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¡Lleno de hormonas!

2003/09/14 Rementeria Argote, Nagore - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

Parece que en verano los adolescentes están más locos que nunca. Las hormonas suelen ser redondas y los adultos tienen tareas para comprender sus alteraciones de humor y controlar sus desplazamientos. Pero llega el otoño.
¿Influye el instinto de la madre en las hormonas?

Además de animar a los jóvenes, las hormonas tienen otro trabajo. Ayudan a controlar y regular las funciones vitales de los animales y plantas. Y esas son realmente palabras gordas.

Se encarga, entre otras cosas, de controlar el crecimiento corporal, el desarrollo de órganos sexuales, la frecuencia cardiaca y la cantidad de orina. Y en el metabolismo también son fundamentales. Preguntar al niño con diabetes. Ya sabrá que la insulina que recibe desde fuera es absolutamente necesaria. De hecho, el niño diabético no segrega suficiente insulina en la sangre y debe tomarla de fuera, ya que la insulina es una de las hormonas que se encarga del control de la concentración de glucosa o glucemia en la sangre.

¿Influyen en el comportamiento?

El sentido que tenemos los animales se debe en gran medida a las hormonas, que son las encargadas de sincronizar la época reproductiva, entre otras cosas. Sin embargo, la influencia de la cultura en el comportamiento humano no puede ser descartada, por lo que los demás animales pueden tomarse como ejemplo.

En la adolescencia las hormonas están de moda.

En el caso de las ovejas, por ejemplo, el instinto maternal está impulsado por una hormona llamada ocina. Se sabe que una vez parado el cordero, la madre le explora todo el cuerpo, pero en realidad las ovejas no se sienten atraídas por el líquido amniótico que se desprende al parto. Sin embargo, las contracciones al parto provocan la secreción de la hormona de la ocina, lo que impulsa a la oveja a explorar a un cordero recién nacido, empapado del líquido amniótico. De este modo, la relación madre-hijo se fortalece.

En el caso de los seres humanos, por el contrario, se dice que la testosterona aumenta la agresividad (agresividad) de los hombres, pero no sólo eso, no tener un nivel adecuado de testosterona repercute en el bienestar, tanto en los hombres como en las mujeres.

Señal de juventud

El trabajo de las hormonas comienza en el propio feto. Entre otras cosas, contribuyen al desarrollo de los órganos sexuales del niño. Y aunque en los primeros meses del niño estas hormonas sexuales siguen siendo muy activas, en la infancia suelen estar algo silenciosas. Eso, sin embargo, no es más que una calma previa a la tormenta, ya que cuando el niño llega a la adolescencia el ejército de las hormonas sexuales empieza a trabajar a tope.

A medida que pasan los años, el cuerpo produce menos hormonas.

El trabajo apasionado de las hormonas confiere al niño las características de la juventud: fuerza, rapidez, deseo sexual, ingenio... y la desvergüenza tampoco falta. El tiempo y el sentido consiguen reducir la desvergüenza, salvo excepciones. Y la fuerza y la vitalidad tampoco son para siempre, ni las demás características, desgraciadamente.

Los primeros indicios de la vejez aparecen cuando la producción de hormonas sexuales comienza a disminuir. Este descenso provoca menopausia en las mujeres y andropausia en los hombres. Existen terapias basadas en hormonas, denominadas terapias sustitutivas, para los casos en los que los cambios producidos en esta época afectan negativamente a la salud.

Otras hormonas no sexuales también influyen en la juventud. La somatotropina, por ejemplo, impulsa la restauración de la piel, retrasa la osteoporosis y mantiene el corazón fuerte, entre otras cosas. Por algo se le llama la hormona de la juventud.

En general se produce menos hormonas en la vejez, por lo que se trabaja con hormonas en la búsqueda de una poción mágica para ser siempre jóvenes.

Superhombre, ¿de hormona a cuello?

Los deportistas son los más cercanos al concepto actual de superhombre y supermujer: son jóvenes, esbeltos, fuertes y rápidos. Pero nunca falta la sombra oscura del dopaje sobre el deporte. La EPO o eritropoyetina es la sustancia prohibida más conocida. Esta hormona se utiliza para mejorar el rendimiento de los deportistas, ya que favorece la producción de glóbulos rojos y permite transportar más oxígeno en la sangre. Esto mejora la actividad muscular pero al mismo tiempo aumenta el riesgo de trombosis.

Las hormonas para mejorar el rendimiento deportivo pueden provocar graves consecuencias en el organismo.

Además de la EPO, se utilizan otras hormonas para mejorar el rendimiento corporal. Pero muchos están prohibidos porque pueden causar problemas en la salud. Una de las hormonas prohibidas es el clenbuterol. Esta hormona se hizo conocida hace unos ocho años por el contagio de varias personas tras comer el hígado de los animales. El clenbuterol favorece el crecimiento muscular y la combustión de las grasas. Por ello se ha donado a las reses de carne y de competición. Con el objetivo de conseguir cuerpos musculosos, hay hombres y mujeres que también toman clenbuterol, aunque a dosis menores.

Queremos poner las hormonas a nuestro favor. Parece ser que son un atajo para convertirse en superhombres y supermujeres y se pueden utilizar para hacer una poción mágica de la juventud de siempre. Pero eso no parará el paso del tiempo. Sin embargo, no hay que olvidar que las hormonas han contribuido a mejorar la salud de muchas personas y que en el futuro tendrán más usos como medicamentos.

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