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El poder de los genes

2008/04/12 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

Desde hace tiempo estamos en la época de los genes. Parece que tienen una autoridad ilimitada, ya que casi todos los días aparece en los medios de comunicación la noticia de que han asociado un gen con una característica determinada: que han identificado el gen de los ojos azules, de una enfermedad u otra. Hay que tener en cuenta que la homosexualidad y la infidelidad son algo de los genes.
¿Depende de los genes qué es y qué será cada persona?
NHGRI

Algunas han llegado a creer que todas las características, tanto físicas como comportamentales, dependen de los genes, lo que se conoce como determinismo genético. Los genes, llevados al extremo, son dioses para los fieles o estrellas para los seguidores de la astrología para los deterministas genéticos. Creen que depende de los genes qué es y qué será cada persona.

Sin embargo, los genes no mandan tanto. Los genes son trozos de ADN que contienen información para producir proteínas, pero el ser un gen para producir una determinada proteína no significa, ni quiere ni quiere, que esa proteína se formará, lo que dará una característica a la persona. De hecho, son muchos los factores que influyen en el funcionamiento de los genes, muchos de ellos de origen ambiental. Por lo tanto, en la creación de una característica concreta, las condiciones exteriores, como el sol, la alimentación, la educación, pueden tener la misma o incluso más influencia que los genes.

En los últimos tiempos, los investigadores se han centrado en ello y han aclarado algunos mitos o pensamientos erróneos. Por ejemplo, han demostrado que los genes no determinan en absoluto el comportamiento sexual. Es cierto que la modificación de un gen concreto de moscas de frutas puede alterar su comportamiento. De alguna manera, se convierten en bisexuales: no sólo tratan de mantener relaciones sexuales con el otro sexo, sino también con las moscas del mismo sexo. Los investigadores descubrieron que identificaron el gen de la homosexualidad.

Sin embargo, con el cambio de gen se demostró que las moscas de fruta perdieron la capacidad de diferenciar el sexo de sus miembros. Por eso intentaban lo mismo con unos y otros. En las personas, sin embargo, la atracción sexual no es sólo cuestión de olores. ¿O alguien cree que sí, que el tema es tan simple?

Cáncer, por ejemplo

La creencia de que el cáncer es una enfermedad genética está muy extendida.

Muchas veces se ha considerado que el cáncer es una enfermedad genética, es decir, que si se tiene un gen asociado a un cáncer, tiene todas las posibilidades de desarrollar este tipo de cáncer. Sin embargo, en un estudio realizado con cien mil gemelos se observa que la incidencia de los genes en la generación de cáncer es muy baja, inferior al 10%.

Sin embargo, en algunos tipos de cáncer, la presencia de una variante genética asociada a este cáncer aumenta su riesgo de desarrollo. Así, el cáncer de mama tiene un 27% más de probabilidades de padecer cáncer que el que presenta un gen asociado, un 35% más en el cáncer de colon y un 42% en el de próstata. Pero la aparición de la enfermedad depende sobre todo de los factores que la rodean: beber alcohol, fumar, exposición a sustancias químicas, nutrición o ciertas infecciones.

Sin duda, creer que la influencia de los genes es mayor de lo que es o en el determinismo genético puede ser peligrosa o nociva. Por ejemplo, si una persona conoce de alguna manera que tiene un gen asociado a un cáncer determinado, puede ocurrir que viva con miedo al desarrollo del cáncer, aunque realmente tenga pocas posibilidades de desarrollarse.

Determinismo genético, peligroso

Creer en el determinismo genético puede ser, no sólo para uno mismo, sino también para la sociedad.

Pero creer en el determinismo genético puede ser peligroso no sólo para uno mismo sino para la sociedad. Unas declaraciones del presidente francés, Nicolas Sarcozy, en la revista Philosophie magazine, demuestran las consecuencias que puede tener creer en el determinismo genético. Según él, no se trata de la creación de pedófilos ni de suicidas. Por lo tanto, los padres de 1.200-1.300 niños y niñas que se matan cada año no tienen ninguna responsabilidad. No dijo más, pero parece que quería decir que “Todavía tendrá menos responsabilidad, entonces el gobierno, ¿no?

Sarcozy no es el único con estas consecuencias. El jefe forense de Scotland Yard cree que sería conveniente descodificar el ADN de los niños con comportamientos agresivos y guardar la información en una base de datos. De este modo, en base a esta información, puede haber una oportunidad para prevenir futuras agresiones. Esta cuestión ha suscitado una gran controversia en Gran Bretaña, pero la policía local tiene la capacidad de recoger la muestra de ADN de cualquier detenido mayor de diez años desde 2004, a favor o en contra de los ciudadanos.

Por el contrario, la mayoría de los científicos dicen lo contrario. De hecho, según los últimos estudios, los genes tienen una incidencia máxima del 20% en la tendencia al suicidio y no hay género relacionado con la tendencia agresiva.

En el otro extremo, se ha observado la influencia de los genes en otras características o enfermedades. Algunas enfermedades son causadas por mutaciones concretas: Distrofia muscular de Duchenne, mal de Huntington... En ellos, si en el ADN hay una variante genética que produce la enfermedad, antes o después, ésta se manifiesta.

¿Hasta qué punto gobiernan los genes? Los científicos todavía están completando la respuesta, pero al menos tienen una cosa clara: su autoridad no es total.

Publicado en Gara

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