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La azarosa historia del pulsar

2007/09/23 Rementeria Argote, Nagore - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

En ciencia son muchos descubrimientos con una historia de anécdotas. Uno de ellos es el pulsar, el descubrimiento del astro que emite pulsos que se repiten en intervalos regulares. El descubrimiento del pulsar era ya una cuestión de fondo, debido a un cotilleo relacionado con los premios Nobel. Y ahora se ha descubierto que antes de que la comunidad científica se diera cuenta de esos pulsos, al menos otro amigo se fijó en un pulsar, sin saber qué era.

El primer pulsar se detectó en la nebulosa de M1 o Cangrejo, a 6.300 años-luz de la Tierra. (Foto: ANDA-JPL )

Pulsar XX. Fue uno de los descubrimientos más prestigiosos de la astronomía del siglo XX. Según los libros científicos, el primer pulsar fue visto por un astrónomo de Irlanda del Norte llamado Bell Burnell. La señal que le llegaba con regularidad le sorprendió, eran pulsos de menos de un segundo. ¿Qué era? ¿Quizás una señal alienígena? Podría ser.

La explicación fue descubierta más adelante por los astrónomos: el pulsar es una estrella de neutrones que gira, emite ondas electromagnéticas (ondas de radio, rayos X o gamma) por los polos y en cada gira llega un corto período de ondas a la Tierra.

En el momento del descubrimiento, se remonta a los años 60, Burnell era investigador estudiante en la Universidad de Oxford, y fue el primer artículo científico sobre el pulsar, escrito y firmado por él y su jefe de investigación, el radioastrofísico Anthony Hewish. Por este artículo recibió el Premio Nobel de Física en 1974. ¿Burnell no merecía parte del premio Nobel? Actualmente Burnell es un prestigioso investigador (presidente de la Asociación Internacional de Astronomía, que realizó una presentación inolvidable en el congreso que determinó que no se trataba de un planeta Plutón) y tras preguntarse por el premio Nobel sonríe con humor: los investigadores no reciben el premio Nobel.

Belle Burnell es actualmente un conocido astrónomo que le sacaron esta foto en una extravagante presentación en una reunión de la Sociedad Internacional de Astronomía, cuando Plutón perdió su carácter planetario. (Foto: Asociación Internacional de Astronomía )

A esta frase le falta añadir algo, que es que las mujeres investigadoras y estudiantes no reciben el premio Nobel. Y es que todavía hay hombres que han sido galardonados con el Premio Nobel por sus investigaciones como estudiantes o colaboradores.

Un militar mirando al pulsar

Estas cuestiones están escritas en la historia de la ciencia, aunque sea en el apartado de los cotilleos. Pero esta otra cuestión difícilmente se incluirá en este apartado. Lo cierto es que un ex militar estadounidense ha contado que él mismo había percibido un pulsar antes de que la comunidad científica supiera la noticia de las pulseras. Se llama Schisler y trabajaba en Alaska en el verano de 1967, responsable de un radar de detección de misiles.

Pues con ese radar recibía una señal todos los días a la misma hora. Teniendo en cuenta esta hora, calculó la posición exacta de la señal. Hace días que recogió datos sobre esta señal y con esos datos se dirigió al Departamento de Astronomía de la Universidad de Alaska. Allí descubrió que el pulso de la señal procedía de la nebulosa del Cangrejo, a unos 6.300 años luz de la Tierra. Durante meses continuó recogiendo datos de señales similares, sin saber qué eran y sin contar a sus superiores lo que estaba haciendo.

Para la detección de pulsares se utilizan radiotelescopios.
Universidad de Chicago

Al cabo de unos años descubrió que esas señales eran púlsares y se enteró de ellas en los medios de comunicación. Y se dio cuenta de que seguramente se fijó en esas señales antes que nadie. Pero como hemos dicho, Schisler no era un astrónomo, no era un científico, su labor era detectar misiles en radar, por lo que difícilmente entrará en la historia de la ciencia a pesar de ser el primer hombre que detectó un pulsar por primera vez.

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