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Al espacio en el peletón

2008/10/05 Arakistain Aizpiri, Lorea - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

Tardigrado

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diminuto bicho de ocho patas

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no es un astronauta cualquiera. Sin ningún tipo de protección, en el peletón, recorre el espacio vacío y vuelve a la Tierra de buen pie. Este experimento no es recomendable para el ser humano. No, hay películas que demuestran que estaríamos reventando porque no es cierto que el hombre no explote en el espacio, pero sí que no sobrevivíamos más de dos minutos. ¿Es un experimento absurdo? Sí, con esto de radioterapia y, por lo tanto, por una vía de recuperación del cáncer si no actuáramos.

El ser humano necesita protección para sobrevivir en el espacio
ANDÉN

Nuestro héroe, el tardigrado, más conocido como oso de agua, vive en un liquen húmedo o musgo. Si sale de su entorno, se detiene toda la actividad biológica y se espera el regreso a su entorno. En este estado de sueño es capaz de soportar el calor, el frío y la radiación del espacio.

El viaje al espacio se realizó en septiembre de 2007 en la nave espacial FOTON-M3 de la Agencia Espacial Europea. En el espacio vacío, casi todos los animales fueron expuestos a los rayos cósmicos. Y algunos incluso el nivel de radiación UV letal. En el estado de hibernación consiguieron mantener la estructura celular hasta volver al agua. En el estudio realizado al regreso a la Tierra, los científicos esperaban que el material genético de las células estuviera dolido, pero no estaba así.

El hombre no aguantaría

Cualquier otro ser no lo soportaría, debería estar protegido para sobrevivir en el espacio, el traje de los astronautas. Sin embargo, contra la opinión de algunos guionistas de cine, el resultado de salir desnudo al espacio no es espectacular. En Total recall, a Arnold Schwazernegger le salen los ojos de su sitio, mientras que en Outland los astronautas explotan la cabeza. Esto no ocurriría.

Si el hombre saliera desnudo al espacio, la radiación y el frío serían insostenibles. Pero, sobre todo, le haría daño la falta de presión. En primer lugar, el aire de los pulmones saldría de repente; si se respira, los pulmones estarían. Los tímpanos estarían reventados y el cuerpo se hincharía hasta alcanzar el doble de volumen, pero no se explotaría. Sin embargo, no se daría cuenta, ya que por falta de oxígeno perdería el conocimiento y moriría ahogado durante dos minutos. Y también sufriría más daños. Pero... en un descuido, en un accidente, si esto ocurre, no todo está perdido: en pocos segundos volvería a recuperarse, probablemente.

Esta imagen del tardigrado está tomada en el río Arabiaga, en Soria. (Antonio Guillén. Proyecto Agua)

Algo parecido le pasó a un empleado de la NASA. Según informó la propia NASA, en 1965, en su centro espacial Johnson, se estaba midiendo la resistencia de los trajes. Para imitar el estado del espacio, se extraen moléculas hasta la medida detectable y se forma vacío. Un trabajador quedó atrapado en una de estas cámaras de vacío. En quince segundos perdió el conocimiento y lo último que recuerda es que hierve el txistu de la boca. A los veinte segundos, al comenzar a subir la presión de la cámara, recuperó la conciencia. El accidente no le dejó consecuencias.

Combatir la radiación

Si el accidente se hubiera producido en el espacio en lugar de en una cámara, tendría consecuencias. A pesar de retirarse a tiempo y recuperarse de los daños a la presión, los daños provocados por la radiación de rayos UV no tendrían vuelta. Sufriría quemaduras graves en todo el cuerpo.

En Total recall, los ojos de Arnold Schwazernegger salen de su sitio

Sin embargo, los osos de agua que viajaron al espacio no tenían restos de quemaduras. Los científicos no creen que la radiación no dañara el ADN y creen que estos pequeños astronautas fueron capaces de remediarlo. Si fuera así, sería una oportunidad para mejorar la radioterapia utilizada en el tratamiento contra el cáncer. En los tratamientos actuales, la radioterapia también afecta a las células sanas.

Si se demostrase la presencia de moléculas especiales que afectan a la reparación del ADN, éstas podrían suponer un gran avance en la radioterapia.

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