrevivir. La actual es la mayor y más rápida extinción que han sufrido, y aunque en general es difícil hablar, las zonas de riesgo son regiones templadas de gran altitud y zonas tropicales. Las mayores pérdidas de población se han registrado en Costa Rica, Panamá, Venezuela, Australia, Estados Unidos y Canadá. La destrucción es más espectacular que en los anfibios que tienen una vida orientada al agua.

En un congreso celebrado en Inglaterra en 1989 se dio a conocer por primera vez la extinción masiva de anfibios. El diálogo informal entre los participantes dejó claro que algo estaba equivocado. Y es que el bosque nublado de Costa Rica, la selva pluvial tropical del este de Australia y las ranas que vivían en las montañas orientales de Brasil, de repente y al mismo tiempo, presentaban enormes pérdidas de población no podían ser fruto de la casualidad. Las investigaciones llevadas a cabo en los próximos años confirmaron las sospechas aparecidas en la reunión inglesa y los investigadores comenzaron rápidamente a buscar respuestas.

Estudios internacionales

Aunque los primeros sonidos sobre la extinción masiva se escucharon a finales de los 80, la propia extinción comenzó antes. El pasado mes de abril se publicó en la revista científica Nature que los anfibios están desapareciendo desde los años 50. 200 investigadores de 37 países han analizado 936 poblaciones de anfibios entre 2 y 31 años. En total se han investigado 157 especies de sapos, ranas, tritones y arrabio. Al ser la muestra más grande de la historia puede comprobar la caducidad mundial de los anfibios. La conclusión del informe es clara: los anfibios están desapareciendo en todo el mundo y con mucha rapidez. Durante el estudio se han perdido 61 poblaciones para siempre.

Las poblaciones de anfibios han disminuido en los últimos 40 años entre un 4 y un 5% anual. La época más dura se remonta a los años 60: Entre 1960 y 1966 se perdió el 15% anual de las poblaciones y desde entonces hasta 1997 se redujo el 2% anual. Tras el descalabro de los años 60, las poblaciones de anfibios europeos se estabilizaron, pero no así las de América y Australia. Es más, los investigadores consideran un desastre lo ocurrido allí.

La pregunta imprescindible es inmediata. ¿Por qué? ¿Por qué mueren los anfibios de las cuatro partes del mundo? ¿Cómo todos a la vez? Algunas catástrofes ecológicas tienen fuentes fácilmente identificables como los vertidos de petróleo o los vertidos de residuos de las minas. Pero en el caso de los anfibios, la caducidad tiene muchas y complejas razones. ¿Son responsables la contaminación y la pérdida de hábitat? No parece que las extinciones se produzcan en parques naturales y zonas protegidas. ¿Los anfibios son destruidos por depredadores traídos por el hombre? Tampoco eso, porque en esos casos todas las especies desaparecen al mismo tiempo.

Enfermedades

Por cualquier motivo, ha capturado un montón de hábitats dispersos por todos los continentes. Por ello, la primera conclusión es que si se trata de una extinción a nivel mundial, el agente debe ser necesariamente global. Los biólogos han tenido varias hipótesis: aumento de la radiación ultravioleta recibida por los anfibios debido al adelgazamiento de la capa de ozono, lluvia ácida, pesticidas y herbicidas... Pero la hipótesis más poderosa es la epidemia.

La enfermedad se debe a un hongo que se ha encontrado en los cuerpos de las ranas recogidas en Estados Unidos, Australia, Costa Rica y Panamá. Este hongo nunca ha enfermado a los vertebrados, hasta ahora.

Aunque ya se han encontrado otras bacterias, hongos y virus que atacan las ranas y los arrabios, esta es la primera vez que se ha producido esta masacre. Como el hongo suele aparecer en medios acuáticos, la hipótesis de la epidemia también indica un mayor grado de afección a los anfibios que habitan en el agua.

Todas las personas que estudian la extinción de anfibios están cada vez más seguras de matar a los animales con el citado hongo. Inevitablemente, la siguiente pregunta es: ¿por qué se ha convertido en un asesino perverso un hongo que sólo atacaba a ranas de vez en cuando? Entre las posibles causas se menciona la mutación sufrida por el hongo o la infección por algún virus, y también se está investigando si el sistema inmunológico de los anfibios se ha debilitado.

En zonas donde se han producido muertes masivas de animales, se han encontrado concentraciones elevadas de compuestos químicos tóxicos procedentes de pesticidas y radiaciones ultravioletas de alta intensidad. Se considera que estos dos factores han debilitado a los anfibios y por ello se han vuelto más vulnerables a los ataques del hongo. Sin embargo, es el camino de ida y vuelta. Es posible que los cambios en el Medio Ambiente hayan debilitado a los anfibios, pero ese mismo cambio ambiental ha fortalecido el hongo. O ambas a la vez.

Por causas, los anfibios de todo el mundo están muriendo. Serán necesarias más investigaciones y más rigurosas si se quieren consolidar bien los factores del desastre y dominar el desastre. Mientras tanto, el riesgo sigue ahí. ¿El hongo ha atacado ya el más duro? ¿Se limita únicamente a los anfibios de las grandes altitudes? En la década de los 80, el hongo que mató a las ranas orientales australianas mató el año pasado varias ranas del suroeste. Para ello ha tenido que viajar por un desierto seco y largas distancias. Pero, ¿cómo ha pasado el hongo que habita en el agua el desierto? No sólo en Australia, sino también en regiones de pequeñas altitudes americanas.

En general, poco se conoce el estado de conservación de las 4.500 especies de anfibios que habitan en la naturaleza y tampoco se han recogido datos sobre las ranas africanas. Todavía queda por conocer el cambio que ha provocado una destrucción masiva del medio ambiente. Pero, ¿no son los anfibios los canarios de la naturaleza?

Indicadores de salud ambiental

Los anfibios son parte importante de la balanza ecológica: En el norte de la Amazonia se han encontrado más de 80 especies, el doble que en toda Europa, en zonas muy concretas.

En algunos lugares, sobre todo en zonas templadas, los anfibios son presas apreciadas y a la vez excelentes depredadores. De la superficie de los anfibios se pueden extraer sustancias útiles en la medicina. Es más, es un campo de investigación muy interesante.

En Australia existe una ranita blanca que controla las plagas de mosquito. En Euskal Herria también tenemos nuestra rana especial, la rana meridional. Esta rana no está enferma (al menos) pero sí está en peligro de extinción.

Sólo vive en el monte Mendizorrotz, delimitado por Orio, Usurbil y Donostia, y su entorno ha cambiado. Los ecologistas temen que se adapten y se lleven a los embalses artificiales desde los embalses naturales en los que vivía. Si antes no había problemas para conservar esta rana, sólo falta que apareciera la enfermedad. La actividad humana está transformando el medio ambiente y la pérdida de biodiversidad que estamos observando es consecuencia directa de esa transformación.

Al cambiar el medio ambiente para nuestro aprovechamiento, destruimos los hábitats de la vida silvestre y ponemos la vida salvaje en vías de extinción. Pero también se están produciendo cambios más lentos (adelgazamiento de la capa de ozono, cambio climático...) y se desconocen sus efectos.

La angustia que están sufriendo los anfibios puede ser una forma de responder a todos estos cambios agudos. Por todo ello, hay que tener muy en cuenta esta rápida desaparición de anfibios.

Publicado en el suplemento Natura de Gara

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