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Terapia génica para aplicar correctamente los latidos del corazón

2002/09/12 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

Investigadores de la Universidad Johns Hopkins de EE.UU. han utilizado la terapia génica para controlar los latidos de los corazones as. Según ellos, el método podría ser también válido para las personas, evitando así la necesidad de marcapasos.
Esta terapia evitará la necesidad de marcapasos.

En los embriones todas las células del corazón tienen la capacidad de dar pulsaciones rítmicamente. Sin embargo, al madurar, la mayoría de las células pierden la capacidad de latir y sólo las células especializadas tienen esa capacidad. El problema es que a veces estas células que controlan los latidos del corazón con la edad mueren. Esto supone la instalación de 600.000 marcapasos anuales.

Gracias a los marcapasos, el corazón recibe la fuerza eléctrica necesaria para iniciar el latido, además de controlar el ritmo del latido. Sin embargo, no todo son favorables: las operaciones de colocación del marcapasos son largas, costosas y peligrosas, las baterías deben ser sustituidas cada 5-10 años y el paciente debe evitar campos magnéticos como detectores de metales y varios escáneres médicos.

Todas las células del corazón de los embriones tienen la capacidad de producir y controlar latidos.

Para superar todos estos problemas, los investigadores han inventado una forma de dar esta capacidad a células que no tienen capacidad de producir latidos. De hecho, han utilizado la terapia génica para recuperar la capacidad que las células cardíacas de los embriones pierden y volver a dar latidos. Un virus ha modificado la proteína que introduce iones de potasio positivos dentro de la célula. El virus lleva un gen que codifica esta proteína, pero en este caso la proteína está modificada.

Cuando las células del corazón producen proteína modificada gracias al gen introducido, la célula deja de trabajar. Esto genera una carga eléctrica negativa en el interior de la célula; la electricidad se propaga a todo el corazón y se forma una contracción rítmica. Parece ser que basta con cambiar algunos miles de células, por lo que no son necesarios muchos virus ni genes.

Los resultados del estudio han sido publicados en la revista Nature. Sin embargo, la investigación está en sus inicios y, para su uso en humanos, debe recorrer un largo camino.

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