Corredor que se olvida
2009/10/10 Arakistain Aizpiri, Lorea - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa
Siendo un niño pequeño de dieciséis meses, sufrió una lesión cerebral que pasó desapercibida. Las consecuencias aparecieron a los treinta años, en el tercer embarazo. Empezó a sufrir ataques epilépticos, cuatro o cinco por semana. Tras una carrera médica, y tras muchas vueltas, Diane Van Deren se propuso cortar el problema de raíz y se lleva la esperanza. De esta forma se le quitaron parte del lóbulo temporal del cerebro izquierdo. Las crisis desaparecieron, pero no sólo. También desaparecieron algunas de las capacidades necesarias en la vida cotidiana.
Desde la intervención no tiene capacidad de orientación, le cuesta mucho memorizar las cosas, le resulta difícil organizar las tareas y ha perdido gran parte de su capacidad de apropiación espacial y temporal. La falta de conciencia del espacio y del tiempo corre en cualquier lugar, pero también la capacidad de correr como nadie.
Espacio y tiempo
El espacio y el tiempo, independientemente de la cultura, son percibidos de forma similar por todos los seres humanos. Así lo explica el catedrático de psiquiatría Julio Vallejo Ruiloba en su libro Introducción a la psicopatología y la psiquatría: "La percepción del espacio y del tiempo no es uniforme en todos los seres humanos. Sin embargo, hay elementos que en el ser humano no tienen variación en la percepción del espacio, el tiempo, las formas y los colores. Por ejemplo, la orientación al cuerpo es universal y su correcto funcionamiento depende de determinadas zonas del cerebro".
Mientras vive, el hombre llena el espacio y come el tiempo. Todas las actividades humanas están ligadas a estos dos parámetros. Por supuesto, cuando el funcionamiento del cerebro es correcto. En el caso de Diane, su neurofisiólogo, Don Greber, ha afirmado en el New York Times que no tomar conciencia del tiempo que pasa o del espacio que ocupa "le ayuda cuando corre, porque no se preocupa por la lejanía de la meta, pero no le ayuda en ninguna otra cosa".
Gracias a su propia capacidad física y enfermedad, el atleta estadounidense ganó el ultramaratón del Ártico de Yukon, una carrera de 688 kilómetros en nieve cada dos años.
Para ser el mejor del mundo, entrena horas y horas en las Montañas Rocosas de Colorado sin conocer los límites de la percepción del tiempo y del espacio. Tener todos los kilómetros recorridos en la cabeza o no poder descabezar lo que falta para llegar a la meta es una gran barrera para los deportistas, que aumenta la sensación de cansancio muscular.
La fatiga es una debilidad provocada por la actividad excesiva, pero también una sensación subjetiva de falta de energía. La cabeza es un gran enemigo para quien realiza esfuerzo físico. Incluso fuera de Elite, cuando corremos, cada uno utiliza sus trucos para olvidarse: disfrutar del paisaje, hablar con su amigo, escuchar música, trabajar la concentración… Pero Dian no lo necesita. Según Greber, "puede correr horas y horas sin recordar el tiempo que ha corrido". Eso sí: si no lo conocen durante veinticuatro horas, los familiares tienen la orden de pedir ayuda.
Publicado en Ortzadar
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