Pisadas más profundas que los dinosaurios
2002/11/10 Carton Virto, Eider - Elhuyar Zientzia
La organización ecologista estadounidense Wildlife Conservation Society ha representado en un mapa la influencia del hombre en todas las zonas de la Tierra. No han tenido en cuenta el mar, ni muchas pequeñas islas situadas en el centro de la Antártida y del océano, pero el resultado no es despreciable: los datos indican que en el 83% de la superficie terrestre hemos dejado patente nuestra huella, es decir, los bosques de Alaska, Canadá y Rusia, las altiplanicies de Mongolia y Tíbet y las extensas regiones del Amazonas en todas partes. Además, el 98% de las tierras aptas para la siembra de arroz, trigo y maíz ya están explotadas.
Desde la Revolución Industrial hasta el XX. En el siglo XX, el ser humano ha transformado la naturaleza cada vez más rápidamente. Antes de la Revolución Industrial, la capacidad de transformación de la naturaleza estaba limitada por la fuerza física humana y animal, pero hoy en día basta con un bulldozer para sustituir la fuerza de 300 caballos. Para comprender el cambio tan violento del entorno, basta con XX. mirar las fotos de principios de siglo o preguntar a los abuelos. O mirar qué tenía en su infancia cerca de casa y qué hay ahora.
Los estudios realizados en los últimos años han demostrado que asumimos el 40% de la materia orgánica generada anualmente por la tierra y el 35% de la que se produce en el mar, utilizando el 60% del agua dulce que está sobre el suelo. Así las cosas, si cada habitante de la tierra consumiera lo mismo que un norteamericano normal, harían falta cuatro planetas Tierra para abastecernos. Es cierto que los estadounidenses son los que más consumen, pero nosotros no estamos muy lejos. Pincha aquí en la dirección de internet, respondiendo a la encuesta que hay, podrás conocer cuántos planetas necesitarían 6.000 millones de personas como tú. Yo, por ejemplo, para ser sostenible debería consumir menos de la mitad.
Mapa que ha llegado de la mano de los avances tecnológicos
Hace veinte años hubiera sido imposible elaborar un mapa de este tipo, ya que, a pesar de los datos disponibles, no existía una herramienta adecuada para su gestión. Los miembros de Wildlife Conservation Society han trabajado conjuntamente con cuatro agentes: densidad de población, transformación de la tierra, infraestructuras de comunicación e infraestructuras eléctricas. Estas últimas, por ejemplo, se han podido conocer de las fotografías de la Tierra tomadas por los satélites, tomando fotos de la noche y analizando dónde estaban las luces y la intensidad de las mismas. Gracias a los satélites, la recogida de datos geográficos es ahora mucho más fácil y gracias a la informática es posible gestionarlos de forma eficiente. En este caso, se han extraído de 9 conjuntos de datos de diferentes organismos internacionales los necesarios para completar el mapa.
Se han combinado todos los agentes y puntuado entre 1 y 100. 100 para los que tenían la huella humana más profunda y 0 para los que había salbuen. A la hora de otorgar puntos, también se han tenido en cuenta las características ecológicas de cada región, ya que los mismos agentes dejan una huella diferente en los bosques de Estados Unidos y en las selvas pluviales tropicales.
100 puntos se han asignado a una única zona, la ciudad de Brownsville, en Texas, pero al margen de esta excepción, su cabeza se ha convertido en la lista de las ciudades más grandes del mundo. Nueva York, Ciudad de México, Calcuta, Beijing, Durban, Sao Paulo, Londres... aparecen entre los primeros de la lista, mientras que los últimos aparecen los bosques boreales, los desiertos de África y Australia, la tundra del Ártico y el Amazonas, regiones prácticamente deshabitadas.
Los miembros de la Wildlife Conservation Society consideran que este tipo de mapas no sólo sirven para tomar conciencia sino también para diseñar planes de gestión locales. A pesar de que los datos que han recogido son limitados y a gran escala, han considerado un buen punto de partida. De hecho, se han identificado regiones que aún son salvajes entre los pies humanos. Se han clasificado 568 emplazamientos en la lista de ‘áreas finales de la vida silvestre’, representando lo mejor posible los conjuntos de ecosistemas existentes en la tierra. Unos tienen más de 100.000 km2, otros apenas 5, pero por dónde han empezado.
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