Carlos Fernández-Jáuregui: "No es posible gestionar los recursos hídricos en función de la distribución política"
Carlos Fernández-Jáuregui: "No es posible gestionar los recursos hídricos en función de la distribución política"

Es un triple reto. En primer lugar, reunir a personal técnico a nivel internacional, así como recibir apoyo a nivel nacional. El segundo reto es alcanzar los objetivos del milenio de la Organización de las Naciones Unidas para el año 2015, y sobre todo reducir a la mitad el número de personas que no tienen acceso a agua potable o segura. Por último, el tercer reto es convertir esta oficina en un Berritzegune de las Naciones Unidas sobre el agua.
Cuando Zaragoza se convirtió en sede de la Expo, España consiguió otro elemento más para ser sede de la Oficina de la Década del Agua. En este momento, Expo y la Oficina de las Naciones Unidas tenemos previsto celebrar varios actos juntos, pero las iniciativas son diferentes: Expo tiene una duración de tres meses y la oficina tendrá una duración mucho mayor.
Creo que el tema del agua ha cambiado conceptualmente en los últimos diez años y que muchos mitos están desapareciendo. No hay escasez de agua, sino crisis en la gestión de los recursos hídricos. El problema no es la escasez, el problema es la gobernabilidad.
Hay condiciones imprescindibles. Primera: la gestión de los recursos hídricos debe realizarse con la participación de políticos, técnicos y la comunidad. Y quiero destacar a la comunidad. La Comunidad ha tenido la oportunidad de opinar, decidir e incidir en la gestión de los recursos hídricos en muy pocos lugares del mundo. Normalmente lo deciden políticos y técnicos. La segunda condición indispensable es que la gestión de los recursos hídricos se realice exclusivamente dentro de la cuenca hidrográfica o acuífero, no siendo posible que la gestión de los recursos hídricos se realice en función de la distribución política de una provincia o un Estado. Las divisiones políticas son en la mayoría de los casos arbitrarias.

La pregunta es interesante. Es importante saber que el agua no es fuente de conflicto, sino que ha sido siempre fuente de colaboración. Siempre ha habido más acuerdos que desacuerdos. Desgraciadamente, es cierto que para la prensa es mucho más fotogénico una mala noticia que un buen tejido nuevo. Estamos convencidos de que la gestión compartida de los recursos hídricos es posible y creemos que es responsabilidad de todos ver que el problema del agua es un problema de equidad y de derechos humanos.
La crisis del agua es una crisis de gobernabilidad. La mejora de los recursos hídricos de un país, provincia o autonomía pasa por el cumplimiento de cinco condiciones. Para empezar, se deben crear autoridades de agua neutrales de máximo nivel. En segundo lugar, este país debe contar con una ley moderna de recursos hídricos que incluya los avances del conocimiento, cuyo principal reto es la participación efectiva de la comunidad. Y el tercer requisito para una buena gobernabilidad es contar con recursos humanos capaces de gestionar el agua, no sólo de ingenieros de recursos hídricos, sino también de gestores: necesitamos gerentes que hayan recibido formación en materia de agua. La cuarta condición es disponer de recursos financieros adecuados para llevar a cabo acciones que reflejen las necesidades de la sociedad. La quinta condición, que también es fundamental, es la información; el acceso a la información sobre la gestión de la administración pública es un derecho de todos.
Si se cumplen estas cinco condiciones, podemos decir que un país ha alcanzado la gobernabilidad suficiente. Muchos países desarrollados no cumplen todos, mientras que en algunos países en desarrollo se cumplen todos los requisitos. Y eso demuestra que la crisis del agua no es sólo la de los países pobres, es un problema humano.
Esta respuesta no procede de las Naciones Unidas, sino de la Comunidad. Las necesidades de infraestructuras dependerán del estado de la gestión de los recursos hídricos en la CAPV. Las prioridades dependen de la comarca.
El concepto de calidad del agua es relativo. El agua debe ser segura, es decir, potable. Los ingredientes o el sabor del agua en este lugar son secundarios. Todas las aguas son buenas si cumplen las normas establecidas por la Agencia Mundial de la Salud de las Naciones Unidas.

La persona que utiliza el agua debe devolverla a su fuente original en las mismas condiciones. El concepto de que quien contamina paga no es lógico, porque quien tiene mucho dinero puede contagiarlo y pagarlo sin problemas.
A mí me enseñaron en clase que el agua era un recurso renovable e inagotable. Pero ahora vemos que es todo lo contrario: tenemos que informar a los niños que el agua es un recurso débil y fatal. Cada día tenemos menos agua de media. ¿Por qué? Por el continuo crecimiento de la población. Es decir, hay que repartir la misma cantidad de agua entre cada vez más gente. Además, la gente cada vez tiene más calidad de vida y utiliza más agua. Las consecuencias del cambio climático también están ahí: sequías cada vez mayores, inundaciones cada vez más intensas. Por lo tanto, debemos pensar que el agua ya no es un recurso natural inagotable. Pero también pensamos que el agua debe ser un derecho humano que no se puede negar a nadie porque es una fuente de vida.
Sí, así es. Este año se ha declarado el año del saneamiento, ya que no se puede permitir que cada tres segundos muera un niño en el mundo por no tener un saneamiento seguro. Eso es inaceptable. Y como oficina de “El agua como fuente de vida”, tenemos que conseguir un objetivo nada excepcional: que la mitad de esa gente tenga un saneamiento seguro.
Esto significa que las obligaciones de los países ricos para ayudar a los países pobres son muy grandes. El compromiso debe ser mucho mayor que el simple apoyo. No se puede hablar de inmigración ilegal en Europa, cuando el origen de esas inmigración es la falta de recursos en los lugares de origen. Si se fortalecen las zonas desfavorecidas, la inmigración ilegal probablemente disminuirá hasta que desaparezca. Hay elementos que nos deben hacer pensar que el tema del agua es cuestión de equidad y ética.
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