La era robótica: llega la hora de las máquinas
2009/10/04 Korta Hernandez, Nerea - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa
En 1946 patentó el primer robot industrial en EEUU. En los años 60 se crearon programas de inteligencia artificial y robots que funcionaban con esa inteligencia artificial. Para 1990 era posible que un robot realizara un trasplante de cadera a un ser humano. En 1997 un robot enviado por la NASA llega a Marte y analiza el entorno. Ahora XXI. En el siglo XX han llegado robots humanizados y las sondas espaciales Spirit y Oportunity han llegado a Marte.
Con el avance tecnológico de las últimas décadas, los autómatas se han extendido a muchos ámbitos de la sociedad. Gran presencia industrial, constructiva y doméstica. Pero hay quien ha generado polémica: robots con una apariencia humana perfecta y autómatas de guerra
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Robots guerreros utilizados por el ejército estadounidense. (Foto: Foster-Miller )
Humanoides y guerra
El ordenador central de una misión espacial humana, además de conducir la nave espacial, tenía capacidad de comunicación oral. Pero para no revelar un error supo acabar con toda la tripulación. Hal era 900, en 1968 2001: Odisea espacial popularizó al robot.
Robot guerrero de aspecto humano, con un poderoso motor de inteligencia artificial, construido para luchar contra el hombre. Terminator T800 era un humanoide conocido en 1984 por su película Terminator.
Los humanos usaban humanoides creados por ingeniería genética para trabajos peligrosos y como esclavos. Físicamente eran como los humanos, pero no tenían respuesta emocional. Finalmente, los androides llamados replicantes se sublevaron. Blade Runner, 1982.
¿Será el temor a los avances tecnológicos la ciencia ficción?
A la izquierda, el androide Actroid, alquilado por la empresa Kokoro. A la derecha, Albert Hubo, Hubo con el cuerpo del robot y la cabeza de Hanson Robotics. (Foto: Coco Company Ltd/ Hanson Robotics )
Lejos de la industria del cine, los robots de la realidad son menos avanzados. Por ejemplo, los ordenadores de las sondas espaciales no se comunican verbalmente. Las sondas Spirit y Oportunity enviadas por la NASA a Marte tienen cierta autonomía en la navegación terrestre, pero no la libertad de Hal 900. Sus funciones son tomar fotografías y tomar muestras.
También hay robots de guerra, pero no son humanoides como T 800. Ejemplos de ello son los robots guerreros SWORDS y MAARS. Son máquinas guiadas a distancia en forma de tanque. No tienen mucha autonomía, pero sí capacidad para disparar armas, y el ejército estadounidense ya ha utilizado en el sur de Bagdad. No hay que olvidar los aviones no pilotados, que pueden tener toda autonomía, incluso para tirar.
Los robots humanos tienen un aspecto muy realista, pero no se crean por ingeniería genética. Por ejemplo, los androides Actroid y Ever son máquinas en forma de chicas jóvenes. Su corteza es de un gel de silicona con decenas de motores para simular los movimientos humanos. Ya existe la posibilidad de alquilar modelos Actroid. El imento facial más perfecto lo tiene el robot Albert Hubo. Su cabeza, parecida a Einstein, ha sido fabricada por la empresa Hanson Robotics, capaz de realizar gestos realistas utilizando 33 motores de la cara. Y lo más sorprendente: tiene la capacidad de aprender gestos mirando a las personas.
Al igual que sucedió con la cuestión de la genética, y en el mismo lugar, el pasado mes de febrero se reunieron los científicos y se debatieron los riesgos de la robótica y sus limitaciones. ¿Será tanto el riesgo? Lo dirán en diciembre.
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