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Van Gogh a los ojos de los científicos

2006/07/26 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

Para los científicos, Vincent Van Gogh tiene un interés especial. Sus obras están llenas de color y movimiento y, de alguna manera, son reflejo de la naturaleza del artista. Se sabe que Van Goh tenía problemas psiquiátricos: sufrió numerosas crisis y acabó suicidándose en 1890. Los científicos han tratado en más de una ocasión de analizar la relación entre su situación y su expresión artística.

Autorretrato con pimiento y oreja atada. En comparación con los cuadros que hizo en aquella época, esto es absolutamente tranquilo

Por ejemplo, en obras anteriores al suicidio — Noche estrellada (1889), Camino con ciprés y estrellas (1890) y Campo de trigo con velas (1890), aparecen cielos turbulentos. Sin embargo, en el autorretrato que pintó en 1988 no aparece.

El autorretrato está atado al pimiento y el oído, y es mucho más tranquilo que el resto. El propio Van Gogh afirmó que en la elaboración de este cuadro estaba totalmente tranquilo. Al parecer, cuando cortó el oído, le dieron bromuro de potasio y pintó el cuadro bajo su influencia.

Pero cuando hizo los demás no estaba tan tranquilo. Por el contrario, sufría crisis psicóticas, con alucinaciones y pérdida de conocimiento. También tenía epilepsia.

Según los físicos, esta confusión dio a Van Gogh la capacidad de imaginar turbulencias y no en todo caso, han demostrado que, ¡se corresponden con la ecuación que explica la teoría del flujo turbulento!

Ecuación de Kolmogorov

Han demostrado que los remolinos que aparecen en la noche estrellada coinciden con la ecuación matemática.

Los científicos han necesitado siglos para describir un flujo turbulento que no es nada fácil. Hay quien opina que la física de los remolinos es más compleja que la mecánica cuántica propiamente dicha. Aunque todavía no está completamente explicada, la teoría actual se basa en el trabajo realizado por el científico Andrei Kolmogorov en los años 40.

La ecuación de Kolmogorov explica la probabilidad de conocer la diferencia de velocidad entre dos puntos cualquiera en el flujo. Ahora, los físicos han estudiado si los remolinos de Van Gogh se ajustan a esta ecuación.

Para ello han tomado imágenes digitales de los cuadros y han calculado la probabilidad de que dos píxeles separados tengan el mismo brillo o luminosidad. Así, en los torbellinos pintados por Van Gogh han demostrado que la distribución de la luminosidad depende de la ecuación de Kolmogorov.

Los físicos no han quedado ahí, y también han estudiado los cuadros turbulentos de otros pintores para saber si cumplen la ecuación de Kolmogorov. Pero parece que Van Gogh era el único. Por ejemplo, en el cuadro de Eduard Munch de Garrasia aparecen numerosas estructuras como remolinos. En ellas, sin embargo, la distribución de la luminosidad no se corresponde con la ecuación de Kolmogorov.

Motivo del color

¿Usaría Van Gogh tanto color amarillo por abusar de la abenta? (Foto: Al Rose)

Además de los remolinos, algunos científicos se han centrado en el color. En concreto, investigadores de la Universidad de California han querido saber por qué Van Gogh usaba ese color amarillo.

Al parecer, Van Gogh tenía epilepsia y el medicamento que se administraba para tratar la enfermedad tenía un efecto colateral: podía producir xantopsis, es decir, ver todo de color amarillo. Igual efecto tiene el abuso de la abenta. La abenta era una bebida de moda de la época y Van Gogh también era aficionada.

Según los investigadores, tanto los medicamentos como la bebida pueden influir directamente en los trabajos de Van Gogh. De hecho, el color amarillo era el protagonista de la mayoría de sus cuadros, y la propia casa estaba totalmente pintada de amarillo. No por casualidad.

Publicado en Deia.