Los insectos de cerca
El hernaniarra David López Encinas quería ver la cara de los insectos, los ojos, las mandíbulas, las mandíbulas. Desde pequeño le gustan los insectos. Le obsequiaron con una guía y, desde entonces, pasaba horas en Cáceres, en casa de sus abuelas y abuelos, viendo, clasificando, dibujando a los insectos.
Realizó los primeros intentos de ver de cerca con Lupa y, al cabo de unos años, añadió a la cámara de fotos el objetivo de un microscopio y terminó haciendo un macro extremo. La fotografía, en sí misma, no le interesa demasiado, solo ha sido una manera de conseguir lo que siempre quiso: conocer de cerca a los insectos, de muy cerca; ver la cara, los ojos, incluso los cabellos.
Especialmente le gusta la primera foto que le salió bien. No es de los mejores, pero fue el primero. “Fue una mosca; después de muchas pruebas, por fin vi los ojos de la mosca”. No persigue insectos especiales. El que se encuentra ahogado en la piscina, o el que ve muerto en el suelo mientras paseaba, los lleva al estudio. Porque para la técnica que utiliza, tienen que estar muertos y morir no le parece ético.
La técnica es la acumulación de imágenes. Para conseguir la última foto, saca cientos de fotografías en micrometro a micrometro. En cada foto solo queda una pequeña parte, enfocada. Y la última foto la consigue uniendo estas partes a través de un software, con un detalle espectacular.
Se necesita paciencia y horas para conseguir una foto así. En efecto, hace tiempo que lo tiene abandonado, porque le cuesta encontrarlas. El que le deja libre las tareas ahora se las ofrece a “otro pequeño insecto de ocho meses” que tiene en casa. Le gustaría, sin embargo, recuperar su afición. Puede que encuentre algún insecto especial, quizás cuando regrese de vacaciones a Cáceres.
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