Antonio Bernal director del planetario de Medellín de Colombia

El planetario de Medellín cuenta con una sala para 300 personas, un auditorio para 200 personas, una sala didáctica para 50 personas, una sala con capacidad para 20 personas para aficionados a la ciencia y una biblioteca. Abren todos los días y realizan cuatro funciones cada día, y en casi todas se llena la sala. Así, cada día reciben alrededor de 1.000 visitantes. Abrió sus puertas hace 16 años.

Antonio Bernal director del planetario de Medellín de Colombia


¿Cuál es el secreto para llegar a la gente?

Eso es fácil, muchos espectáculos y pocas palabras. A la gente le gusta más ver y sentir que escuchar. En el mundo corremos el riesgo de perder lenguas porque todo nos entra por los ojos.

¿Y cómo lo hacéis vosotros?

Te responderé con un ejemplo. Uno de los ingenieros del planetario me preparó un programa sobre la Luna: "Vuelta a la Luna". Con este programa pretendía dar a conocer los descubrimientos que se han realizado en la Luna en los últimos 5-6 años, debido al agua, la ausencia de nuevos cráteres especiales en los polos de la Luna, etc. Hizo el programa, me lo enseñó, y en cuanto terminé le dije: "en ese programa falta la participación de la gente". "Y -me respondió - ¿qué puedo hacer para implicar a la gente en los fenómenos que ocurren en la luna? ". Le dije "poner trampas". Así lo hicimos, dijimos que llevaron a la luna los restos de un famoso personaje. Eso era mentira, pero conseguimos una implicación directa. Y es que mezclamos el rito de la tierra -funeral- con la luna. No fue la única trampa, metimos más. En definitiva, el uso de muchas imágenes y una cierta implicación de la gente son la clave para llamar la atención.

Ha hablado de las claves y secretos de la divulgación, con el objetivo de divulgar ambas. Pero divulgar, ¿para qué?

Tengo muy claro que los museos de ciencias tienen que servir de puente. En uno de los lados del puente estarían los que trabajan en la ciencia, los que hacen ciencia, y en el otro lado, los que no hacen ciencia. Recogemos todo el conocimiento que hay en las universidades, centros de investigación, institutos, ciencia en general. Luego tenemos que poner todo ese conocimiento en un lenguaje que la gente entienda y, por supuesto, presentarlo a la gente. Todas las ciencias tienen su propio lenguaje, muchas veces incomprensible. En medicina, por ejemplo, los nombres de los medicamentos son difíciles de entender, los de las enfermedades no son mejores y los de los órganos humanos pueden ser peores; nosotros sólo tenemos que ponerlos en el idioma que la gente pueda entender.

¿Y el público, la gente, la sociedad, tiene que saberlo todo?

Sí, claro. El mundo es cada vez más técnico, sin tecnología no podemos vivir, sin ordenador en las empresas no se puede trabajar, necesitamos la televisión, la tecnología es cada día evidente y el progreso debe ser explicado a la sociedad. Al comprador del ordenador no se le deben contar todas las incidencias de los chips, pero se le debe informar de la base y cómo utilizarlo.

Considera imprescindible el conocimiento de la ciencia, imprescindible para la toma de decisiones y para completar la opinión de los peatones. ¿Es cierto?

XXI. A principios del siglo XV, las religiones La ciencia tiene tanta importancia como en el siglo XIX. Los científicos pueden ser algo parecido a los sacerdotes de los próximos años, la gente tiene que implicarse en la ciencia. ¿Por qué las pseudociencias tienen más aceptación que las ciencias? ¿Por qué la astrología tiene más seguidores que la astronomía? La astrología se ha vendido como si fuera religión, la ciencia no. La ciencia se enseña, Júpiter está allí, tiene nieblas, etc., mientras que la astrología dice que te afectará. Si nosotros pensamos vender bien la ciencia, la ciencia influirá en la gente.

Buletina

Bidali zure helbide elektronikoa eta jaso asteroko buletina zure sarrera-ontzian

Bidali

Bizitza