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¿Aditivos vitamínicos como garantía de salud?

2001/07/01 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia


¿Te sientes cansado? Esto lo solucionará el aditivo vitamínico. ¿Que el niño no crece tan rápido como se quiera? Déjale las vitaminas y pronto descubrirás la diferencia. ¿Te cae el pelo? Puede que tengas escasez de vitaminas, ¡toma estas!

A menudo escuchamos similares y, de hecho, los aditivos vitamínicos son cada vez más comunes. Por un lado, la compra de estos aditivos no requiere receta médica; por otro, la publicidad en medios de comunicación (a veces mezclados con consejos sasimédicos) y la variedad es amplia: vitaminas más minerales, que se ofrecen junto a otros incentivos con un nombre atractivo y exótico... Sin embargo, mucha gente teme que no tome suficiente vitaminas y minerales y, para asegurar una buena salud, compra aditivos vitamínicos en la farmacia. Desgraciadamente, estos aditivos vitamínicos sólo garantizan su aporte.

El cuerpo humano necesita muchos componentes para cumplir sus funciones. Entre ellas, las principales materias primas son los hidratos de carbono, las proteínas y las grasas o grasas, que son captadas por el cuerpo a través de los alimentos. Además, son muy importantes la fibra y el agua. Por lo tanto, aunque todas las vitaminas y minerales se tomen en cantidades recomendadas, es evidente que no se puede prescindir del resto de ingredientes de los alimentos.

Especialmente en la vejez hay que cuidar la alimentación.

No obstante, en algunos casos se recomienda la administración de aditivos vitamínicos. Por ejemplo, los que están siguiendo una dieta baja en calorías necesitan casi la ayuda de aditivos, ya que las cantidades de vitaminas y minerales que se ingieren con esta medida (por debajo de 1.500 o 1.300 kcal) son insuficientes. Algo parecido ocurre con muchas personas mayores. En la vejez los problemas de salud y las digestiones pesadas son habituales, por lo que si no son atendidos por el entorno, muchos de los mayores tienden a comer cada vez menos. Además, al elegir alimentos fáciles de elaborar y masticar, la dieta se desequilibra. En estos casos, lo mejor es acudir al médico para comprobar el estado de salud de la persona mayor y saber cuál es el suplemento adecuado.

Por otro lado, en diferentes momentos de la vida las necesidades aumentan. Por ejemplo, las mujeres embarazadas toman ácido fólico y hierro por prescripción facultativa: el ácido fólico es imprescindible para el desarrollo de la médula espinal del embrión y el hierro es necesario para combatir la anemia fisiológica de la embarazada. Estos dos no son, por supuesto, los únicos ingredientes que debe cuidar el embarazado, pero a pesar de una alimentación orotárica y equilibrada, es fácil que el hierro no sea suficiente y por la importancia que tiene el ácido fólico hay que asegurarse de que se toma una cantidad mínima.

Las mujeres embarazadas deben tomar ácido fólico y hierro.

Las necesidades de vitaminas aumentan también en deportistas y fumadores. Los deportistas tienen acelerado el metabolismo de la obtención de energía y los mecanismos corporales están obligados a hacer un esfuerzo especial (lo mismo les ocurre a los niños y jóvenes que trabajan duro o se mueven mucho). Las vitaminas, al participar en muchos procesos metabólicos, son esenciales. Por otro lado, junto con el sudor se eliminan algunos minerales, por lo que la recuperación de lo perdido tras la jornada deportiva es muy importante para evitar carencias. Sin embargo, lo que cree que mejorará las marcas por la ingesta de aditivos vitamínicos y minerales está muy equivocado.

El caso de los fumadores es diferente. Los efectos de la nicotina y el humo aumentan las necesidades de las vitaminas A, C y E. Las personas que beben mucho alcohol también presentan síntomas de escasez de vitaminas, especialmente de la vitamina B1. Y el café y el té evitan la absorción de ácido fólico, vitaminas A y B12. En cierta medida, todas las sustancias tóxicas afectan al metabolismo corporal y para compensar el desequilibrio es necesario tomar vitaminas, entre otras. Eso sí, estas vitaminas no eliminarán totalmente los daños producidos por sustancias tóxicas.

Por lo tanto, las vitaminas no son todopoderosas. Y aunque son imprescindibles para vivir, el abuso perjudica. Los aditivos vitamínicos no son chuches que se pueden tomar de cualquier manera. Las vitaminas se dividen en hidrosolubles o solubles en agua y liposolubles o solubles en grasas. Los primeros (del grupo B y vitamina C) se eliminan por medio de la orina. Pero los liposolubles (A, D, E y K), si se consumen en exceso, se acumulan en las grasas del cuerpo y provocan graves daños. Por ejemplo, la vitamina A excesiva provoca problemas hepáticos y cutáneos, mientras que la vitamina D excesiva provoca la acumulación de calcio en tejidos renales, hepáticos y cardíacos.

Los niños necesitan mucha vitamina y mineral.

Para la mayoría de los expertos, y cuando el médico no aconseja otra cosa, lo mejor es obtener vitaminas a través de alimentos. Además, además de las vitaminas, los alimentos contienen otras sustancias que favorecen la salud: polifenoles de uva, flabonoides de frutas y verduras, etc. Sin embargo, hay que tener en cuenta que algunas vitaminas se pierden con facilidad por su preparación o por mantenerlas en contacto con el aire durante cierto tiempo. Por eso, la forma más segura, sana y ¡cómo no! de satisfacer todas las necesidades es comer de todo y en la medida adecuada. ¡Feliz!

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