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El último refugio de la Antártida

2001/11/21 Elhuyar Zientzia

La zona antártica Ross es uno de los rincones más salvajes y desconocidos del mundo. Pero a partir de ahora parece que intentarán descubrir los secretos de Ross.

Este campo no es del todo desconocido: Los exploradores de Scott, Shackleton y Admus pasaron por allí y, a pesar de su escasa población, hay dos estaciones que trabajan durante todo el año, una de Nueva Zelanda y otra de Estados Unidos, y otras dos que trabajan en verano. Los investigadores de estas bases llevan 50 años recopilando datos y realizando estudios. Sin embargo, en el documento presentado recientemente por el Instituto Antártico de Nueva Zelanda se ha denunciado la existencia de lagunas significativas para conocer la situación real. En ella se explica que el cambio climático y la desaparición de la capa de ozono tendrán una gran influencia en esta zona, y que para poder controlar los daños en la medida de lo posible habría que conocer más datos.

Además, no son los únicos agentes que amenazan el ecosistema local. Desde la última década la basura de las bases se lleva a un país con propiedad de la base, pero antes sólo se enterraba en hielo. Y aunque dentro de dos años tienen previsto poner en marcha la depuradora, las aguas sucias todavía se vierten al mar.

Por otro lado, advierten que habría que saber cuáles son las posibles consecuencias del turismo y la pesca. Estas actividades todavía no son muy importantes en el lugar, por lo que conviene adelantarse.

En definitiva, la principal reivindicación del Instituto de la Antártida de Nueva Zelanda es que todas las actividades que se realizan en la zona para proteger a Ross.

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