}

Minas: afecciones al medio

1991/09/01 Legorburu, Iñigo Iturria: Elhuyar aldizkaria

La adquisición de herramientas metálicas duras y duraderas permitió comenzar a cultivar las tierras, dando así el paso de las sociedades de cazadores y recolectores a la agricultura.

El aprovechamiento y uso de metales ha sido, sin duda, uno de los descubrimientos que más ha influido en el desarrollo de la humanidad. La adquisición de herramientas metálicas duras y duraderas permitió comenzar a cultivar las tierras, dando así el paso de las sociedades de cazadores y recolectores a la agricultura.

Río Urumea contaminado por las minas.

Los minerales primeros explotados fueron los que estaban en superficie. Las primeras fueron las explotaciones a cielo abierto. Hasta que se dominaron técnicas de explotación más elaboradas no fue posible aprovechar los minerales subterráneos. Posteriormente, en el subsuelo se abrieron galerías y en la misma medida se crearon heridas con mayor impacto ambiental.

Debido a la explotación de las minas, a lo largo de la historia son abundantes los espacios que se han vestido con enormes cumbres residuales o degradación total del paisaje. En el Estado español hay ejemplos de este tipo. Río Tinto, Sotrel y Tharsis de Huelva y las Medulas de León.

En Euskal Herria también tenemos cosas así. Las explotaciones férreas de Somorrostro y los yacimientos mineros de Arditurri son una muestra de las consecuencias de la minería a gran escala.

Impactos

Los efectos ambientales de la minería se pueden clasificar en cuatro grandes grupos:

  1. Deterioro del paisaje. Los yacimientos se encuentran, en la mayoría de los casos, en zonas montañosas, en zonas más o menos inclinadas, y lo primero que hay que hacer para su explotación es limpiar la tierra y la vegetación que los cubre. Sólo así se han podido construir las instalaciones necesarias. Además, entre los minerales extraídos hay materiales pobres en metales (bóvedas) que se desechan. En consecuencia, se generan enormes vertederos sin vegetación y sin ninguna estabilidad. Estas características que caracterizan a estos recién creados meniscos dan lugar a un gran número de rotures.
    Recordaremos las minas de oro de la época romana de León para ver cómo la minería extensiva puede dañar el paisaje. Los barrancos allí depositados son un ejemplo de ello.
  2. Arditurri. Agua procedente de la mina.
    Contaminación atmosférica y acústica y vibraciones. La explotación minera genera gran cantidad de polvo que es dispersado por el viento. Además, la maquinaria y las voladuras producen gas y sonido.
  3. Contaminación del agua. Los procedimientos utilizados para la separación de minerales de la roca mezclada tienen como consecuencia vertidos de aguas y lodos contaminados con metales pesados. A esto hay que añadir el efecto del agua de lluvia que se filtra a lo largo del vertedero, que puede disolver y transportar los metales tóxicos que pueden contener. Todo este agua se verterá a los ríos y arroyos de la zona, donde la fauna piscícola de la zona se extingue durante muchos años.
  4. Afección al régimen hidrológico. El desmonte y las galerías que se realizan en las labores mineras desvían las corrientes subterráneas de agua, ofreciendo al agua nuevas y acumulando agua. Una vez finalizada la explotación minera, las enfermedades se inundan y el agua que sale de ella es contaminada con metales.

El efecto final de la explotación no controlada suele ser el deterioro grave del medio, llegando en algunos casos hasta la desertización.

Rehabilitación

Arditurri.

La rehabilitación del área minera contaminada debe partir de un estudio exhaustivo. Este estudio permite conocer cuál es el área afectada, cómo se dispersan los contaminantes y cuáles son los aspectos más afectados del ecosistema.

Una vez conocida la dispersión y la influencia de los compuestos contaminantes, el siguiente paso es analizar cómo evitar la salida del yacimiento o cómo convertirlos en sustancias no tóxicas.

En la actualidad, los métodos utilizados para reducir el nivel de contaminación procedente de los residuos mineros son la neutralización de efluentes y la inmovilización de metales pesados.

En el caso del vertedero, se recurre a la primera capa de tierra (de 1 m de espesor) para posteriormente fomentar el crecimiento de la vegetación. De esta forma se evita la erosión y el transporte de los residuos, al tiempo que se reduce la cantidad de agua filtrada a través de los residuos y se dificulta la generación de aguas de lixiviación.

Ollín. Entrada minera y aguas procedentes de la misma.

Las aguas procedentes de la mina y las aguas de lixiviación pueden ser tratadas en plantas convencionales, es decir, en plantas que utilizan el procedimiento de precipitación o intercambio iónico. Sin embargo, la tendencia actual es utilizar métodos de baja tecnología y bajo consumo. Entre ellas, la creación de pantanos artificiales es la más utilizada. En estas zonas pantanosas crecen el junco ( Juncus effusus ) y el carrizo frondoso ( Typha latifolia ). En él se neutraliza la acidez de las aguas y los metales quedan en la materia orgánica de los sedimentos.

Estos métodos, impulsados por las nuevas tendencias de la ingeniería geobioquímica, no sólo son más baratos, sino que, además, retocan el paisaje eliminando las heridas de la mina.

AGUAS ÁCIDAS: CÓMO SE CREAN

Uno de los problemas que a menudo conlleva la mina es la generación de aguas ácidas. Cuando los minerales sulfurados hasta entonces han entrado en contacto con el aire, se inicia el proceso de oxidación. El primer paso es la oxidación del sulfuro mediante la administración de ácido sulfúrico.

En un segundo paso, este hierro liberado también se oxida, aumentando el grado de acidez del medio.

Se trata de un proceso muy lento en condiciones normales, por lo que no produce efectos significativos sobre el medio. Sin embargo, cuando aparecen bacterias como Thiobacillus ferroxans, la reacción se acelera y entonces tendremos agua muy ácida (el pH puede alcanzar entre 2,5 y 3).


J. Pardo

Gai honi buruzko eduki gehiago

Elhuyarrek garatutako teknologia