}

En un ambiente festivo mirando al cielo

2006/07/30 Rementeria Argote, Nagore - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

El verano es una buena época para estar de noche mirando al cielo. Templada y con menos prisas para dormir. Aprovechando esta calma, merece la pena dedicar un poco de atención a los que están expuestos en el cielo. Ponernos de cara a las estrellas y, quizás, a más de uno se le despierte el hilo astronómico.
El verano es un buen momento para aprovechar las salidas al monte para observar las estrellas.

Para ver el cielo en su grandeza no hace falta ir muy lejos: Quedados en el País Vasco o sin ir muy lejos, la ribera navarra y la zona de la Rioja son los lugares idóneos para observar el cielo. Se trata de zonas de baja humedad, con una atmósfera relativamente estable, lo que reduce el efecto filtro de la atmósfera. Lo mejor es elegir un pequeño pueblo. En general, los lugares más adecuados son los lugares alejados de las ciudades, alejados de la influencia de la luz artificial.

Para empezar, conviene mencionar la luz más grande del cielo de la noche: La Luna. La luna llena será el 9 de agosto. Sin embargo, si se quiere observar la propia Luna, los mejores son los cuartos, es decir, el Creciente (día 2, esta misma semana) y el Cuarto Menguante (día 16).

La Luna, como hemos dicho, hace mucha luz, y por lo tanto, si queremos observar el resto de los que hay en el cielo, es mejor una noche sin Luna. Ilberri ha estado presente esta misma semana pasada, por lo que no es un buen momento para tumbarse al cielo con una hamaca.

¡Vaya Scorpius!

Para disfrutar del cielo estrellado por la noche no hace falta mucho, sólo que los ojos y el tiempo estén acompañados. Si se quiere hacer una observación más atenta, identificando los objetos que hay en el cielo, etc., serán de gran ayuda algunos prismáticos y un planetario del cielo (actualmente en Internet también hay mapas diarios).

El cielo está lleno de estrellas, algunas son visibles a simple vista y otras requieren más atención y un telescopio o, en su defecto, unos prismáticos.

Al Sur, sobre el horizonte (si algún monte no lo impide) se ve Scorpius. El Escorpio es una de las constelaciones del zodiaco, lo que significa que se encuentra en el camino que recorre el Sol a lo largo del año, y tiene forma de escorpión. Cuatro estrellas forman la cabeza (tres de ellas bastante brillantes) y la cola primero se inclina hacia abajo y luego asciende.

Conocida la situación de Scorpius, se puede observar la Vía Láctea, ya que esta constelación pasa a la altura de la Vía Láctea. Mirar la Vía Láctea es mirar hacia el centro de nuestra galaxia, por lo que es un gran conjunto de objetos. El prismático antes mencionado servirá para diferenciar algunas de ellas.

Bajo el Escorpio de referencia se pueden ver tres estrellas de diferentes colores, una blanca y otra roja y otra azul.

Estrellas fugaces

Las luces de la ciudad no nos permiten ver las luces del cielo, por lo que mejor alejarnos de las grandes ciudades para observar con creces las estrellas.

En verano también hay estrellas fugaces. Si se está atento, se ven estrellas que van de un lado a otro. Bueno, no son estrellas reales, aunque las llamemos estrellas fugaces o estrellas palomas, sino partículas de polvo chocadas contra la atmósfera, llamadas Perseidas. A mediados de mes son los más abundantes. Según los astrónomos, se moverán a gran velocidad (59 km/s) y dejarán una huella larga y brillante.

Existe la costumbre de pedir un deseo al ver una estrella fugaz. El verano también es hora de mirar y soñar las estrellas.

Publicado en 7K.