Después del calor, investiga... y actúa
Arrate vive en Santurtzi con su marido Koldo. El piso es antiguo, un segundo piso sin ascensor y sin aire acondicionado. Están jubilados y dedican la mayor parte de su tiempo a sus amigos y nietas Enaitz y Ainara. Los nietos dan trabajo... y alegrías.
Pilar vive en Tetuán, un barrio obrero del centro de Madrid, ahora de trabajadores inmigrantes. El de ella también es un piso antiguo, pero está reformado y tiene aire acondicionado.
Este verano ha sido duro, muy duro, en ambas ciudades. Cada año hay una ola de calor. Arrate y Pilar se alegran de que haya pasado el calor sapa, que en sus barrios se acumula por el efecto “isla de calor” y ni siquiera les deja dormir.
Este año Pilar ha pasado un agosto abrasador; el asfalto estaba ardiendo. No podía salir a ninguna parte después de las 11 de la mañana. A partir de esa hora, casi sobrevive, despacio, con las persianas bajadas, un par de luces suaves encendidas y el aire acondicionado funcionando sin parar. Así tres semanas. En agosto, apenas vio a nadie en tres semanas. En Madrid no queda ni alma. Ha estado muchas horas en el teléfono, eso sí. Ha leído algo en el teléfono, en la televisión, en la radio.
Viven cerca del puerto de Arrate y Koldo, cerca del mar. Este año, una vez más, las temperaturas han sido muy altas. En Santurtzi se alcanzaron los 41 grados, aumentando la humedad. Porque el calor no es lo mismo con o sin humedad, y con o sin contaminación. En Santurtzi, la contaminación no es de hace décadas. En Madrid, sin embargo, todavía mueren muchas personas por la contaminación.
Koldo sale a pasear todas las mañanas. Necesita tiempo para llegar al paseo que le gusta: sombra, árboles y bancos para contemplar el mar. Camino a casa, siempre se encuentra con dos electrodomésticos y piensa: si yo tengo calor, ¿qué tendrán ellos? !
Los Centros de Investigación en Salud y Cambio Climático nos preguntamos y analizamos las consecuencias del calor en la salud de las personas mayores ¿Cómo han afectado estas olas de calor a las enfermedades crónicas que padecemos en nuestras ciudades? ¿Y en nuestra salud mental? ¿Y en la mortalidad?
Llevamos décadas analizando estos temas, aunque algunos todavía no creen y siguen pensando que es un cuento y que en Santurtzi y Madrid siempre ha hecho calor... Y los estudios científicos confirman que sí, que nuestras enfermedades cardiovasculares empeoran y las enfermedades mentales aumentan, y que el calor se asocia con un aumento de la mortalidad en el Sur de Europa.
Poco a poco, la evidencia científica se va incorporando a las decisiones políticas. Y los científicos colaboramos con los decisores políticos a distintos niveles –europeo, estatal, regional y urbano–, y entre todos intentamos mejorar los sistemas de alarma y emergencia, los sistemas sanitarios y de servicios sociales, adecuar las redes de refugios climáticos, atender a las personas sin hogar, adecuar los edificios y viviendas a las altas temperaturas y, frente a la “pobreza energética”, ofrecer el aire acondicionado para poder pagar.
Tras el calentamiento, la colaboración entre la ciencia y las decisiones políticas seguirá siendo clave. Investiga y actúa: That´s the question
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