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Seda: suavidad y lujo

2003/05/11 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

"¿Vais a la ópera a menudo? Imaginad que esta noche vais a la ópera por verme, al festival que abrirá el Oro de Rhin. Más de mil personas vestidas largas y trajes oscuros. El cálido olor de las mujeres, el ambiente aromático emitido por perfumes y desodorantes. Destello de la seda negra de esmoquin, destellos de coques limpios y diamantes. Todo brillante".
Las telas de seda eran usadas en su día sólo por personas de alto nivel social, y la seda sigue siendo un indicador de lujo.

Este párrafo aparece en la obra de teatro Kontrabaxua de Patrick Süskind. Para expresar lujo y prosperidad ha utilizado las palabras ‘ópera’, ‘perfume’, ‘esmoquin’, ‘diamante’ y, cómo no, ‘seda’. Y no en vano, la seda ha sido desde siempre uno de los tejidos más preciados.

Y es que la seda tiene un toque suave y dulce, es brillante, se puede tonificar con los colores más fascinantes y representa la magia oriental. Además es ligero, resistente y elástico, no arde, resiste la lluvia y los insectos no atacan.

Sin embargo, no todo puede ser a favor y tiene aspectos menos satisfactorios: hay que limpiarlo a mano y con agua fría, no es recomendable usar lejía, se arruga con facilidad y hay que planchar con cuidado. A pesar de los inconvenientes, la fama de la seda ha durado miles de años y no parece que inventen a corto plazo un tejido que la supere.

Chino por nacimiento

La seda, de origen animal, produce gusanos de seda ( Bombyx mori ) en su camino hacia la mariposa. Al parecer, a. C. Para 2.700 años, en China sabían cómo aprovechar el trabajo de los gusanos, y durante cientos de años guardaron con cuidado este secreto. Las telas de seda sólo se usaban en los más altos niveles de la sociedad y consideraban la producción de seda como arte sagrado.

El gusano de seda se alimenta de hojas de mortero y cada dos días su peso y talla se duplican.

Con el tiempo este arte se extendió a Japón, India y Persia, y a C. Para el año 2000 llegó al oeste. En Europa, la industrialización de la seda comenzó en el siglo V y posteriormente se desarrolló mucho en Italia, Francia y España.

Del huevo al cátodo

El ciclo de gusano de seda dura unos 60 días y pasa por diferentes fases: huevo, gusano, crisálida y mariposa. El hombre ha conseguido cambiar la duración del ciclo, controlando la producción. Sin embargo, cuando llegan las mariposas, el macho fecunda la hembra y la hembra pone entre 300 y 500 huevos. Luego muere y el macho puede sobrevivir unos días más.

Los huevos son muy pequeños: en un gramo entran entre 1.000 y 1.500 huevos. A 25º C el gusano nace a los 15 días. Entonces empiezan a comer. Su único alimento son las hojas del manantial, que cada dos días duplican su peso y tamaño. De este modo, al nacer pasa de medir 2,1 mm a medir 8 cm en el 25º día y para entonces ya ha comido 20 hojas de morera como la que pesa. Seguirá comiendo y comiendo hasta alcanzar los 2,5 cm de espesor. Entonces parece que se satura y, levantando la parte delantera del cuerpo, empieza a bailar a un lado y a otro. Esto significa que comenzará a almacenarse en el capullo de seda.

Palacio de Seda

La seda tiene un toque suave y dulce, que se puede tonificar con los colores más fascinantes.

Cuando el gusano está listo para convertirse en una crisálida, comienza a fabricar un capullo de seda. Para ello mueve la cabeza en forma de ocho números, mientras dos glándulas cercanas a la mandíbula inferior segregan un líquido. En contacto con el aire, este líquido se solidifica y se transforma en hilo de seda. A su vez, el gusano segrega una goma que une los dos filamentos. Durante tres días transforma todo su líquido en seda. En un capulo se recogen 1.300 m de hilo de seda y se necesitan 5.500 gusanos para producir 1 kg de seda.

Dentro del capullo de seda, el gusano se convierte en crisálida. Si el hombre lo permite, 20 días la crisálida podría llegar a tener mariposa y salir al exterior. Para ello tiene que romper el capullo de la seda. Para evitarlo, los capullos de seda pasan por unos tubos de aire caliente, con lo que las mariposas que se están desarrollando en su interior mueren.

Los últimos pasos del proceso están en manos del hombre. Primero se procede a la recogida y cocción de los capullos de seda, lo que facilita la descomposición de la goma y la liberación del capullo. Los hilos son extremadamente finos, por lo que no pueden ser utilizados individualmente y los capullos se sueltan a cuatro o a veinte, dependiendo del grosor de la fibra de hilo que se quiera conseguir. Luego se trabaja la seda retorciendo los hilos. Las diferentes formas de retorcer dan una tela de diferente apariencia. Por último, la seda se hilera y se tiñe. El resultado es una tela suave y brillante.

Gusanos de seda transgénicos

Los chinos fueron los primeros en producir seda y durante cientos de años guardaron el secreto.

Teniendo en cuenta que la seda está hecha de proteínas, algunos científicos se han planteado que el gusano de seda puede ser utilizado para producir otras proteínas de interés humano. Por lo tanto, se ha identificado el gen que codifica la proteína de la seda y se ha detectado la posibilidad de incluir en su lugar el gen que codifica otra proteína.

En Japón ya se han realizado las primeras sesiones. Han conseguido formar un gusano de seda que produce una proteína en la piel humana, el colágeno. El colágeno se utiliza en medicina y la producción con hebras de seda es mucho más sencilla y económica que los métodos utilizados actualmente. En el futuro, creen que conseguirán producir otras proteínas de utilidad médica, como la insulina.

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