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Ambient Intelligence a Inteligencia Ambiental

2005/10/04 Saiz Elizondo, Rafa - Itsas Enara Ornitologia Elkartearen lehendakaria

En las últimas décadas hemos conocido avances técnicos que han facilitado nuestra vida. Antes, nuestros padres conocieron aparatos y herramientas diferentes a los nuestros abuelos. Además de en el taller, en casa, en la escuela y en el ocio. El desarrollo de la digitalización ha sido, sin duda, la principal característica de los últimos años. Los siguientes serán entornos tecnológicos inteligentes adaptados al ser humano.
Ya no sólo la música y el texto, sino también las imágenes y vídeos son digitales. La mayoría de las máquinas utilizadas en la industria también reciben órdenes digitales mediante programas. Incluso cuando los dispositivos intercambian información entre sí, se envían bits: cámaras, teclados, lectores de CD al PC, PCs a la pantalla u otros PCs.

Pero las señales del mundo real, como el sonido, la imagen o las letras, no son por sí mismas digitales, y para que la nueva información pueda servir a estos sistemas, es necesario digitalizar las entradas — inputs — mediante dispositivos específicamente diseñados para ello: escáner, cámara digital, teclado, tarjeta sonora, etc. No en el hogar, pero también en la industria, en la medicina y en muchos otros campos se han utilizado muchos otros tipos de dispositivos, como sensores utilizados para medir parámetros como temperatura, presión, humedad, etc. También se hace el camino inverso: las señales que vemos y oímos son analógicas y los altavoces o pantallas, que reciben información digital a través de los cables, emiten señales analógicas a los ojos.

Con los entornos inteligentes se acabará la tecalta y el resto. hablaremos con tecnología.

Hasta ahora el PC ha sido el núcleo y la base de este sistema. Hemos conectado varios dispositivos de entrada/salida alrededor de su CPU (Unidad Central de Proceso) y por eso hemos denominado periféricos. Pero a partir de ahora todo esto empieza a cambiar: el entorno inteligente ha llegado, el nuevo avance que cambiará nuestra vida cotidiana.

Tecnología alrededor y en secreto

Estamos acostumbrados a considerar los ordenadores como un objeto físico limitado y bien identificado. Sabemos dónde está: sobre la mesa o en el automóvil. Sabemos también qué accesorios tiene y dónde están. La comunicación entre ellos es principalmente por cable. Pronto lo olvidaremos más. En nuestro entorno se esconden varios dispositivos que recogen información: cámaras, micrófonos, sensores de temperatura o presión. Estarán conectados entre sí por sistemas inalámbricos y comunicarán nuestras actuaciones, deseos, humor y deseos a una poderosa CPU.

La actitud que tomamos al sentarnos en un sofá, por ejemplo, depende de nuestro humor o de nuestra fatiga. Los sensores de presión que tiene el mueble van descubriendo la actitud que hemos tomado y 'conoceremos' cómo hemos llegado a casa. Le ayudará la información que le envían las cámaras que están en el salón después de escanear nuestro rostro: comprobará que realmente somos nosotros y sabrá si estamos triste, alegre, cansado o dormido según la actitud de los ojos, las cejas y la boca. Con esta información, puede que una voz dulce nos proponga escuchar este tipo de música o nos ofrezca un café, como nosotros quisiéramos.

Todo esto parece algo lejano, pero no olvides que este tipo de tecnologías ya se utilizan en algunas aplicaciones. Si para acceder a instalaciones como la pupila, las arrugas de la mano o la cara son cámaras y escáneres que nos examinan tal cual, son los que deciden si realmente somos nosotros y nos dejan avanzar. En algunos juegos que utilizan la realidad virtual también se utilizan sensores que miden la presión de las manos, colocados en unos guantes digitales.

Para acceder a instalaciones como la pupila, las arrugas de la mano o la cámara y los escáneres que nos analizan la cara como si estuvieran

El objetivo del entorno inteligente es que, mediante la integración de la tecnología (todas ellas), la vida se haga más cómoda sin que se note, en la medida de lo posible, la huella física de la tecnología. Los sistemas estarán en casa, en el coche, en la ropa, en el taller, en la oficina, en el bar, en el banco, en la calle... pero no los veremos. Esta idea se llama computación ubicua. A esto habría que añadir las posibilidades que ofrece actualmente Internet: consumo, búsquedas de información, contactos... Además, el usuario no debería realizar ningún esfuerzo adicional para comunicarse con los dispositivos, ni aprender a usar los ordenadores ni nada. Tampoco aprende un idioma diferente al suyo.

Con toda naturalidad, en euskera

La comunicación natural entre los seres humanos es el habla y, para que el entorno sea realmente inteligente, deberá comprender a cada uno de nosotros las órdenes que le damos o las preguntas que le hacemos y, además, nos tendrá que dar respuestas en nuestro idioma. Para ello, el desarrollo de la tecnología requiere de un trabajo diferente al desarrollo de otros, ya que cada lengua aporta sus propias exigencias.

Desarrollar una tecnología capaz de decidir si el rostro de un inglés, de una polinesia o de un kikuyu está escaneado o no, a pesar de su gran trabajo, basta con hacerlo una sola vez. Sin embargo, cada lengua tiene su propio vocabulario, sus sonidos, su melodía y su propia sintaxis, y cada uno requiere desarrollar su software particular. No es de extrañar que las tecnologías para hablar de lenguas potentes en inglés, japonés, castellano o Europa occidental estén más avanzadas que otras. El euskera también ha comenzado a investigar y crear tecnología para él, pero la tarea es enorme.

AnHitz es un proyecto creado por cuatro agentes vascos: Fundación Elhuyar, Universidad del País Vasco, VicomTech y Robotiker. En algunas áreas también intervendrá la empresa Eleka Ingeniaritza Lingustikoa. El objetivo de este proyecto es que los vascoparlantes no tengan que renunciar a nada para disfrutar de las ventajas de los entornos inteligentes y poder hablar en euskera sin limitaciones tecnológicas.

AnHitz cuenta con cuatro grandes áreas de trabajo, todas ellas relacionadas con entornos inteligentes, pero definidas para el euskera y los vascos. Los interfaces con los usuarios son los primeros en percibirlos. Las interfaces son dispositivos situados entre el usuario y la máquina. Nuestra misión es 'escuchar' nuestras palabras, convertir el sonido analógico en señal digital y crear una transcripción escrita de la grabación, en lo que se refiere a los inputs, y realizar las transformaciones de las palabras naturales en los altavoces, es decir, sintetizar el habla, en relación a los outputs, a partir de un texto escrito.

Para comunicarse en euskera con los personajes tecnológicos es necesario enseñar tecnología en euskera
Imagen: Vicomtech

Los sistemas deberán tener en cuenta tanto la entonación, la articulación, los sentimientos —el miedo, el miedo, la sorpresa, el asco, la vergüenza, la timidez...— como las formas de expresar significados especiales —la ironía, el cinismo...—, para que el mensaje escrito que generan sea más que un texto vacío: el significado se debe fijar lo mejor posible, sin ambigüedades. Asimismo, los mensajes que nos envíen las máquinas deberán ser adaptados a la situación, no a este tipo de mensajes estándar, y deberán ser entonados según las circunstancias.

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El segundo campo de trabajo es la gestión del conocimiento. Es inútil que nosotros podamos dar las órdenes en euskera, si las respuestas, aunque se reciban en euskera, son nulas. En la actualidad existe una gran información digitalizada, de la que la mayor parte se encuentra en condiciones de consulta y búsqueda, no siempre en manos de cualquiera, pero siempre en manos de su propietario. La información escrita es la que más volumen tiene en ese volumen, y al ser esta información ESCRITA, necesariamente habrá un idioma.

Hoy en día se puede hacer mucho con la información escrita. Por ejemplo, los archivos grandes pueden clasificarse automáticamente en función del contenido de los documentos. O comparar documentos y, aunque estén escritos en diferentes palabras, los sistemas se dan cuenta de que tienen un contenido similar. Los buscadores, además de buscar cadenas de texto concretas, conocen el significado de dichas cadenas de texto y pueden realizar búsquedas más amplias en función de ello. Nosotros pediremos 'pelota' y el sistema buscará también 'bola' y 'balón', si queremos. Pero para ello, la tecnología deberá tener en cuenta la lengua en la que se ha redactado el documento. Una vez más, es necesario realizar investigaciones y desarrollos lingüísticos. Hay que tener en cuenta las variantes de cada palabra (muy importante en el euskera, ya que tiene una gran declinación), pero también se tendrá en cuenta la influencia de la sinonimia y la polisemia y, por ejemplo, en qué campo de conocimiento se utiliza cada palabra. La tarea se ha extendido al ámbito de la semántica.

Nosotros pediremos 'pelota' y el sistema buscará también 'bola' y 'balón', si queremos. Pero para ello, la tecnología deberá tener en cuenta la lengua en la que se ha redactado el documento.

Para facilitar el trabajo tanto a uno como a otro, es imprescindible trabajar en profundidad el tercer campo: herramientas y recursos lingüísticos. Las necesidades anteriormente mencionadas requieren la existencia de unos recursos básicos previos. La información lingüística debe estar bien organizada y preparada para ser utilizada por las aplicaciones. ¿Cómo sabrán los buscadores que 'pelota' y 'bola' son sinónimos? ¿O cómo sabrán que 'segapoto' tiene tres significados (por el momento)? ¿O que es un dicho irónico ('joan ta harrapa eza')? ¿O 'he dicho', 'esan det', 'esan dot' y 'erran dut' son variantes de la misma frase? La respuesta son almacenes de datos amplios, organizados y etiquetados de forma lógica y, por supuesto, informáticos.

Por último, como ámbito de aplicación del anterior, se abordará también la traducción automática dentro de AnHitz. En este sentido, varios agentes ya están trabajando en el desarrollo de un motor entre las cuatro lenguas oficiales del Estado. Este mismo motor puede ser utilizado únicamente, al igual que lo hacen algunas aplicaciones actuales: nosotros introducimos como input un texto escrito en un idioma y el sistema nos devuelve una equivalencia en otro idioma. Sin embargo, las aplicaciones de consulta multilingüe podrían incluir este motor. Por ejemplo, nosotros hacemos una consulta oral en euskera, los sistemas buscaremos en euskera en los documentos en euskera, pero al mismo tiempo traducimos nuestra consulta a varios idiomas y realizamos una búsqueda en cada uno de ellos. Las respuestas serán traducidas al euskera y finalmente las ofrecerá tanto oralmente como por escrito.

Todo esto no es algo que nos compete mañana mismo, pero sí antes de lo que pensamos. Para ello se han dado los primeros pasos necesarios y ya existen herramientas y recursos que se encuentran en vías diferentes. Pero todavía queda mucho por hacer. Ese es nuestro reto.