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¿La biotecnología beneficio o en detrimento de la agricultura?

2002/03/17 Mendiburu, Joana - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

De un país a otro, los consumidores ven muy diferente los cambios producidos por la biotecnología. En Estados Unidos, a diferencia de Europa, los transgénicos no son tan reparados.

No hay más que mirar a los caseríos de Euskal Herria para ver cuánto ha cambiado la agricultura en los últimos años. En la actualidad no existe una agricultura sin laboratorio en el hígado y, además, puede ser demasiado tarde para descartar las aportaciones de la biotecnología.

Las plantas genéticamente modificadas son las que se nos ocurren nada más mencionar la biotecnología, pero es mucho más que ésta. La biotecnología consiste en el uso de organismos y procesos biológicos para la fabricación y conservación de alimentos. Desde que en la década de los 50 se clarificó la naturaleza y funcionamiento de los ácidos nucleicos (ADN y ARN), se abrieron nuevas puertas de manipulación en los elementos que componen los organismos vivos. Gracias a estos descubrimientos, la biotecnología ha ido más allá de la compatibilidad sexual para lograr la ‘hibridación’.

Existen en el mercado muchas plantas modificadas genéticamente. Uno de ellos es el maíz.

En el sector agrícola (incluyendo silvicultura y pesca), las aplicaciones de la biotecnología han permitido la creación de nuevas especies que no podían formarse por vía natural, así como plantas resistentes a insectos, todas ellas plantas y animales modificados genéticamente. La clonación, es decir, los individuos con la misma información genética se utilizan cada vez más y algunos de ellos ya están patentados.

¿Para qué la biotecnología?

La biotecnología se ha utilizado para lograr objetivos contrapuestos. En primer lugar, la biotecnología ha sido una vía para mejorar la rentabilidad de la agricultura en los países desarrollados. En este sentido, el trabajo de laboratorio ha dado lugar a especies más resistentes a ciertas patologías, especies que llegan más rápido a la madurez sexual o que nunca llegan (como truchas y salmones), herbicidas y pesticidas cada vez más eficaces, alimentos complejos adaptados a cada especie, plantas adaptadas a las nuevas condiciones, etc.

Pero la biotecnología tiene otros retos. Por ejemplo, el trabajo de laboratorio pretende proteger a las especies autóctonas de los países en desarrollo, y con la intención de convertirlas en combustibles existe la idea de convertir los cereales en materia plástica. Muchos de los microorganismos utilizados para la recuperación biológica de suelos contaminados o agua también son modificados genéticamente. Está claro, por tanto, que la biotecnología es un campo con muchas vías de investigación y que muchas de sus investigaciones tienen como objetivo aplicaciones concretas.

Entre los beneficios hay expertos que afirman que la biotecnología es una vía para reducir el hambre en el mundo. Y es cierto que la biotecnología ha permitido aumentar la producción y adaptar algunas especies a las nuevas condiciones. Por ejemplo, se han desarrollado plantas que crecen en suelos ácidos (el 40% de los suelos cultivables del mundo son ácidos) o básicos (más del 25%). Pero no hay que olvidar que todas estas fórmulas mágicas se esconden en los laboratorios de los países desarrollados y, por tanto, como siempre, están en manos de unos pocos.

Según Mertxe de Renobales, profesora de la facultad de Farmacia de la UPV/EHU, "encontrar una solución a este problema es muy complejo y la solución debe ser integrada. El informe de la FAO prevé que para 2050 haya 9.000 millones de habitantes en el mundo, de los cuales 7.000 millones serán habitantes del tercer mundo. Según el mismo informe, el aumento de la producción es imprescindible, sobre todo en aquellos países en los que la alimentación es insuficiente. Si en 2050 la productividad de las cosechas es la misma que en 1997, la siembra requerirá 1.600 millones de hectáreas más (en la actualidad se cultivan 1.500 millones de hectáreas), para lo que habría que realizar deforestaciones masivas.

Desde el punto de vista científico-técnico, las plantas transgénicas pueden ayudar a resolver esta situación. Digo que pueden ayudar porque no hay que perder de vista la clave de todo y, por tanto, se necesitan otras soluciones."

Biotecnología y seguridad

Todas estas manipulaciones en los laboratorios que se realizan con productos alimenticios provocan un pánico en el consumidor occidental y, dado que todavía quedan muchas preguntas pendientes, esta desconfianza es razonable en cierta medida. En palabras de Mertxe de Renobales Scheifler "pueden existir muchas opiniones legítimas en este punto; mientras que los consumidores occidentales se preocupan por cuestiones relacionadas con la alergia, los habitantes de los países en desarrollo pueden estar interesados en aumentar la productividad de la cosecha".

Sin embargo, según Mertxe de Renobales Scheifler, "las cosechas transgénicas filtran unos controles que no soportan las cosechas mejoradas con métodos convencionales antes de su comercialización. Además, se aceptan individualmente y nunca por grupos (por ejemplo, todos los maíz Bt). Hay que tener en cuenta que el riesgo cero no existe y saber que si aplicáramos los mismos controles y criterios estrictos a los productos de supermercados o farmacias, las estanterías podrían quedar semidesnatadas. Por supuesto, hay que seguir investigando en torno a la alergia, ya que hay aspectos sobre los que se necesita más información, y así lo aconsejan la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos y la Royal Society del Reino Unido".

También es sorprendente la disparidad de los cambios producidos por la biotecnología que reciben los consumidores de un país a otro. Por ejemplo, en Estados Unidos las especies genéticamente modificadas se toman con total normalidad, mientras que en Europa son las que más desconfianza generan. Por el contrario, las bacterias que se utilizan en Francia para producir queso asustan en Estados Unidos.

Está claro que las investigaciones van a mucha más velocidad que los hábitos de los consumidores, las leyes y los estudios de salud, por lo que las opiniones sobre la biotecnología son muy contrapuestas. A todo esto no le resulta fácil tomar medidas, pero mientras tanto, como lector, el tiempo de cocinar las legumbres con un olor agradable, ¡y bueno!

Publicado en el suplemento Estación de Gara.

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