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Malaria o paludismo, dos nombres para un terrible problema de salud

2002/10/03 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

La malaria es una enfermedad mortal. Según datos de la OMS, cada año 300 millones de personas enferman gravemente y mueren al menos un millón por culpa de la malaria. El 40% de la población mundial, sobre todo la que vive en los países más pobres, corre el riesgo de sufrir malaria.

XX. Hasta mediados del siglo XX, la malaria estaba mucho más extendida que en la actualidad y era común en muchos países de clima templado. Sin embargo, en África subsahariana se producen el 90% de las muertes causadas por la malaria y cada 30 segundos un niño enferma de malaria.

Parásito y mosquito

La malaria es conocida desde hace mucho tiempo, pero hasta hace poco más de un siglo no sabían qué es lo que provoca la enfermedad. Antiguamente se consideraba que el origen de la enfermedad era el de los pantanos enrollados, de ahí su nombre ('mal aria' o mal aire). En 1880, los científicos descubrieron el verdadero culpable de la malaria: el Plasmodium parásito unicelular que infecta el hígado humano y los glóbulos rojos. Más tarde se descubrió que el parásito se transmite de una persona a otra mediante la punción de la mosquita hembra del género Anopheles.

En humanos, la malaria está causada por cuatro especies del Plasmodium: P. malariae , P. vivax , P. ovale y P. falciparum . Este último es el responsable del tipo de malaria más grave. En todos ellos, el vector es el mosquito Anopheles, por medio del cual es imprescindible pasar el parásito para que el ciclo avance y el parásito se convierta en un contaminante del ser humano. De hecho, el Plasmodium tiene un ciclo complejo y no todas las etapas se conocieron hasta 1948.

Ciclo de la malaria

Cuando la hembra Eltxo aborda a una persona, introduce las formas iniciales de su parásito Plasmodium, los esporozoitos. Los esporozoitos se escapan del sistema inmune y llegan al hígado a través de la circulación sanguínea. Allí, cada esporozoito crea una estructura especial denominada esquizonte, cada uno de los cuales aporta miles de merozoitos. Así, durante 12 días, una célula hepática puede contener miles de merozoitos o parásitos jóvenes. Cuando llega el esquizonte, los merozoitos se liberan a la sangre y entran rápidamente en los glóbulos rojos.

Dentro de los glóbulos rojos, los parásitos crecen de dos maneras, ya que pueden tener un ciclo sexual asexual. En el ciclo sexual se forman gametocitos hembras y machos. Estos se mueren en la sangre y cuando llegan una mosquita hembra se reúnen en el estómago del mosquito. En la pared del estómago se forman oocistos que tras unos días dan lugar a un gran número de esporozoitos. Los esporozoitos se recogen en la glándula salival del mosquito y están preparados para introducirse en el interior del huésped a través de la siguiente punción.

Después de que el parásito contamine los glóbulos rojos, el ciclo avanza y al final el glóbulo explota.

Por otro lado, en el ciclo asexual, los parásitos se desarrollan en los glóbulos rojos. Para su desarrollo utilizan la hemoglobina de los glóbulos rojos, encargada del transporte de oxígeno en la sangre. Al igual que en las células del hígado al principio, en su interior se forman unos esquizontes ricos en merozoitos que, cuando maduran, explotan y devuelven a la sangre. De paso, los glóbulos rojos quedan destruidos. Y mucho más se destruirán mientras no se controle la enfermedad, ya que los merozoitos recién liberados contaminarán otros glóbulos rojos.

Enfermedad grave

El Plasmodium varía ligeramente de una especie a otra. En cuanto a la gravedad de la enfermedad, por ejemplo, es evidente que P. falciparum produce un mayor daño. En el resto de especies, cada vez que se explota un glóbulo rojo no se produce tanto daño. En el caso del P. falciparum, por el contrario, los parásitos se reproducen rápidamente y pueden contaminar más del 30% de los glóbulos rojos. Al parecer, una de las causas es: P. falciparum contamina todas las formas de los glóbulos rojos. Por su parte, P. vivax y P. oval eligen pequeños glóbulos rojos y P. malariae sólo contagia a los adultos.

Los primeros síntomas de la malaria aparecen entre 9 y 14 días después de la picadura de los mosquitos, y son similares a los de la gripe: fiebre, dolor de cabeza, náuseas... Si la enfermedad avanza, aparece anemia por la destrucción de los glóbulos rojos. Además, los parásitos evitan la llegada de sangre al cerebro y a otros órganos principales, ya que obstruyen los vasos sanguíneos, lo que provoca graves problemas.

Lucha estéril contra la malaria

La instalación de servicios higiénicos básicos y alcantarillas en algunas zonas ha permitido controlar la malaria al eliminar las zonas de reproducción de mosquitos. Sin embargo, en muchos países aún no tienen este avance, además de tener una temperatura y humedad entre 20-30ºC, es decir, un clima ideal para la reproducción del mosquito. Por ello, se han probado otras vías de sacrificio, sobre todo insecticidas. Entre ellos se ha utilizado el contaminante DDT peligroso. Pero el mosquito ha desarrollado su resistencia a los insecticidas, y lo mismo ha ocurrido con los medicamentos utilizados contra el parásito.

También se han abordado otras vías basadas en la interrupción del ciclo del parásito en el cuerpo del huésped o en la promoción del sistema inmune. Mucha gente también tiene muchas expectativas en la vacuna del investigador Patarroyo. Sin embargo, todavía no hay solución total para combatir la malaria. Por ello, el conocimiento del código genético del mosquito Anopheles y del parásito Plasmodium ha abierto nuevas vías. Ambas se han dado a conocer en las revistas Science y Nature, junto con otras muchas investigaciones. ¿La solución vendrá de todo ese trabajo?

Artículos complementarios:

Descodificado el genoma del mosquito que transmite la malaria

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