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Transformación genética en agricultura y alimentación

1999/10/01 Ruiz de Galarreta, Jose Ignacio Iturria: Elhuyar aldizkaria

La agricultura se ha basado desde el principio en la selección de determinadas especies, y en ellas, especialmente de variedades con características favorables, tanto para la plantación como para conseguir una mayor cantidad y calidad del producto. La mejora genética es la implantación de una metodología científica en el proceso mencionado. Gracias a ello, junto con la implantación de nuevos productos agrícolas y las nuevas técnicas agrícolas modernas, se han conseguido semillas que han conseguido el rendimiento actual de la agricultura. La mejora genética se basa en la variabilidad natural de las especies plantadas y de los herederos cercanos que pueden cruzarse con ellas. Si la introducción de una determinada característica a una determinada especie fuera interesante y no existiera tal característica en las variedades disponibles, la mejora genética no podría actuar. En ello se está trabajando, más o menos en los últimos 15 años, la biología molecular.

La aplicación de tecnología de ADN recombinante ha supuesto una revolución en el campo de la mejora genética de las plantas. Hasta ese momento, la mejora genética se ha realizado mediante la selección de las variateras y técnicas de cruce. Además de un proceso lento y costoso, eran técnicas con barreras genéticas insalvables.

Las plantas alteradas tienen los siguientes objetivos:

  • Tolerancia o resistencia a organismos que consumen, contaminan y destruyen plantas.
  • Tolerancia a situaciones extremas como sequía, salinidad, calor/frío.
  • Productividad.
  • Conseguir en las plantas ciertas características compositivas, de conservación o de procesado (composición más nutritiva, reducción de toxinas naturales o producción de compuestos de interés farmacológico).

Hasta ahora se han transformado gran cantidad de maíz, tomate, soja, patata, algodón, arroz, girasol, remolacha, tabaco, alfalfa y verduras. Casi 60 especies de plantas transgénicas están investigando antes de su comercialización (cerca de 20.000 experiencias en el mundo).

Otras aplicaciones de esta tecnología permiten la producción de hormonas en plantas de interés terapéutico y enzimáticas. Por ejemplo, al tener el gen de la subunidad B de la toxina del cólera, han desarrollado una patata transgénica que inmuniza a esta enfermedad. Así mismo, se han desarrollado genes que codifican proteínas de alto valor añadido en los mamíferos de diversos mamíferos. Son fármacos como el activador del plasminógeno o el factor anti-hemofilia. En el caso de los alimentos fermentados se han obtenido bacterias lácticas y levaduras transgénicas para la obtención de queso con menor tiempo de maduración o vino con sabor a fruta.

Hasta la fecha se han extraído 16 productos transgénicos existentes en el mercado en Europa: 12 plantas transgénicas, 3 vacunas y kit de análisis para localizar bacterias que pueden estar presentes en la leche. Todas ellas han sido analizadas en profundidad antes de la concesión de la autorización de comercialización.

La Unión Europea ha aprobado diversas leyes para proteger la salud de los consumidores. Los requisitos se basan en determinar la composición nutricional del alimento transgénico y en detectar posibles alergias o toxicidad. El resto de alimentos no son sometidos a este tipo de pruebas, pero su efecto sería obligatorio. El control de los posibles riesgos para el medio ambiente y la salud humana de las actividades de los organismos modificados genéticamente en España se establece en la Ley 15/94, de 3 de junio, y en el Reglamento aprobado por Decreto 951/1997. Dos directivas comunitarias (90/219). y 90/220 CEE) incorporadas a la legislación española. Asimismo, se ha regulado el etiquetado de los alimentos transgénicos destinados al consumo humano, como el soja y el maíz, mediante el Reglamento de los Ministros de Agricultura del Consejo de la Unión Europea (1139/98, mayo 1998). Entró en vigor el 3 de septiembre de 1998, en sustitución del reglamento 1813/97.

Sin embargo, uno de los temas que más debate suscita en la normativa europea es el etiquetado, ya que se pretende que aparezca en todos los alimentos transgénicos que se comercializan. Por eso la ley sigue esperando cambios.

Los controles a los que deben someterse las variedades genéticamente modificadas, dos veces mayores que los alimentos convencionales, deben asegurar al consumidor y al agricultor no sólo seguridad y salud sino también eficacia en su uso. El primer requisito es la inscripción en el Registro de Variedades Comerciales, tanto en España como en la organización que opera en Europa. Los requisitos de inscripción se pueden agrupar en tres tipos de criterios: identificación, valor agrícola y resistencia a enfermedades.

Los alimentos transgénicos son, en definitiva, una realidad indiscutible. Los científicos que trabajamos en estos temas no podemos obviar los efectos de su sociedad, sino que debemos hacer frente a la responsabilidad de informar a la sociedad sobre sus posibles riesgos y sus enormes oportunidades.

José Ignacio Ruiz de Galarreta (NEIKER)

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