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Bacteria gigante de Namibia

1999/05/23 Kortabarria Olabarria, Beñardo - Elhuyar Zientzia

Hasta que se inventaron los microscopios, las bacterias no podían verse. Sin embargo, desde que inventaron una herramienta que se ha convertido en símbolo de la ciencia, la lista de seres que habitan en este mundo ha aumentado considerablemente. Sin embargo, todavía un grupo de científicos ha encontrado en la costa namibiana una bacteria visible a simple vista. Como tantas veces ha ocurrido en la historia de la ciencia, en esta ocasión el descubrimiento ha sido fruto de la casualidad.

Un equipo de investigadores de Alemania, España y Estados Unidos, trabajando en la costa de Namibia, ha descubierto y bautizado la bacteria más grande conocida hasta ahora. Thiomargarita namibiensis, es decir, la Perla del Azufre de Namibia. Dicho microorganismo se puede ver visualmente, es 100 veces mayor que los microorganismos más grandes conocidos hasta ahora, como el puntito que pondremos al final de esta frase.

"Cuando me enteré del descubrimiento, mis compañeros no me querían creer porque la bacteria era demasiado grande". La frase es de Heide Schulz, estudiante de Microbiología Marina del Instituto Max Planck. De hecho, fue él quien descubrió entre las muestras de sedimentos recogidas por los barcos que utilizan la bacteria gigante para la investigación. "Como he trabajado con bacterias raras, enseguida me di cuenta de que era la bacteria del azufre".

Además de su enorme tamaño, la bacteria Thiomargarita es un microorganismo exótico que puede servir de eje para comprender dos procesos que tienen lugar en los océanos (el ciclo del azufre por un lado y el ciclo del nitrógeno por otro) y su relación. Hasta ahora, los científicos consideraban que ambos procesos eran incompatibles entre sí. Estos microorganismos almacenan el azufre básico en el interior del muro bacteriano, no sólo por ser capaces de recoger el nitrato de brillo azul-verdoso. Además crecen en cadena. Por eso los científicos los compara con perlitas en fila. El diámetro de estas células puede rondar los 3/4 del milímetro. Quizá con un ejemplo se pueda entender mejor. Supongamos que la bacteria Thiomargarita la convertimos en una ballena azul, concretamente, frente a la cual las bacterias comunes tendrían el mismo tamaño que los ratoncitos. Las bacterias más grandes que se conocían hasta la aparición de esta noticia serían las Epulopiscum fishelsoni, en este ejemplo, del tamaño de los leones.

Puente de azufre y nitratos

Hemos hablado de casualidad en las primeras líneas del artículo. De hecho, los investigadores que trabajaban en Namibia buscaban otras dos bacterias del azufre: Beggiato y Thioploca. Estas bacterias fueron estudiadas en el Océano Pacífico, pero como la hidrografía de la costa de Namibia es muy similar, también se pretendía localizarlas y estudiarlas allí. Allí los científicos se sorprendieron por el reducido número de bacterias. La sorpresa fue aún mayor cuando se encontraron con Thiomargarita. Esta bacteria se enfrenta a un gran reto ecológico: la oxidación de los sulfuros con la ayuda de los nitratos. El agua del mar es rica en nitratos, pero no llega a los sedimentos pobres y ricos en sulfuro de oxígeno, que son las bacterias.

"Las bacterias pueden vivir, como dice Schulz, porque son capaces de recoger al mismo tiempo azufre y nitrato. Esto demuestra la relación existente entre los ciclos de azufre y nitratos". Este vínculo puede tener una gran importancia para comprender el origen y las características de la vida. El medio terrestre, y por tanto la vida, necesita continuamente reciclar ciertos elementos básicos como el carbono, el nitrógeno y el azufre. Los microorganismos son capaces de desarrollar reacciones químicas de gran importancia, como la oxidación y la reducción, por lo que son los seres más implicados en estos ciclos. Estas reacciones pueden producir estos elementos en los océanos, los sedimentos, la atmósfera y los seres vivos.

La bacteria encontrada hace de puente entre los ciclos de azufre y nitrógeno. Teniendo en cuenta la abundancia de sulfuros en el lugar donde se han encontrado bacterias, en el abundante plancton, los investigadores se han planteado la duda de que la oxidación de las bacterias no será más importante para el medio ambiente de lo que se pensaba hasta ahora.

¿Un futuro sin microscopía?

Como la bacteria Thiomargarita no tiene movilidad, se encuentra en el sedimento acuático recogiendo azufre hasta que se encuentra con el nitrato. Al no ser capaz de moverse, esta bacteria se ve obligada a sufrir largos ayuno sin grandes problemas. En comparación con otras bacterias, estos gigantes se caracterizan por ser capaces de adaptarse a altas concentraciones de oxígeno y sulfuro.

Teniendo en cuenta todas las características mencionadas, no es de extrañar que en años posteriores estas bacterias lleven la mayor parte del trabajo diario de muchos investigadores. Eso sí, los científicos perderán el glamour porque no tendrán que utilizar la microscopía.

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