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Se ha quemado el bosque. ¿Es tan grave?

2004/04/04 Roa Zubia, Guillermo - Elhuyar Zientzia

Se ha quemado el bosque. Quién sabe por qué, una chispa ha puesto el fuego. A pesar de tratarse de una pequeña llama, se ha extendido a las plantas circundantes y poco a poco el fuego se ha convertido en un incendio.
Se ha quemado el bosque, pero no ha sido perjudicial para todos los árboles.

Saltando de un árbol a otro, comienza una loca carrera de calcinación. Arbustos, helechos, musgo, hierba, todo consumido. Y con ellos muchos animales. Otros muchos han escapado corriendo, volando o arrastrando. Pero la mayoría no fue a dónde ir.

El fuego ha causado un auténtico desastre

Cuando el fuego se ha calmado, los humos y las cenizas son las dimensiones de la masacre. Hay una gran zona ennegrecida donde antes se hallaba cerrada. Probablemente, silvicultores, técnicos, etc. están calculando la pérdida económica por deterioro.

En estos casos, y si se le permite, el bosque responde. En definitiva, la naturaleza tiene un protocolo más elaborado que el hombre para hacer frente a estos casos. Y es que el bosque no ha quedado completamente muerto, hay más vida de lo que se ve a simple vista. Vamos a verlo.

Dejando el asador en el bosque, la naturaleza rescata más rápido el equilibrio.

Por ejemplo, el pino inferior se ha incendiado rápidamente. Su corteza era seca, casi a la altura del corcho, y las gotas de resina mojaban el tronco, allí y aquí; la corteza del tronco era un combustible perfecto. Sí, la piel sí, pero la interna no. De hecho, el interior ha sobrevivido. Y por supuesto, si el interior ha durado, el árbol no ha muerto. Y cuando el fuego desaparece, se está recuperando.

Es más, el pino ha sacado un buen partido al incendio. A los parásitos se les ha quemado mucho y además se ha limpiado la zona. Esto significa que, al menos desde el punto de vista de los fertilizantes de la tierra, han desaparecido varias plantas competidoras. Las raíces del pino tendrán una zona limpia durante un tiempo, las semillas se germinan con facilidad y crecen pinos jóvenes más fuertes. Finalmente, el pino será el dueño hasta que otras plantas colonicen esta tierra.

El pino es resistente al fuego. Rápidamente arde el fuego pero no muere quemado, es fuerte. Pero para otros muchos árboles que sobreviven en la pendiente la lucha es diferente, por ejemplo para el gran haya de la parte superior.

El haya tiene aspecto robusto. Nunca parece que pueda morir. Y es que ha estado allí cientos de años y ha tenido que enfrentarse a multitud de desastres naturales. ¡Quién sabe cuál ha sido el momento más duro para él! Una vez más ha sobrevivido, pero la lucha no ha sido fácil.

Los árboles caídos, aún quemados, dan cobijo a otros seres vivos.

La defensa de este gran árbol es fuerte, no se quema de cualquier manera. El fuego le ha ennegrecido un trozo de piel, pero no ha conseguido quemar. Y como la piel no se ha quemado, el árbol se mantendrá. El haya sigue una estrategia contra el pino, con la piel como primer protector y la más fuerte. Si se quema la piel, casi seguro, el haya morirá porque se quemará todo el interior. El fuego consumirá. Por lo tanto, ahí está la clave, en defensa de la piel. Sin embargo, el haya no saca mucho rendimiento al fuego, al menos como el pino.

Unos metros más abajo, en la ladera, otro hayedo más joven ha perdido uno de sus principales ramales. Está herido. Es posible que esta herida muera. En torno al haya, el hombre ha comenzado a realizar valoraciones. ¿Merece la pena dejar el haya tal cual si puede avanzar? ¿O es mejor retirarlo y plantarlo? ¿Cuántos metros cúbicos de madera hablamos en este caso? ¿Cuánto cuesta todo este proceso?

La madera que se recupera del incendio puede venderse a mitad de precio, si es posible realizar un buen negocio. Por ello, el hombre recoge los troncos que han quedado vendidos. Pero el tronco que lleva también necesita la naturaleza. Muchos animales tienen refugio en los troncos caídos y semicerrados. Algunas plantas también disfrutan de esta protección. Y que así sea, si no, la erosión arrastrará poco a poco el suelo.

El bosque tardará doscientos años en recuperar su estructura, pero si lo que ha quedado es "limpiado" por el hombre, ni siquiera en quinientos años recuperará esta situación. Por lo tanto, varios naturalistas han propuesto que todo se mantenga. El incendio no es ni bueno ni malo; el incendio es natural, por lo que la naturaleza sabe salir adelante desde el momento en que se apaga.

Hayas, robles y árboles similares no están adaptados a los incendios.

Los insectos comienzan a regresar hacia el bosque quemado. La verdad es que esto ha ocurrido desde el principio, porque hay varios escarabajos que tienen que poner huevos en las cortezas de los árboles calcinados. Necesitan calor y, cuando otros animales se fugaban, estos insectos han hecho el camino contrario para elegir el lugar más apropiado para las larvas. Allí se copulan y se ponen huevos. Con ello ha comenzado la recuperación natural del bosque.

¿Cuáles serán los siguientes? ¿Otros insectos? ¿Plantas pequeñas? ¿Musgo? Da igual. Con el tiempo, si se le permite, el bosque recuperará también los mamíferos más grandes. Para empezar a pensar la nueva idea, ¿no? No para los guardianes de los parques naturales. Ellos han empezado a poner en valor el incendio, la inundación y el venteo.

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