El camino del alcohol por el cuerpo
2002/09/29 Carton Virto, Eider - Elhuyar Zientzia
Se llama etanol y es un componente esencial de las bebidas alcohólicas. A él deben las bebidas alcohólicas un intenso sabor y a él debemos los humanos el borracho. De hecho, el etanol es una molécula pequeña que se dispersa fácilmente por todo el cuerpo nada más pasar a la sangre. Cuanto, cómo y quién lo toma, el efecto será mayor o menor, pero poco deja templado el alcohol.
El alcohol llega a través de la boca al estómago y del estómago al intestino en pocos minutos. La mayoría pasa a la sangre en el intestino delgado. En caso de ayunas, la cantidad de alcohol en sangre alcanza su máximo en 45 minutos y en hora y media si se toma con la comida. La comida hace que el estómago se vacíe más lentamente y al alcohol le cuesta más llegar a la sangre. No obstante, también hay que tener en cuenta lo que se come, ya que los azúcares, por ejemplo, aceleran la absorción. Y aunque parezca mentira, las bebidas alcohólicas tienen un efecto contrario. Estas bebidas contraen los músculos de la pasarela entre el estómago y el intestino, por lo que pasan por ella a menos que el vino o la cerveza.
Una vez en la sangre, el etanol se expande rápidamente a todos los órganos del cuerpo. El alcohol es soluble en agua y se acumula en órganos, tejidos y músculos, donde hay agua, pero no en grasas. Por este motivo, a pesar de tomar la misma dosis, las mujeres tienen un mayor grado de alcohol que los hombres, ya que en general tienen más grasa en proporción.
El alcohol afecta especialmente a los órganos que reciben los mayores flujos sanguíneos, en el caso de los seres humanos el cerebro, el hígado y los pulmones. La sudoración, la orina y, en el caso de las mujeres en periodo de lactancia, la expulsión del etanol se realiza ligeramente a través de la leche, pero sobre todo gracias al trabajo del hígado la destrucción del mismo. Aunque en este proceso se produce energía, no se piensa que el alcohol es una buena fuente de energía. El alcohol produce una dilatación de las venas superficiales y un enfriamiento del cuerpo debido al aumento del intercambio de calor entre la piel y el medio.
El alcohol se elimina mucho más lentamente que el alcohol; el cuerpo elimina 0,15 gramos de alcohol por hora y por litro de sangre.
Borracho de tres fases
La embriaguez se debe principalmente al alcohol que llega al cerebro. Se conocen tres fases. Produce euforia mientras el alcohol en sangre es inferior a 0,7 gramos por litro. Se superan las inhibiciones y se manifiesta la inquietud, alterando la atención, la percepción, la memoria y el equilibrio. A partir de ahí, hasta 2 gramos por litro, pasamos de euforia a borracho. Pueden aparecer problemas de equilibrio, trastornos mentales, y en ocasiones, agresividad y alucinaciones. A estos niveles el alcohol deja de ser estimulante y disminuye considerablemente. Si se toma más, puede producirse una coma etílica.
La embriaguez supone una subestimación de los peligros, pero normalmente pasa bien dormida. Desde el punto de vista de la salud pública, el consumo excesivo y crónico de alcohol es uno de los mayores problemas y, a la vista de la limitación fijada por la Organización Mundial de la Salud, el umbral de daños es inferior al imaginable: 2-3 unidades diarias de alcohol para mujeres y 3-4 para hombres. Una unidad es 10 g de etanol aproximadamente 100 cl de vino o 25 cl de cerveza
Por supuesto, el hígado es el principal objetivo del alcohol, ya que en él se metaboliza la mayor parte del alcohol. Y la enfermedad típica, la cirrosis. En los hígados afectados por la cirrosis se produce un tejido fibroso que a medida que se desarrolla puede producir hepatitis, hemorragias y cáncer. Sin embargo, como se ve en el esquema, el campo de acción del alcohol ocupa todo el cuerpo. Y como si todo esto fuera poco, se ha comprobado que las personas alcohólicas pueden sufrir graves carencias nutricionales y que de ahí pueden derivarse problemas motores y psíquicos.
Mecanismo de acción del alcohol
Se han realizado numerosos estudios sobre la toxicidad del alcohol. Se ha comprobado que globalmente el alcohol actúa sobre la membrana celular. La membrana celular desempeña un papel fundamental, ya que es la responsable de controlar todo lo que entra y sale a la célula, y es muy sensible a los cambios.
En cuanto al cerebro, el etanol genera muchas respuestas y contrapuestas. Es estimulante, pero también debilita, provoca euforia, pero también ansiedad. Esto es debido a que el etanol altera diversos sistemas de actuación cerebral. En las personas que no son alcohólicas, beber mucho alcohol flaca. En el caso de los bebedores crónicos, el cerebro parece acostumbrarse, por lo que cuando no toman alcohol aparece un exceso de nerviosismo. En cuanto al humor, lo mismo. El etanol provoca una mayor liberación de serotonina en el cerebro, molécula con funciones antidepresivas, pero en el caso de los bebedores crónicos produce depresión.
La dependencia parece estar asociada a una mayor producción de dopamina. Y esta vez sigue el camino complicado. El etanol actúa sobre los puntos de control de los compuestos equivalentes a la molécula activa de morfina y cannabis, lo que provoca la liberación de dopamina. La dopamina es un neurotransmisor relacionado con el placer, de ahí la dependencia.
Está claro, por tanto, que el alcohol es una droga y no una droga cualquiera. Además, al ser un marco de acción más amplio que el resto, es más difícil escapar de sus garras.
Daños corporales por alcohol
- Cerebro. Problemas cognitivos y psicológicos, depresión; epilepsia; accidentes vasculares...
- Ojos. Neuritis del nervio óptico.
- Esófago. Irritación e inflamación; reflujo; úlceras y varices; cáncer.
- Aparato circulatorio. Hipertensión, anemia, problemas hematológicos.
- Corazón. Alteraciones del ritmo cardiaco; cardiomiopatías y accidentes cardiacos.
- Estómago. Vómitos y vómitos; gastritis alcohólica aguda o crónica; sangrados.
- Intestinos. Daños hemorrágicos; diarrea. Cáncer de recto.
- Patas. Polineuro (calambres o alteraciones sensoriales que pueden acabar en la parálisis)
- Aparato sexual. Atrofia en ovarios o testículos; disfunciones sexuales.
- Area. Pancretitis aguda o crónica; diabetes.
- Hígado. Esteatosis (degeneración grasa); hepatitis; cirrosis alcohólica; cáncer.
- Aparato respiratorio. Exceso de salivación; enfermedades dentales; cáncer de boca, laringe y faringe.
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