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La recuperación de humedales destruidos no es fácil

2001/06/27 Roa Zubia, Guillermo - Elhuyar Zientzia

Expertos de la Universidad de Ohio señalan la necesidad de crear humedales en Estados Unidos para hacer frente al problema de la contaminación del Golfo de México. Según el informe elaborado, se debería convertir al menos en humedal entre 5 y 13 millones de acres. Además, los científicos han considerado necesario que la superficie entre 19 y 48 millones de acres sea un bosque junto al río.

La destrucción del 80% de los humedales existentes en la zona durante los dos últimos siglos ha hecho que el Golfo de México se haya visto fuertemente contaminado. Los humedales cumplen una función muy importante, constituyendo un espacio entre el río y las tierras agrícolas, tanto física como ecológicamente. Entre otras cosas, reducen el número de contaminantes.

Los problemas del Golfo de México provienen de las aguas del río Mississippi. Es de gran caudal y sale a la mar tras recorrer muchos estados y grandes ciudades. El caudal de agua es variable a lo largo del año y alcanza su máximo en verano. En el agua fluyen lodos, metales pesados y muchos compuestos químicos, por lo que en el golfo cada vez hay mayor cantidad de contaminantes. Uno de estos contaminantes es el nitrógeno (compuestos nitrogenados). El nitrógeno tiene una gran influencia, sobre todo en el metabolismo de las algas. La propuesta de los científicos es recuperar el equilibrio químico y biológico a través de los humedales.

En Estados Unidos se ha dado una nueva tendencia en los últimos años: el Estado autoriza la destrucción de un humedal si el destructor crea otro cercano. Así, en los últimos siete años se han convertido en 42.000 humedales de acre que sustituyen a la reducción de 24.000 acres.

Sin embargo, los ecologistas de la Universidad de Wisconsin han explicado los problemas que tiene esta actividad, ya que los humedales artificiales no actúan como los naturales. Los lagos artificiales se construyen en lugares que no se crearían por sí mismos y, además, no se realiza ningún seguimiento para llevar el control. Según los ecologistas, antes de destruir un humedal natural, habría que recoger sus datos durante al menos cinco años.

Se han publicado explicaciones e informes. Ahora es el turno de George Bush para afrontar el tema y buscar soluciones.

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