Albatrosa, guía de científicos
2002/03/10 Mendiburu, Joana - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa
El albatros parece tener dos caras; cuando está en el suelo es un animal torpe, pero al volar y pasar sobre el mar ofrece un espectáculo único y hermoso. Es el ave más grande que vuela con 2-3 metros de longitud. Por tanto, no es de extrañar que el interés de los investigadores se limite a la ruta pesquera del ave principalmente.
La última investigación sobre los vuelos del Albatros llega de la mano de un artículo publicado en la revista Science del 15 de febrero. La investigación ha sido realizada por investigadores del centro de investigación biológica Chizé (CNRS), bajo la dirección de Henri Weimerskirch. Crozet se ha planteado en el archipiélago Crozet, situado entre Madagascar y la Antártida, y se ha valido de materiales punteros en microelectrónica e informática para analizar la actitud de los cazadores marinos sin alejarse de su entorno.
Tecnología punta
Los Albatros no sólo son grandes voladores y cazadores, sino también prudentes. ¡Y gracias! Y es que, en época reproductiva, tanto el macho como la hembra recorren más de 150.000 km en sus desplazamientos desde el nido de alimentación a la pesquería. Por supuesto, esto les produce una fatiga enorme, pero las corrientes de aire reducen al máximo el consumo energético.
Esta hipótesis ya era conocida, pero faltaba confirmar. El gasto energético se midió con el mismo aparato utilizado por los deportistas para medir la frecuencia cardiaca. Además, se les colocó un chip que enviaba información por GPS para determinar la posición de cada ave con una frecuencia de 1-5 segundos. Los investigadores colocaron el chip en la espalda a una quincena de albatros y al no disponer de atrapadores en la tierra, todos los aparatos han funcionado sin problemas durante la investigación. En total, con cien gramos de tecnología han conseguido conocer con
detalle la pesca y el consumo energético del albatros.
Valiosos resultados de la investigación
Para analizar las variaciones en el consumo energético, previamente se definió en el laboratorio la relación entre la frecuencia de latidos y el consumo de energía. El estudio ha demostrado que este consumo depende de varios factores. Por un lado, hay movimiento y actividad, es decir, si el ave está en tierra o está volando. Por otro lado, existen parámetros ambientales como la temperatura del mar, la dirección y la fuerza del viento.
Cuando el ave está volando y se aprovecha de la corriente de aire de la zona, el consumo de energía disminuye considerablemente (aproximadamente igual que cuando el hombre está en reposo), pero esto no reduce la velocidad. Al revés, con viento a favor, ¡Albatrosa es capaz de alcanzar 135 km/h!
Por el contrario, al volar contra el viento, el consumo energético aumenta y la velocidad disminuye considerablemente. Sin embargo, el
mayor consumo energético se produce en el aterrizaje y vuelo.
Los Albatros tardan años en dominar completamente esta técnica de navegación y
reducir al máximo el consumo energético. Afortunadamente, tienen una larga supervivencia (algunos individuos estudiados tienen alrededor de 50 años) y los adultos mejoran la transmisión del conocimiento a lo largo de toda la vida.
Terminada la época reproductiva, los albatros, cada uno por su parte, se dirigen al mar. Eso sí, antes de que se separe, cada pareja baila amor para conocerse a los dos años. Mientras tanto, con bastante trabajo, se dirigen al mar para pasar el año sabático. Antes de concluir esta investigación, para los biólogos era el misterio que se hacía en ese año sabático.
Un año sabático en el mar
Para seguir durante todo un año los desplazamientos de aves, los investigadores se han valido de pequeños sistemas de geolocalización. Estos aparatos electrónicos graban
la intensidad lumínica y la temperatura cada minuto y su memoria es superior a dos años.
Al finalizar el año sabático, los albatros vuelven de nuevo a Croz, cuando llega el momento de recuperar y analizar lo grabado. Mediante algoritmos, la información recibida por los aparatos se convierte en el recorrido del vuelo.
La intensidad luminosa permite identificar la hora de entrada y salida del sol, lo que determina si el ave se ha desplazado hacia el este o hacia el oeste. Partiendo de la hora de entrada del sol se mide la longitud. La latitud se calcula por la longitud del día. Estos datos demuestran que cada albatros se acerca cada dos años a un determinado lugar en el que transcurre todo el año sabático.
Como muchas otras aves marinas, el gran albatros está a punto de desaparecer por actividades humanas. Gracias a los seguimientos realizados en los últimos cuarenta años, los investigadores disponen de información completa sobre la demografía de la población de albatros. Esto permitirá comprender el descenso del número de aves y determinar la relación entre las campañas de pesca humana y los vuelos de albatros.
Publicado en el suplemento Estación de Gara.
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