}

Obesidad XXI. Obsesión del siglo XX

2002/05/14 Kortabarria Olabarria, Beñardo - Elhuyar Zientzia

"Nuestras ovejas son preferibles a un buen sat que a dos hambre" se puede leer en un fragmento de un cuento que cuenta Koldo Ameztoi. No le falta razón, el hambre es mala. Y es que cada día miles de personas mueren de hambre en los países pobres. Aquí no, los excesos de comida en sociedades avanzadas generan más problemas que el hambre.

Parece mentira, que no es mucho tiempo, nuestros padres y, por supuesto, nuestros abuelos conocieron el hambre; hoy en día, el hambre entre nosotros no genera problemas, la obesidad cada vez más.

La obesidad es la causa directa de numerosas enfermedades crónicas. La diabetes, las enfermedades del corazón, muchos tipos de cáncer… son el resultado de comer demasiado y mal. Sin embargo, la identificación obesidad = insomnio no puede hacerse tan clara. Detrás de la obesidad, a menudo se oculta la escasez de vitaminas y minerales. Así, los expertos aseguran que la obesidad debe ser tan cuidada como la escasez de alimentación.

Hace unos años era imposible decir así. Cuando el hambre mata a millones de personas, ¿cómo atender a la obesidad? En el mundo hay 815 millones de personas hambrientas, 780 de ellas en países en desarrollo. Según datos del año pasado, el número de personas con hambre en el mundo es similar al de personas con problemas de obesidad. Muchos de ellos son, además, habitantes de los países en desarrollo y de los países en los que hay hambre. En China, por ejemplo, el porcentaje de personas con obesidad ha pasado del 10 al 15% en tres años. En Brasil y Colombia los obesos representan el 40% de la población, lo mismo que en otros países europeos. En el África subsahariana, donde viven las mayorías de hambre, el número de obesos también aumenta, sobre todo entre las mujeres de las ciudades.

La aparición de la obesidad en los países en desarrollo no es de extrañar, ya que la tierra aporta comida suficiente para satisfacer las necesidades de todos, aunque los alimentos no llegan a los que más lo necesitan. El hambre es una de las consecuencias, la otra es la obesidad. Tanto los que están hambrientos como muchos con problemas de obesidad presentan una falta de vitaminas y minerales. Estos últimos comen gran cantidad de alimentos pero son escasos, es decir, consiguen llenar el estómago, pero el cuerpo no se hace con los alimentos que necesita. Una de las consecuencias más comunes de esta situación es la anemia por falta de hierro y la ceguera por falta de vitamina A.

¿Por qué aumentar la obesidad?

En los países en desarrollo, la obesidad puede considerarse como el resultado de la transformación de la alimentación, el ejercicio físico, la salud y la nutrición. En definitiva, la obesidad puede deberse a una transición nutricional. Los países pobres, a medida que se van desarrollando, van descubriendo los beneficios de los países ricos, los beneficios y los problemas, entre ellos la obesidad.

En los países en desarrollo, en la mayoría de los casos los núcleos urbanos avanzan más rápido que los núcleos rurales, con lo que los índices de obesidad también son mayores. De hecho, en las ciudades hay más y más baratas opciones de alimentación. Cada vez son más las mujeres que trabajan fuera de casa y nadie empieza a comprar y a cocinar alimentos saludables. Las obras urbanas son a menudo de escaso esfuerzo físico. A esto hay que añadir que cada vez más gente vive en las ciudades. En 1900 el 10% de la población mundial residía en las ciudades, frente al 50% actual. Todo lo anterior no significa que no haya problemas de obesidad en las zonas rurales. A estas zonas también han llegado las máquinas y la variedad de alimentos es cada vez más amplia.

Otra de las causas del aumento de la obesidad es la importación de alimentos de países desarrollados a terceros. En consecuencia, la alimentación tradicional basada en hortalizas y cereales se sustituye por una alimentación enriquecedora en grasa y azúcar. Algunos de los que saben en materia de alimentación afirman que los países avanzados venden a los países en desarrollo la peor carne, con mucha grasa y poca musculatura: el txuntxo de pavo o la carne de ala de ovejas.

La globalización ha transformado el significado típico de la obesidad. En México y Brasil, por ejemplo, el vínculo Persona Gruesa = Persona Rica ha sido muy habitual; hoy en día ocurre al revés. Los alimentos más baratos, más accesibles a los pobres, son los alimentos con más grasa, mientras que los más ricos tienen más posibilidades de alimentarse y pueden hacer una dieta más saludable.

Consecuencias de la mala alimentación

Estas situaciones están provocando problemas de salud similares entre los más gruesos y los más delgados: enferman más a menudo, tienen más problemas de discapacidad, viven menos años y, en general, tienen menos productividad. La obesidad aumenta el riesgo de padecer enfermedades crónicas. ¿Quieres algún ejemplo? La diabetes, la hipertensión, las enfermedades del corazón, los problemas vasculares, las enfermedades de la bilis, muchos tipos de cáncer… Y todo apunta a que la mayoría de ellos se producirán en países en desarrollo. Por ejemplo, los expertos creen que para el año 2025 el número de afectados por obesidad y diabetes alcanzará los 300 millones, de los cuales 225 serán de países en desarrollo. El cumplimiento de estas previsiones en países que ya tienen muchos problemas de supervivencia podría provocar una catástrofe.

¿Por qué engordamos?

Las causas de la obesidad no están muy claras, pero los expertos creen que la genética, la influencia del medio y la vida sedentaria tienen mucho que ver.

Quienes trabajan en el campo de la genética ya conocen el gen de la obesidad, pero no creen que en una sola ocasión sea suficiente para provocar la obesidad, es decir, el aumento de la cantidad de grasa. Para ello es imprescindible la colaboración del entorno. Durante muchos años se han establecido lazos como delgado = enfermo, obeso = sano, probablemente como herencia de tiempos de hambre, pobreza y enfermedades. Estos mensajes procedentes de los antepasados han traído consigo una tendencia a sobrellevar la comida a los niños y por ello es posible que entre los niños prevalezca la obesidad. Por supuesto, muchos de esos que crecen en la infancia siguen siendo gordos. La educación adecuada en los hábitos alimenticios es muy importante, ya que en la madurez estos hábitos no cambian.

Los lazos ya no son tan limpios pero no han desaparecido del todo: el niño gordo sigue siendo un niño guapo.

Por otro lado, está claro que la sociedad moderna es sedentaria. El uso del ascensor, el hecho de disponer de un mando a distancia para cambiar las cadenas de la televisión, o el hecho de disponer de gas hasta la cocina, por ejemplo, ha supuesto la no realización de actividad física, salvo que se trate de algo previamente programado. Por lo tanto, como el hombre gasta cada vez menos energía, la obesidad ha aumentado.

Además de las circunstancias generales, existen razones más concretas que pueden ser causa de la obesidad:

  • Enfermedades. El síndrome de Cushing, el hipotiroidismo, el síndrome de Carpenter, la bulimia... puede ser la causa directa de la obesidad.
  • Medicamentos: Los glucocorticoides, antidepresivos y anticonceptivos provocan un aumento de peso.
  • Embarazo : En la época abdominal se producen cambios hormonales y psíquicos frecuentes. Como consecuencia, muchas veces se come más de lo normal y es posible que tras el embarazo se cambien los hábitos alimenticios. Puede ocurrir lo mismo durante la lactancia.
  • Abandono del tabaco: Al dejar de fumar se puede ganar entre 3 y 10 kilos. La nicotina disminuye la sensación de hambre y segrega adrenalina. Por tanto, los fumadores comen menos. Además, el abandono del tabaco genera un estado de ansiedad que hace que muchos sustituyan al tabaco por la comida.
  • Postoperatorios : En estos casos se recomienda permanecer parado muchas veces, por lo que puede aumentar el peso.

¿Vacuna contra la obesidad?

El tejido adiposo fluye, entre otras cosas, una hormona llamada leptina. Las fluctuaciones que se dan en esta hormona parecen estar relacionadas con la cuarta parte de los casos de obesidad que se producen en el mundo. A partir de esta hipótesis, investigadores del laboratorio de Fisiología y Nutrición de la Universidad de Navarra han descubierto que uno de los anticuerpos de la hormona leptina afecta al peso corporal.

El proceso de investigación ha sido complejo. Primero dieron leptina a las ratas gruesas que no podían crear por sí mismas. Lógicamente, ante ello reaccionaron los cuerpos de las ratas, crearon los anticuerpos de la anticueptina. Estos anticuerpos se tomaron y se dieron a las ratas normales. Los nuevos anticuerpos anticuerpos fueron reutilizados con ratas y en ese momento los investigadores se dieron cuenta de las características anti-obesidad de la leptina.

Si las cosas van por su camino, los investigadores de la Universidad de Navarra sacarán el tratamiento que los obesos tendrán que tomar periódicamente.

Lo que comemos y bebemos

Fruta, cereales y café con leche para desayunar con pan; garbanzos, pescado y arroz con leche en las comidas, empapados con agua; algo de fruta en la merienda; y ensalada de cena, sopa, tortilla y queso acompañados de vino de Rioja. Así son los alimentos del día, que comemos y bebemos, pero también se puede decir de otra manera.

Hidratos de carbono, grasas, proteínas, vitaminas, minerales y agua. Todo esto se puede encontrar en los alimentos y necesitamos todo eso para poder vivir. La falta de uno de ellos se convierte en una enfermedad. Cada uno de ellos tiene su papel y su función.

  • Hidratos de carbono o azúcar. Aportan energía al cuerpo. El 50-60% de la energía obtenida en dietas equilibradas procede de carbohidratos. El cuerpo absorbe rápidamente carbohidratos simples, como los azucarillos, mientras que el compuesto, como las legumbres, tarda más en absorberse.
  • Lípidos o grasas. Tienen muchas funciones, pero las más destacables son la formación de membranas celulares, la síntesis de hormonas y su conversión en reservas energéticas. En cuanto a la saturación, se distinguen las grasas saturadas y las insaturadas. Las grasas saturadas se encuentran principalmente en las grasas animales y son las relacionadas con el colesterol. La mantequilla, la margarina, los productos de pastelería, las galletas, las vísceras, las carnes rojas, los huevos y los mariscos, por ejemplo, son ricos en grasas saturadas. Las grasas insaturadas se encuentran en las grasas vegetales. Los aceites de oliva, girasol, maíz y soja pueden formar parte de este grupo. Este tipo de grasa no contiene colesterol.
  • Proteínas. Se diferencian entre estructurales y metabólicos. Los estructurales son proteínas que forman músculos, piel, pelos y uñas. En las proteínas metabólicas hay hormonas, enzimas que provocan reacciones químicas, gammaglobulinas que forman parte del mecanismo de defensa corporal, albúminas que forman la sangre y hemoglobinas. La principal fuente de proteínas son la carne, el pescado, los huevos, los cereales, las leguminosas y los frutos secos.
  • Vitaminas. Son sustancias que el cuerpo no puede formar por sí mismo y que intervienen en numerosas reacciones químicas. No aportan energía al cuerpo, por lo que no generan aumento de peso.
  • Minerales. Sustancias inorgánicas que desempeñan un papel importante en el funcionamiento y formación del cuerpo.
  • Agua. Líquido sin colores, olores ni gustos, formado por oxígeno e hidrógeno. Sin agua no podríamos vivir. El ser humano también es el agua en su mayoría: al nacer alrededor del 80%, al madurar entre el 60-65% y en la vejez el 55%.
  • Bebidas azucaradas. El zumo de limón y naranja, la tónica... no tienen mucho valor nutricional, pero sí tienen agua.
  • Bebidas alcohólicas. Desde el punto de vista nutricional sólo pueden mencionarse calorías. Dependiendo de la cantidad de alcohol y azúcar de la bebida, aportan más o menos calorías.
  • Leche. Primer alimento para los mamíferos. A medida que avanza la edad, y si se obtiene calcio de otra parte, no es necesario beber leche. Rico en proteínas, grasas, minerales, vitaminas, etc.

Proteínas

Fuente

100 gr

Carne de vaca

19 gr de proteínas

100 gr

Carne de caballo

21 gr de proteínas.

100 gr

Lomo de cerdo

15 gr. de proteínas.

100 gr

Jamón

19 gr. de proteínas.

100 gr

Merluza

15 gr. de proteínas.

100 gr

Arroz

7 gr. de proteínas.

100 gr

Pan

9 gr. de proteínas.

100 gr

Espinacas

3 gr. de proteínas.

100 gr

Garbanzos

20 gr. de proteínas.

100 gr

Queso

27 gr. de proteínas.

Vitaminas

  • Vitamina A: Leche y productos lácteos, huevo, zanahorias, espinacas, lechuga, tomate y perejil.
  • Vitamina B: Carne, arroz, trigo, leche, verduras, leguminosas, cereales, pescado, leche e hígado.
  • Vitamina C : Verduras y fruta.
  • Vitamina D: Leche y productos lácteos, huevos y rayos solares.
  • Vitamina E : Huevo, cereales y grasa.
  • Vitamina K : Hígado de bacalao, col, espinacas y tomate.

¿Obeso o obeso?

Si a primera vista se necesita lo que parece obeso no será obeso, sino gordo, grande, bonito… Porque no todos los obesos son obesos. ¿Sabes lo que los diferencia?

La obesidad es una enfermedad crónica causada por el exceso de grasa corporal, el trastorno metabólico más común en las sociedades modernas. A menudo se confunden la retención de líquidos con la obesidad, pero son completamente diferentes. De hecho, el peso por retención de líquidos es raro. Esto puede deberse a una insuficiencia cardíaca, renal o hepática, pero en estos casos no se puede hablar de obesidad, ya que ésta se produce cuando aumenta la cantidad de grasa y no cuando aumenta la cantidad de agua.

En algunos casos, a pesar de su elevado peso, no existe obesidad. Esto ocurre, por ejemplo, con quienes practican el culturismo, que a pesar de su peso y su bajo contenido en grasa, tienen muy desarrollada su masa muscular.

¿Es obeso estar gordo? Más de uno puede preguntar. No tiene por qué ser. De hecho, para hablar de obesidad se utilizan varios sistemas. Uno de los más utilizados es el índice de masa corporal. Para el cálculo de este índice sólo se requiere la siguiente fórmula simple: Índice = peso en kilos / cuadrado de altura. Por ejemplo, el índice de masa corporal de una persona de 60 kilos y 1,7 metros de altura es: 60 / 1,7x1,7 = 60 / 2,89 = 20,7. En la evaluación del índice, la clasificación se realiza de la siguiente manera:

  • 20, bajo peso.
  • 20-25 normal.
  • 25,1-26,9, obesidad baja.
  • 27-29,9, obesidad primaria.
  • 30-34,9, obesidad secundaria.
  • 35-39,9, tercer grado de obesidad.
  • 40, obesidad de cuarto grado, morbido.

Otro sistema de clasificación de la obesidad es la distribución de la grasa. Conocer dónde se acumula la grasa puede ser muy importante para deducir qué problemas puede provocar la obesidad. Para conocer el tipo de obesidad es necesario dividir el perímetro de la cintura por el perímetro de la cadera. Si el resultado de esta operación es superior a 0,9 en el caso de las mujeres y a 1 en el caso de los hombres, se habla de obesidad ventral y cuando es inferior se habla de obesidad periférica.

La obesidad abdominal se refiere a cuerpos en forma de manzana. La mayor parte de la grasa se acumula en la cara, el tórax y el vientre. Según los expertos, la diabetes y la insuficiencia cardiovascular son las consecuencias más comunes de este tipo de obesidad. Manzana para reflejar la obesidad abdominal y pera para dar imagen de obesidad periférica. A los que tienen este tipo de obesidad se les acumula grasa principalmente en la cadera y en los muslos. Las varices, la artrosis de las rodillas y los problemas de las extremidades inferiores, no suelen ser extraños entre quienes presentan este tipo de obesidad. Por último, para terminar con las cuentas de fruta, hay que mencionar el melón, que es la grasa que se acumula de forma homogénea en todo el cuerpo, característica de la obesidad homogénea.

Publicado en el apartado D2 de Deia.

Gai honi buruzko eduki gehiago

Elhuyarrek garatutako teknologia