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Europa abre la puerta a los transgénicos

2003/07/03 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

Ayer el Parlamento Europeo aprobó el reglamento para la comercialización de alimentos y piensos modificados genéticamente. En dicho reglamento se especificó qué han puesto en la etiqueta, así como la forma de seguir estos alimentos desde su origen hasta el mercado. Con todo ello, creen que desde hace cinco años se acabará la moratoria europea para alimentos genéticamente modificados.

De hecho, EE.UU. llevaba tiempo intentando conseguirlo. Aunque en el mercado europeo no existen prohibiciones para la venta de alimentos modificados por ingeniería genética, hasta la fecha se ha aplicado a estos productos una moratoria basada en el principio de precaución. Como consecuencia de ello, en los últimos años no se ha autorizado la comercialización de productos modificados genéticamente.

En los últimos tiempos España, Gran Bretaña, Irlanda, Finlandia y Países Bajos se han mostrado a favor de la eliminación de la moratoria, pero Francia, Bélgica, Dinamarca y Luxemburgo querían que siguiera igual. Sin embargo, el documento ahora aprobado parece satisfacer los deseos de todos menos el de EEUU. Y es que consideran que estas normas son demasiado estrictas.

Si bien es cierto que la legislación sobre alimentos y piensos modificados genéticamente es la más exigente del mundo, tanto en materia de etiquetado como de trazabilidad, el Parlamento considera que el objetivo es el derecho de elección de los consumidores. Para ello, en el etiquetado de los productos comercializados para la alimentación humana y animal deberá figurar la utilización de ingredientes genéticamente modificados. Si en un alimento accidentalmente aparece una sustancia genéticamente modificada, su contenido es del 0,9%. A partir de ahí, deberán ir etiquetados.

Transgénicos al pil pil

El límite del 0,9% suscitó debate. Parece que algunos parlamentarios querían poner este límite en el 0,5%. Finalmente aceptaron el 0,9%, pero también dijeron que se puede bajar con el tiempo.

Además, algunos consideraban que era mucho más fácil que los alimentos y piensos que no contienen productos genéticamente modificados se pusieran en la etiqueta “sin transformación genética”. Más fácil, más barato y más claro. La mayoría optó por el otro.

Otro aspecto discutible es que la normativa sólo afecta al producto que llega al consumidor final. Por ejemplo, en la etiqueta de la carne del ganado criado con alimentos transgénicos no figurará nada, ni en productos no alimenticios como la ropa elaborada con algodón genéticamente modificado.

No obstante, en la normativa aprobada no se mencionan medidas de seguridad para la salud y el medio ambiente. Al igual que antes, para que los productos modificados genéticamente sean aceptados para su comercialización, deberán ser analizados individualmente y demostrar que no causan ningún daño para la salud y el medio ambiente.

Ya existen en el mercado europeo una veintena de productos modificados genéticamente autorizados antes del inicio de la moratoria. Ahora tendrán que adaptarse a la nueva normativa y hay otros veinte productos pendientes de autorización.

Según la normativa hasta ahora, para figurar en la etiqueta, el ingrediente genéticamente modificado debía contener al menos el 1% del alimento. Además, productos como el aceite extraído del girasol transgénico o las galletas elaboradas con este aceite escapaban a la ley. Asimismo, los piensos no tenían que explicar que eran transgénicos.

Por otro lado, uno de los aspectos que más preocupa a los ecologistas es el riesgo de contaminación, de intercambio de información genética entre cultivos modificados genéticamente y el resto. En este sentido, el Parlamento ha confiado en cada Estado la responsabilidad y la normativa para evitarlo.

Al final, quizás no del todo, pero en el mercado europeo al menos se han abierto ventanas a los alimentos genéticamente modificados.

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