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¿Por qué las mujeres viven más tiempo?

2010/11/20 Aulestiarte Lete, Izaro - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

No es nuevo que las mujeres viven más tiempo que los hombres. En la actualidad viven una media de cinco o seis años más, frente a seis mujeres de 85 años podemos encontrar a cuatro hombres, y si nos fijamos en los 100 años, la diferencia es aún mayor. ¿Por qué? Según las hipótesis que últimamente están fortaleciendo, la explicación está en el fondo de nuestra biología.
Sólo uno de cada diez mayores del mundo es hombre.

La tendencia a la muerte prematura de los hombres se ha fundamentado en numerosas ocasiones en el desarrollo de actividades laborales duras o estresantes. Pero en los últimos años esta teoría se ha ido desvirtuando por la presencia y responsabilidad de las mujeres en el mundo laboral, tanto fuera como dentro del hogar.

Otra hipótesis es que las mujeres viven más tiempo, ya que los hombres, en general, tienen una mayor propensión a adquirir hábitos insanos (como el tabaco y el alcohol), y que no cuida tanto la alimentación. Pero esta teoría tiene contradicciones: entre otras cosas, ha aumentado el número de mujeres fumadoras, muchas consumen alcohol y hay quien no cuida mucho de la alimentación.

Además, aunque viven más tiempo, ¿por qué la salud de las mujeres mayores es peor que la de los hombres de la misma edad? Y en la mayoría de los demás animales, ¿es casualidad que la supervivencia de las hembras sea mejor? Pues parece que hay que buscar la explicación de todo esto en algo que va más allá de la vida y las costumbres.

Para el gerontólogo y profesor Tim Kirkwood de la Universidad de Newcastle, la explicación está en el fondo de nuestro universo biológico; la diferencia de esperanza de vida se debe a la composición genética de cada género. Es decir, según Kirkwood, las células del cuerpo masculino no están programadas genéticamente para sobrevivir tantos años. Por decirlo de alguna manera, las mujeres viven más tiempo porque son “más necesarias” desde el punto de vista evolutivo.

Según la teoría de Kirkwood, el organismo femenino está mejor preparado para combatir los daños, sobre todo porque son los responsables de la reproducción.
Manuel Allende

Soma desechable

El planteamiento de Kirkwood ha sido publicado por la revista Scientific American. Pero no es nuevo, ya que el autor expuso su esencia en 1977, bajo el título “Teoría del Soma Desechable”. El soma es el conjunto de células del organismo que no son células reproductoras (contrapuesto al germen).

Esta teoría explica por qué el ser humano no es eterno. Pues el germen es inmortal (perdura de generación en generación) y el soma es “de usar y tirar”, diferente de generación en generación. Para poder funcionar correctamente, nuestro cuerpo necesita un mantenimiento constante, los organismos deben utilizar los recursos disponibles para sobrevivir y reproducirse. Sin embargo, el desarrollo, el mantenimiento y la reparación de la soma (por ejemplo, los daños que aparecen en las células) requieren una gran cantidad de energía, hasta que la persona muere al cabo de unos años. Según esta teoría, el organismo femenino está mejor preparado para combatir los daños, sobre todo porque son los responsables de la reproducción. “Genéticamente el hombre es más “desechable” que la mujer”.

La supervivencia de las mujeres es mayor, pero la salud de las mujeres mayores suele ser peor que la de los hombres de la misma edad.

“Los mecanismos corporales son muy eficaces en el mantenimiento y reparación de las células, pero no son perfectos. Envejecemos porque el cuerpo comete errores —dice Kirkwood—. Los genes convirtieron nuestros cuerpos en vehículos a corto plazo, un vehículo que se mantiene bastante bien para crecer y reproducirse, pero no para sobrevivir”.

Hace unos años, en el laboratorio de Kirkwood se vio que los animales más longevos tienen mejores sistemas de mantenimiento y reparación. “Son más rápidas o se han ido desarrollando adaptaciones evolutivas que les permiten escapar, como las alas. También está científicamente comprobado que las células de las hembras reparan mejor que las de los machos los daños del organismo”.

Los resultados de un estudio realizado en Japón el año pasado confirman su teoría de que la “preocupación” por la menor supervivencia de los hombres podría corresponder al gen RasgrF1 de esperma. Utilizando el material genético de dos ratas madre, se formaron dos crías hembras (para ello se transformó el ADN de un óvulo para que actuaran como los espermatozoides). Pues bien, las crías de dos ratas madres sobrevivieron 186 días más que las de un macho y una hembra.

Además de en la mayoría de las otras especies, la situación del cuerpo femenino es muy importante para garantizar el éxito de la reproducción: “el feto crece en el útero de su madre, que tiene que darle el pecho. Por lo tanto, una excesiva afectación del cuerpo de la madre es un peligro para los descendientes sanos. La función reproductora de los hombres está menos relacionada con el estado de salud. Además, grandes cantidades de testosterona incrementan la fecundidad masculina, pero es perjudicial en términos de supervivencia prolongada”.

Publicado en Ortzadar.

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