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Acuerdo en Bonn

2001/07/24 Imaz Amiano, Eneko - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

A
pesar de que la cuestión no tenía buena pinta, en Bonn 178 estados se han puesto de acuerdo sobre las normas para la entrada en vigor del Kioto. Este consenso normativo era imprescindible para avanzar en el Kioto.


Estados Unidos dijo que no iban a firmar el acuerdo; después Australia, Canadá y Japón empezaron a decir que no, pero finalmente estos tres han mostrado su disposición a firmar el acuerdo. Eso sí, para ello se han tenido que cambiar algunas cosas, o dicho de otro modo, reducir el nivel de exigencia de las normas para el Kioto. La posición de Japón en los últimos días ha hecho que los Estados hayan dejado más tarde regular los mecanismos para asegurar el cumplimiento del acuerdo. De no hacerlo, Japón no mostró ninguna actitud favorable.

Por otro lado, finalmente, los Estados con alto contenido forestal podrán emplearse para aumentar las emisiones de CO2, incluyendo plantaciones forestales y la construcción de embalses para obtener energía hidroeléctrica. Todas muy discutibles. La energía nuclear ha quedado fuera de los ‘mecanismos de flexibilidad’.

Para algunos es una victoria destacada avanzar en un acuerdo que no confirmará un país tan ‘significativo’ como Estados Unidos (aunque sea el país que más contamina en el mundo). El fracaso para otros, tanto la exclusión de Estados Unidos como la reducción del nivel de exigencia del acuerdo para el consenso de los demás.

El Convenio de Kioto es el único acuerdo internacional que limita las emisiones de gases causantes del cambio climático. Aprobado en Kioto en 1997, los países más desarrollados exigen una reducción media de sus emisiones de 6 gases de efecto invernadero del 5,2%. El presente Convenio será de obligado cumplimiento a la fecha de su entrada en vigor. El plazo para abordar las reducciones es de 2008-2012 y se tomarán como referencia los niveles de emisión de 1990.

Por otra parte, el informe elaborado por el Grupo Internacional sobre el Cambio Climático analiza las investigaciones, previsiones, cálculos de costes, posibles catástrofes, etc. Y afirma que los niveles de gases de efecto invernadero pueden situarse por debajo del nivel del año 2000 en el periodo 2010 a 2020, sin un coste económico neto.

Falta mucho para que las medidas sean plenamente efectivas, pero sin partir no se puede llegar a ningún sitio.

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