Hacia los emprendedores a favor de los animales
2005/02/27 Rementeria Argote, Nagore - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa
Las manifestaciones a favor de los derechos de los animales se realizan normalmente de forma pacífica. Sin embargo, parece que en algunos casos los emprendedores también utilizan amenazas y violencia, y en Gran Bretaña se está discutiendo un proyecto de ley contra esas actitudes. En caso de que se legisle lo propuesto, los emprendedores que cometan abusos serán castigados con penas de hasta cinco años de cárcel.
No es de extrañar que este proyecto de ley se haya expuesto en Gran Bretaña, donde la actitud a favor de los derechos de los animales es muy evidente en la sociedad, y en ocasiones se dan fuertes actos de protesta para evitar el uso de los animales en la investigación: ataques contra los laboratorios y la amenaza de algunos investigadores.
Como consecuencia, los laboratorios invierten mucho dinero en seguridad y estos gastos han provocado la paralización de varios proyectos. Es el caso del mayor laboratorio de primates de Europa que se iba a construir en Inglaterra.
Gran Bretaña ha sido pionera en la defensa de los derechos de los animales, ya que fueron los primeros en regular el trabajo con animales en los laboratorios con la Ley de Crueldad Animal en 1876. En esta ley se reguló un protocolo experimental y se estableció un sistema de licencias que actualmente se utiliza en muchos lugares. En la mayoría de los países europeos se necesita una licencia para investigar con animales, indicando los experimentos que se llevarán a cabo en la solicitud.
Debate ético
Estos experimentos provocan sufrimiento y muerte a los animales, lo que implica necesariamente un debate ético. En este sentido, el Parlamento Europeo adoptó la decisión de reducir en un 50% el uso de animales para el año 2000, pero no se ha cumplido esta decisión. Desde que los Estados miembros se comprometieron a optimizar los métodos, han realizado mediciones, y aunque el número de animales utilizados entre 1996 y 1999 disminuyó, para el año 2002 volvió a aumentar.
En la Unión Europea se utiliza un animal de doce minutos, en Japón de dos minutos y en Estados Unidos de uno por minuto. El Reino Unido es el país que más animales utiliza para la investigación en la Unión Europea, seguido de Francia y Alemania.
Muchos han sido los avances en la lucha contra las enfermedades humanas gracias a los experimentos con animales. Se han desarrollado mediante el uso de diversas técnicas y tratamientos animales actualmente comunes. Es el caso de la anestesia.
En 1885, tras investigar enfermedades infecciosas con animales, Pasteur realizó una vacuna contra el cólera y la rabia. Esto no es más que el inicio de una larga lista, ya que la investigación con animales ha dado lugar a la obtención de otras vacunas como la del polo, la rubéola, la tuberculosis, la sarampiana, las semillas, etc.
Por otro lado, las intervenciones en animales fueron de gran ayuda para desarrollar técnicas de trasplante de órganos y cirugía cardiaca. También los antibióticos y los tratamientos contra la diabetes y el cáncer dependen mucho de las pruebas con animales.
Resultados inesperados
Sin embargo, a pesar de las grandes expectativas generadas por la investigación con animales, en ocasiones las diferencias entre animales y seres humanos son demasiado grandes. Para muchos científicos, estas diferencias se pueden equilibrar en los experimentos, pero en varias ocasiones se ha producido que un tratamiento con resultados espectaculares en los animales no tenga la misma influencia en los seres humanos.
Por otra parte, diversos productos y drogas han sido probados y comercializados en humanos tras pruebas realizadas en animales y, a largo plazo, se han detectado problemas que no aparecían en los animales. Fue el caso de Taliomida, por ejemplo. Este medicamento fue asesinado entre 1955 y 1967 para combatir los mareos del embarazo y causó graves malformaciones en miles de niños.
También ha ocurrido lo contrario y algunos productos que no afectaban a los animales o generaban problemas son muy importantes para los seres humanos. La digoxina, por ejemplo, causó graves daños experimentales a los animales, pero es un medicamento básico para tratar enfermedades del corazón.
Por todo ello, muchos creen que se pueden reducir los experimentos y optimizar los resultados, ya que las investigaciones se repiten en diferentes lugares debido a la falta de comunicación entre laboratorios y a la competencia económica. Por el momento no es posible utilizar ningún animal durante la investigación, pero compartir datos supondría, al menos, un menor uso de animales en la investigación.
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