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¡Ríe, corazón!

2005/05/15 Rementeria Argote, Nagore - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

Quien se ríe tranquilo y fuerte no tiene mucho dolor, probablemente tiene buena salud, y por el contrario, quien está enfermo tiene poco ganas de reírse. Pero si sirviera para curar las enfermedades, ¿nos reiríamos más? Si esta cuestión te da risa, no vamos por el mal camino.
El ser humano es el único animal con humor y que sabe reírse: es un indicador de inteligencia.

Reír es agradable, hace que se sienta bien: calma el cuerpo y aclara las ganas. Sólo para decir que la risa es buena para la salud. Pero la influencia de la risa va más allá del placer y del bienestar. Se ha comprobado que reduce el riesgo de sufrir un infarto o infarto.

Las primeras pruebas fueron empíricas, es decir, basadas en la observación. Recopilados los datos, se observó que los que más risas hacían tenían menos males del corazón. Desde hace unos cinco años, la investigación que une la risa con las enfermedades del corazón ha cobrado fuerza.

Intentando resolver el misterio de la risa

Por lo tanto, se observó que podía existir una relación entre la risa y las enfermedades del corazón, lo que provocó la curiosidad de los investigadores. Así, intentan averiguar cuál es el mecanismo que une la risa y el corazón dentro del cuerpo. Es decir, se trata de conocer con precisión los efectos fisiológicos de la risa, los mecanismos que se dan para beneficiar a la salud.

Los niños ríen y carcajan mucho más que los adultos.

En este sentido, una reciente investigación ha dado un primer paso en la clarificación del porqué de esta vinculación. Según este estudio, los vasos sanguíneos se recuperan más fácilmente al reírse que al pasar un aprieto. Hay que tener en cuenta que muchas enfermedades del corazón se basan en la degeneración de los vasos sanguíneos: a medida que se pierden la flexibilidad y se hacen más rígidos, el corazón debe trabajar más para distribuir la sangre a todo el cuerpo, de ahí los problemas.

La combustión del tabaco y el consumo de alimentos grasos, entre otros factores, endurecen los vasos sanguíneos, por lo que las enfermedades cardiacas se deben principalmente al tabaco y a la dieta grasa. Junto a ellos, por supuesto, hay otros agentes que son más difíciles de controlar, como la propia vejez. No obstante, es necesario mantener los vasos sanos y jóvenes para reducir el riesgo de padecer enfermedades cardiacas.

Pues bien, las risas mantienen los vasos sanos. Esta conexión se ha visto realizada a través de una herramienta de ultrasonidos que ha medido el diámetro de las arterias del brazo. El diámetro de las arterias disminuye cuando se aceleran los latidos del corazón, como por ejemplo al hacer deporte, al reírse o al haber estado asustado o estresado. Así, la sangre llega rápidamente a todos los músculos del cuerpo.

Una vez finalizada esta situación anormal, el cuerpo se relaja y las arterias se recuperan. La capacidad de retorno de los vasos sanguíneos al diámetro normal es un indicador de la salud del aparato circulatorio. Por ello, han medido el tiempo que tarda en recuperarse las arterias del brazo tras varias situaciones.

Osasuna prefiere películas cómicas

Al elegir una película o un libro, que sea de risas, el corazón lo agradecerá.

Para la investigación utilizaron personas sanas: diez hombres y diez mujeres sin enfermedades del corazón. Y utilizaron películas para reír y para pasar momentos duros: películas cómicas como There’s something about Mary, y películas con imágenes de guerra y otras escenas duras como Saving private Ryan.

No es una cuestión de broma, los resultados así lo demuestran: una vez ríe, la arteria braquial se recuperó un 22% más rápido de lo normal, es decir, a su diámetro normal, mientras que tras una situación preocupante, le costó un 35% más de lo normal.

Por lo tanto, está claro que para la salud es mucho mejor ver una película que provoca crudas risas que ver a una de las que te pone a matar los miedos. Y dejando a un lado las películas y volviendo a la vida cotidiana, lo mismo: está claro que el estrés no es de buena parte, y que las preocupaciones contraen no sólo las arterias sino también la vida. Es decir, es mejor reír hasta el punto de que explotan las risas antes que ponerlas a hervir.

¿Hay algo mejor entre tus amigos que una buena sesión de risas, hasta que no se cansen los músculos de la cara, hasta que te recuerda que tienes abdominales contraídos? Poco. El placer que esto genera debería ser suficiente para que los médicos, además de los medicamentos tradicionales, recetaran una dosis de risa muy mala a los enfermos, y también a los que no lo están.

Vivir demasiado en serio no beneficia la salud: ni al corazón, ni a la cabeza.

Por un lado, se ha comprobado que la risa reduce las enfermedades cardiovasculares, pero también hay que tener en cuenta que las personas que padecen enfermedades cardiovasculares ríen menos, y es especialmente recomendable para estas personas como ejercicio.

Además, la risa no sólo mejora la circulación de la sangre, sino que también mejora la cabeza; de alguna manera aligera. Por ejemplo, las personas depresivas tienen menos actividad en las zonas del cerebro donde se sitúa el humor. El humor y la risa son, por tanto, un medicamento perfecto para la salud corporal y mental: rico, agradable... está donde esté, es de gusto y económico para todos. ¡Vamos a reír!

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