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ADN: ética a cambio de secretos

2003/02/27 Roa Zubia, Guillermo - Elhuyar Zientzia

Es la molécula del ADN vivo. Guarda los secretos de los vivos, de cualquier persona. En los últimos años, uno de estos seres vivos ha entendido esta idea y quiere conocer sus secretos. Quiere leerlos en el ADN. Pero el precio de acceso a esta información deberá pagarse por cuestiones éticas.

Ese ser vivo, el ser humano, no retrocede.

Al principio, en los experimentos realizados con guisantes, descubrió las leyes básicas de la herencia; luego, mirando a la célula, descubrió que la información de la vida estaba almacenada en ella. Exploró la célula y llegó hasta las moléculas. Tardó unos cien años en desentrañar la maquinaria de la vida, inventando cromosomas, genes, proteínas, ADN y otras palabras para describir este fascinante descubrimiento. Después aprendió a leer el ADN y empezó a hacerlo.

Este estudio puso de manifiesto muchas preguntas peligrosas. Por ejemplo, ¿qué ocurre cuando cambia la información de la vida? Ya existe la posibilidad de modificar esta información. No es difícil. La naturaleza lo hace constantemente. Y estos cambios son, además, la base de la evolución.

Sin embargo, la naturaleza a veces realiza alteraciones perjudiciales. El hombre así lo cree.

Por ejemplo, en algunas islas de Micronesia se produjo una curiosa historia: un cambio provocó que algunas de ellas comenzaran a verse en blanco y negro. No podían ver colores. Perdieron por completo. Además, un tifón mató a muchos de los que veían en colores. La situación era grave, pero avanzaron; con el paso de los años nacieron niños que sólo veían en blanco y negro, por lo que se consideró normal esta forma de ver. Tuvieron que aprender a diferenciar bien los grises.

El hombre occidental creía que era un error de la naturaleza y descubrió el origen de ese error. No sólo identificó el cromosoma y el gen erróneo, sino que también inventó la vía de reparación.

El error se podía subsanar y así lo propusieron a la gente que vivía en estas islas de la Micronesia. La gente lo veía en blanco y negro, sin embargo, no quería. ¿Había que repararlo? ¿Había que destruir la cultura en blanco y negro? ¿Por qué los colores eran mejores que el blanco y negro? El ser humano debe decidir cuál es la respuesta a estas preguntas, pero cuando decimos ser humano debemos saber sobre el hombre occidental, sobre el de la Micronesia o sobre el que hablamos.

Está claro que una simple modificación del ADN podría provocar problemas éticos perversos. ¿Qué ocurre entonces cuando el cambio es complejo?

Hemos elegido intencionadamente un ejemplo sencillo, pero también podemos reflexionar sobre la clonación, los alimentos transgénicos o el conocimiento de todo el genoma.

No es fácil descubrir los secretos.

Artículo de opinión preparado para Herri Irraria.

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