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Aviones: Época de supersónicos

2000/03/19 Kortabarria Olabarria, Beñardo - Elhuyar Zientzia

Hace unos años, no mucho, sólo acudían ricos a las vacaciones. Posteriormente, se ha extendido la costumbre de pasar las vacaciones fuera de la localidad o ciudad después de trabajar durante casi todo el año. En un principio, sin embargo, la mayoría de las personas se desplazaban bastante cerca de casa, mientras que últimamente, a pesar de tener entre 3 y 4 días festivos, muchas veces se eligen lugares lejanos. La evolución de la industria aeronáutica ha tenido mucho que ver con ello.

Cada vez más pasajeros, más aviones, más competencia entre compañías de vuelo… por lo tanto, cada vez más viajes más baratos y rápidos. Como consecuencia, año tras año se rompen los récords de circulación de los aviones. Sin embargo, parece que los aviones actuales han llegado a la frontera, no pueden ser más cómodos y rápidos. Por ello, la investigación en aviación supersónica se ha recuperado. ¿Qué más se puede pedir a los aviones actuales si no hay más velocidad y más seguridad?

Las empresas aeronáuticas están trabajando en ello, pero se han encontrado con grandes inversiones económicas, quizás excesivas para las empresas privadas. En el primer vagón de esta línea de investigación se encuentran Europa y Estados Unidos. Nadie quiere perder el tren. De hecho, el primero que obtenga buenos resultados, además de tecnología de alto nivel, se hace con el mercado de aviones de pasajeros.

El futuro será el avión más supersónico. Sin embargo, el camino no es fácil. Estos aviones deberán ser rápidos, eficientes, seguros y, sobre todo, no dañen el medio ambiente. El avión supersónico para pasajeros en Europa, Concorde, ha fallado en esta última obligación. Y, entre otras cosas, por eso no ha podido dar el salto a otros mercados. La tecnología actual, sin embargo, es capaz de corregir los errores del Concorde, contaminación atmosférica y acústica. Sólo falta ponerlo en marcha.

Intenciones de Estados Unidos

El cielo y la tecnología del cielo han sido hasta ahora los más estadounidenses. Boeing, McDonnel Douglas, Lockhed Martin, etc. son líderes de la aviación. Asimismo, las compañías de vuelo americanas son las más poderosas del mundo, las que más pasajeros transportan cada año. Pero a ellos también les ha empezado a competir. ¿Un ejemplo? Airbus Europeo.

Ante esta situación, los estadounidenses se orientaron hacia el futuro y comenzaron a investigar sobre aviones supersónicos. Nuevas estructuras y materiales, diseños innovadores, sistemas de propulsión que no dañen el medio ambiente… estuvieron presentes en la agenda diaria de investigadores estadounidenses. El día de su desarrollo no habrá impedimento para iniciar la construcción del propio avión. Entra NASA. La agencia espacial puso en marcha en 1990 el programa HSR (High Speed Research). El objetivo del programa es investigar para construir un avión supersónico.

La NASA encargó a las empresas Boeing y McDonnell Douglas un estudio sobre la demanda del servicio de aviones supersónicos para pasajeros. Los resultados del informe fueron excelentes, con un incremento de viajeros transoceánicos superior al 200%. Esto significa que entre 2005 y 2015 existiría un mercado para más de 500 aviones supersónicos. Pero el informe también clarificaba más: se generaría demanda, pero si los aviones no estropearan la atmósfera, si resultaran poco ruidosos, y fueran similares a los aviones subsónicos de última generación.

Una vez conocidos los resultados del informe, el programa HSR se aceleró. Boeing y McDonnell Douglas trabajaron en diseños aerodinámicos de aviones capaces de mover 300 pasajeros a una velocidad de Mach 2,4 veces de sonido. Paralelamente, otras empresas se embarcaron en el desarrollo de motores con el objetivo de no dañar la potencia y el medio ambiente.

El programa contempla la construcción de los primeros prototipos para el año 2001 y los primeros vuelos para el año 2005. Sin embargo, parece que la cuestión se ha enfriado. El presupuesto de la NASA para la investigación aeronáutica se redujo considerablemente el año pasado y ahora nadie sabe cuándo Estados Unidos estará dispuesto al avión supersónico de pasajeros. Se mantienen los objetivos tecnológicos pero no se sabe si se van a llevar a la práctica.

¿Y en Europa qué?

A la vista de los esfuerzos estadounidenses, Europa también trabaja en el campo de los aviones supersónicos. Quizás con más razón, porque cada vez se ve más claro que el Concorde no tendrá éxito. El Concorde también ha sido acotado en 2010. Siendo el primer avión supersónico de pasajeros, el diseño del Concorde no fue muy valiente, por eso es pesado y caro. El mantenimiento concorde es cuatro veces más caro que el Boeing 747.

Varias empresas europeas colaboran en el programa ESRP (European Supersonik Research Program): Rolls-Royce, Aerospatiale, Daimler-benz, Aerospace, British Aerospace, SNECMA, etc. El proyecto que han trabajado entre todas estas empresas se parece mucho al proyecto estadounidense: Capacidad para 250 pasajeros y velocidad de Mach 2. El inconveniente es que la tecnología es demasiado cara y todavía no está entre las prioridades de los países europeos.

Todavía no está claro si habrá dinero suficiente para financiar este tipo de proyectos, pero todo apunta a que el futuro de los aviones para pasajeros es un apellido supersónico. Si avanzamos en ese camino, además, también hay que empezar a pensar en un futuro supersónico. Algunos ya han empezado a pensar en ello, como el avión estadounidense X-30 NASP, pero lo cierto es que todavía no se ha cumplido el primer paso. Pero no es ciencia ficción, es cuestión de tiempo.

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