}

Los pájaros de Txernobyl se adaptan a la radiactividad

2014/05/09 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

En la primavera de 2010, 24 años después del desastre de la central nuclear de Chernobyl, un grupo de investigadores desplegó redes en diferentes puntos de la zona de seguridad. El objetivo es capturar pájaros de lugares con diferentes niveles de radiación para medir el efecto de la radiación sobre ellos. Los resultados del estudio sorprendieron al ver que los pájaros se adaptaron a la radiación. La investigación ha sido publicada ahora en la revista Functional Ecologys.
Uno de los pájaros estudiados, un mokolodi (Coccothraustes coccothraustes), en manos del investigador. Ed. copyright: T.A. Mousseau y Anders P. Moller

El jefe de investigación fue Ismael Galván, quien aseguró que no esperaban estos resultados porque en investigaciones anteriores obtuvieron resultados opuestos: “Los estudios realizados hasta el momento sobre los chernobyl demostraron que los animales tenían más mutaciones de las habituales, incluso en aves. A nivel celular se observó una disminución de la producción de antioxidantes en todas las especies, lo que explica en parte el aumento de las mutaciones”.

Por lo tanto, a la hora de medir el nivel de antioxidantes de los pájaros capturados en esa primavera y los daños en el ADN, se esperaba que los antioxidantes estuvieran a un nivel inferior al normal y que los daños en el ADN fueran mayores de lo normal. “Pero vimos justo lo contrario, más aún: a mayor grado de radiación, mayor grado de antioxidante y menor daño en el ADN”, explica Galván.

En total se capturaron 152 pájaros, de 16 especies comunes, en 8 emplazamientos con distinto grado de radiación (0,02-92,90 por hora de microsievert). Antes de liberar los pájaros, vieron si parecían sanos o no, tomaron muestras de sangre y algunas plumas. En estas muestras se midieron cuatro parámetros: el grado de glutation (el antioxidante más representativo), estrés oxidativo, daños al ADN y grado de pigmento melanina.

Cuando los resultados de los estudios se relacionaron con el grado de radiación del lugar localizado por el pájaro, los pájaros que vivían en zonas de alta radiación tenían más antioxidantes, menos estrés oxidativo y menos daño en el ADN. En general, también tenían un aspecto mejor y lo mismo sucedía con una especie. Los investigadores concluyeron que los pájaros se han adaptado a la radiación.

Laboratorio en la naturaleza

Es la primera vez que se observa un caso de adaptación a la radiactividad en la naturaleza. Galván ha destacado que “en el laboratorio se ha observado esta adaptación en las culturas celulares, y también se han observado algunos indicios en los trabajos con plantas, pero hasta ahora no se había visto en animales salvajes”. De momento, sólo pueden confirmar la correlación, pero Galván cree que la clave de la adaptación está en la epigenética: “El medio provoca cambios en la expresión de los genes que, si son beneficiosos, pueden ser heredados por las generaciones venideras”.

Una de las redes de captura de pájaros con la central nuclear detrás. Ed. copyright: T.A. Mousseau

Galván recuerda que 28 años después del desastre de Chernobyl, “cuando realizamos 24 investigaciones”. Así, después de aquellos pájaros supervivientes de la catástrofe han vivido 24 generaciones en un entorno contaminado por la radiactividad. “Hay que tener en cuenta que estos pájaros son muy fieles al lugar de nacimiento, por lo que han vivido a largo plazo y de generación en generación con este nivel de radiactividad, así como especies migratorias”.

En el artículo de la revista Functional Ecology se recogen otros ejemplos coincidentes con esta hipótesis, entre ellos el de los habitantes de la zona de Ramsar. Ramsar, situado en Irán, es uno de los lugares con mayor radiactividad natural del mundo. Pues bien, la frecuencia de las aberraciones cromosómicas de los linfocitos de sus habitantes es menor que la de las personas que viven sin radiactividad.

Lumagorriak (y pelirrojos), más vulnerables

Además, los investigadores se fijaron en el color de los pájaros. En otro estudio publicado hace tres años en la revista Oecologia, el equipo de Galván demostró que la radiactividad afectaba más a las poblaciones de pájaros con plumas rojas que a los de pluma negra.

“Los pájaros y nosotros también producimos dos tipos de melanima: una negra, la eumelanina, que nos protege de la radiación y otra roja, la feomelanima, la fototóxica”, explica Galván. “los pelirrojos tienen feomelanina, lo que conlleva un mayor riesgo de cáncer de cuero”.

Sabiendo esto, estudiaron la melanina de los lúmenes de los pájaros y vieron que los pájaros productores de eumelanina se han adaptado mejor a la radiactividad que los productores de feomelanina. También se analiza la causa: “la producción de feomelanina requiere cisteína, siendo el mayor almacén de cisteína el glutation, principal antioxidante celular. Por tanto, en la producción de feomelanina se consumen antioxidantes, lo que los hace más vulnerables a la radiación”.

Dos investigadores que investigan a largo plazo en Txernobyl, Timothy Mousseau a la izquierda y Anders Moller a la derecha. Ed. copyright: G. Milinevski

Si tener plumas rojas (o pelo rojo) es tan perjudicial, ¿cómo hay pájaros de plumaje rojo y pelirrojos, qué ventajas tienen? Galván cree que la ingestión de cisteína puede ser tóxica. Ser pelirroja (producción de feomelanina) puede ser una forma de retirar la cisteína”.

Galván ha colaborado con otros investigadores internacionales en sus investigaciones en Chernobyl. Algunos de ellos, especialmente la Universidad de París-Sud y la Universidad de Carolina del Sur, llevan años investigando las consecuencias de la radiactividad en los seres vivos, desde hace muchos años en Chernobyl y desde 2011 en Fukushima. Según Galván, “nos enseñan importantes lecciones de las investigaciones realizadas allí”.

Gai honi buruzko eduki gehiago

Elhuyarrek garatutako teknologia