Contaminación que nos llega por los oídos
2000/04/16 Carton Virto, Eider - Elhuyar Zientzia
Los tubos de los coches en fila, el camión que recoge la basura, la taladro que se está usando para reparar la acera, el avión que va a aterrizar, la moto que pasa por la ventanilla, ¿quién nunca ha sufrido una pequeña crisis por este tipo de ruido? Y es que el ruido no es sólo el sonido que no queremos oír, sino también el sonido que perjudica al ser humano. La pérdida auditiva, las altas presiones sanguíneas, el estrés, los problemas de sueño, las dificultades de concentración y trabajo y, en general, la pérdida de calidad de vida y la incapacidad de mantenerse relajados son los principales efectos del ruido en los seres humanos.
Aunque no lo veamos, por lo tanto, el sonido es una fuerza que notamos bien, y a pesar de ser un límite subjetivo entre ruido y sonido, hoy en día son necesarias leyes que regulen su intensidad.
Numerosas normas y pocos resultados
La Comisión Europea presentó en 1996 el Libro Verde del Ruido, en el que situó el ruido como uno de los principales problemas medioambientales del Colegio. Sin embargo, desde entonces ha utilizado menos dinero y fuerza que para luchar contra la contaminación atmosférica o los problemas del agua. En los últimos años se han identificado las fuentes de contaminación acústica, pero se han ido consensuando y aprobando leyes y normas a lo largo de los años: se han establecido normas para el control del ruido generado por los vehículos y las herramientas de trabajo utilizadas en la calle, como las cortacésped, y se han establecido certificados y procedimientos de homologación que demostrarían que los nuevos productos comercializados cumplían con los límites de ruido establecidos. Sin embargo, las medidas adoptadas han tenido resultados bastante limitados, por lo que la Comisión Europea ha querido impulsar más las iniciativas contra el ruido a través del fortalecimiento de soluciones locales.
En el Estado español la protección de las personas expuestas al ruido es menor, al no existir una legislación específica que regule esta fuente de contaminación. El ruido se puede oponer por la normativa reguladora de las actividades molestas, insalubres, nocivas y peligrosas, aunque la ley permita una interpretación subjetiva de las palabras molestas o nocivas. Sin embargo, en la década de los 90 han entrado en vigor leyes administrativas que regulan el ruido generado por los vehículos y/o las condiciones acústicas que deben cumplir los hogares. En la Comunidad Autónoma del País Vasco también se ha iniciado la lucha contra el ruido, ya que los que les gusta salir de noche se han dado cuenta de que los nuevos horarios de cierre de restaurantes y bares forman parte de esta lucha. Sin embargo, queda mucho por hacer y no sólo por parte de quienes tienen autoridad. En definitiva, el ruido es una contaminación que generamos todos y sobre todo a todos.
Efectos físicos y psicológicos
Los efectos del ruido pueden dividirse en tres grupos: efectos fisiológicos, como pérdida auditiva, dolor de oído o dificultad para controlar los músculos; efectos psicológicos, sobre todo durante el sueño, es decir, aquellos que se producen cuando el ruido no permite interrumpir o descansar adecuadamente. Finalmente, el ruido puede causar interferencias en las comunicaciones con el entorno. ¡Intenta hablar con el vecino que el avión está aterrizando!
Si a veces nos parece que oímos menos o nos empiezan a silbar los oídos, puede ser una señal de que vivimos en un ambiente sonoro excesivo, que son las notas de emergencia enviadas por los oídos. Al salir de una discoteca donde la música está muy alta, a menudo percibimos los dos síntomas mencionados. Para comprobar que sufrimos una pérdida auditiva temporal, sin embargo, será necesario realizar una prueba auditiva. Sin embargo, y si no puedes escapar del ruido, ten en cuenta el siguiente consejo: si tienes que escuchar un sonido de 100 decibelios durante dos horas al día, en las siguientes 22 horas circula por lugares con un sonido inferior a 90 decibelios para que se forme el oído. Normalmente, la audición perdida se recupera en 12 o 14 horas, aunque los tiempos de formación y de la persona dependen de la duración del ruido. Pero lo que no se recupera en ese periodo, se pierde para siempre y estas pérdidas se añaden a la otra.
El zumbido auditivo es una señal de que el órgano auditivo no funciona correctamente. La gente afectada por el ruido tiene que aprender a convivir con este zumbido, ya que los médicos pueden hacer poco contra él. No hay que oír lo que quiere y lo que no quiere, ¡ese es el mal destino!
El ruido suele dañar la zona del oído en la que se procesan sonidos de alta frecuencia y las personas que sufren una pérdida de audición definitiva tienen los siguientes problemas:
- Escuchan a alguien hablando, pero no son capaces de entender las palabras.
- Dificultad para identificar la fuente sonora.
- Si hay mucho sonido en torno a los ponentes, tendrá dificultades para distinguir las voces de los ponentes y no puede distinguirlas, por lo que no oirá ninguna. Las entrevistas grupales se convierten en penitencias.
- Aunque parezca paradójico, suelen ser más sensibles a los sonidos más sonoros, es decir, cuando se habla muy bajo no oyen, pero si se habla demasiado alto, suelen tener mayores inconvenientes que las personas de oído normal.
Los efectos psicológicos de la contaminación acústica son más difíciles de medir, pero existen. Las depresiones y los nervios pueden deberse a que el oído no es capaz de adaptarse al ruido, ya que, a diferencia de los ojos, los oídos no tienen mecanismos especiales de adaptación al sonido. En lugar de ajustar el oído al sonido, la actitud es lo que se quiere adaptar al sonido, pero la actitud y el cuerpo a menudo no coinciden. Por ello, aunque la actitud adoptada sea capaz de soportar el ruido, si el cuerpo no es capaz de hacer lo mismo, pueden producirse frustraciones no deseadas. Y sin ir tan lejos, el sueño es la función que más impide el ruido. Algunos no pueden dormir por culpa del ruido o se sienten dormidos. Y el que duerme poco tiene problemas de nerviosismo, dificultad para concentrarse y facilidad para enfadarse
... TABLAS Tablas de intensidad de sonido
Intensidad (en decibelios) | Ejemplo | Intensidad (en decibelios) | Soportable al día |
140 karaktere -> | Ruido de sirenas de proximidad (umbral del dolor) | Introducción | 8 horas |
Otros | Avión emergente, música amplificada | Información | 4 horas |
120 | Sierra eléctrica, motos de nieve | 100% | 2 horas |
100% | Tractor, equipos de casas rurales | 105 | 60 minutos |
Introducción | Umbral de lesividad (a partir de este nivel pueden producirse pérdidas auditivas) | Resultados | 30 minutos |
Otros | Interior de cabina de tractor protegida por sonido | Resultados | 15 minutos o menos |
Más información | Lavavajillas, radio | ||
Introducción | Conversación normal | ||
Descripción | Susurro de hojas, música baja | ||
Servicios | Entrevista en voz baja | ||
Servicios | Límite inferior de audición | ||
0. | Límite inferior de oído estricto, sonidos más débiles |
Exceso de ruido en las casas rurales
La contaminación por ruido no está asociada únicamente a las grandes ciudades ni al tráfico. En todas las profesiones que afectan negativamente a la audición, los trabajadores de las casas rurales son los que más pierden la audición, ya que tractores, cosechadoras, afiladoras, escopetas, cintas transportadoras, secadores de cereales, etc. producen un ruido elevado que, sin control, pueden sufrir pérdidas auditivas permanentes.
La solución más común, cuando es práctica y económicamente viable, es la adaptación de máquinas que amortigüen el ruido generado por las máquinas utilizadas en la agricultura, atacando la fuente de ruido.
Estas medidas, a menudo sencillas, consisten en la reducción de vibraciones mediante la sustitución de piezas deterioradas o desgastadas por el uso; la reducción del ruido originado por la fricción asegurando que las distintas partes de la máquina están bien aceitadas; la instalación de silenciadores que controlen el ruido producido por las corrientes de aire en cualquier equipo con motor; y si estas medidas son insuficientes (y bastantes), la instalación de medios que protejan al operario del ruido de la máquina, diseñando cabinas en los tractores. Sin embargo, a pesar de la atenuación del ruido que generan los tractores, todavía quedan por acondicionar otros instrumentos agrícolas que elevarán al personal (como las máquinas de blanqueo, secadoras de cereales o cosechadoras), y si no fuera posible reducir el ruido generado por estas máquinas, la otra solución sería ajustar las horas de trabajo. Dedicando menos horas a trabajos con mucho ruido, los oídos de los trabajadores sufrirían menos daño. Por ejemplo, un tractor de 95 decibelios puede trabajar durante cuatro horas. La última alternativa es utilizar tapones de autoprotección. En este caso los tapones que se aprietan contra el oído son más adecuados que los que se introducen en los oídos, ya que amortiguan más el ruido y son más limpios.
Publicado en el suplemento Natura de Gara
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