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Cultura de paz

2023/11/29 STEAM-Hezkuntza (Elhuyar Zientzia)

Ed. Pernan Goñi

Existe una relación directa entre las crisis ambientales y las injusticias sociales. A veces es difícil de ver, pero ambos tienen el mismo origen: el abuso de poder.

Las crisis ambientales no vienen de por sí. Son provocados indirectamente por los conflictos que se producen en el ámbito socioeconómico y político. Y las consecuencias de estos conflictos, además del planeta, se ven afectadas por la opresión de los países poderosos; la pobreza; la brecha de género; las exclusiones por identidad racial, cultural y religiosa; las altas tasas de desempleo; las graves carencias que se manifiestan en los sistemas educativos, sanitarios y alimentarios…

Por lo tanto, abordar la emergencia ambiental exige, inevitablemente, resolver de manera radical las cuestiones socioeconómicas y políticas que la han provocado e interiorizar una cultura de paz. Reconociendo que la paz no es ausencia de conflictos, sino injusticia.

La emergencia climática ha puesto de manifiesto una serie de cuestiones a responder:

  • Los países más ricos controlan los recursos naturales de los demás. En consecuencia, los países con escasos recursos económicos no pueden gestionar sus riquezas y desarrollarlas como les gustaría, ni económica ni socialmente. Ejemplo de ello es la industria occidental de extracción de metales y minerales en África para la industria digital.
  • Los abusos cometidos por los países ricos son sufridos sobre todo por los países empobrecidos. En el hemisferio sur se dan las sequías y hambrunas más graves que se están produciendo como consecuencia del cambio climático.
  • Ahora, junto con la emergencia ambiental, hay que abordar estas cuestiones. No es legítimo que los países más ricos condicionen el desarrollo de otros países y deterioren su futuro.

Están levantando voces contra el abuso de poder. Demos espacio en el contexto de la emergencia ambiental.

Con el cambio climático, el planeta no desaparece, pero queda claro que algunos grupos humanos lo pasarán muy mal. ¿Estamos dispuestos a cuestionar nuestro sistema económico? ¿Estamos dispuestos a cambiar nuestro estilo de vida y nuestros hábitos de consumo abusivos, o vamos a seguir poniendo en peligro el bienestar de los más pobres para mantener nuestro confort?

La responsabilidad de un planeta en estado crítico no es homogénea. ¿Ahora la responsabilidad de los cambios debe ser homogénea?

Los recursos son limitados. ¿Cómo las distribuimos?

El ecofeminismo aporta una interesante aportación al problema de la emergencia ambiental, entre otras cosas porque pone de manifiesto que el sistema capitalista y patriarcal es el que nos establece una forma totalmente desequilibrada de relacionarnos con la naturaleza. Promueve la explotación hasta su agotamiento y ve una relación directa entre la explotación del planeta y la dominación de mujeres y otros grupos marginados.

El ecofeminismo reivindica la necesidad de revisar conceptos como la economía, la producción, el desarrollo y el trabajo para que sean sostenibles ecológica y socialmente. De la misma manera que pone el cuidado de la vida en el centro de la economía, pone en el centro de esta emergencia ambiental la vigilancia del planeta.

Esta desequilibrada forma de relacionarse con la naturaleza se basa también en el antropocentrismo. Mirar al mundo desde la simple mirada de nuestra especie nos ha llevado a comportarnos cegadamente con otras especies y a entendernos como seres pasivos para satisfacer las necesidades humanas. Teniendo en cuenta la cultura de paz, nos corresponde revisar nuestra relación con otras especies.

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Este proyecto, promovido por Elhuyar, cuenta con el apoyo del Departamento de Promoción Económica y Proyectos Estratégicos de la Diputación Foral de Gipuzkoa.

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