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Ondas amorosas y tardigrados para extraterrestres

2021/12/20 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

Publicado en Berria, 10 de diciembre de 2021

Uno de los discos de oro que se enviaron en las sondas Voyager 1 y 2. Con ellos se pretendía informar a los extraterrestres. Ed. ANDÉN/JPL

2021 ha sido el año de Marte. Las agencias de Espacios están realizando un esfuerzo sin precedentes para conocer mejor el planeta rojo y, cómo no, encontrar restos de seres vivos a través de la tecnología punta. Todavía no se han encontrado pistas al respecto, pero se están recopilando muchas otras informaciones.

Mientras tanto, dos viejas sondas lanzadas en 1977, también con la tecnología más avanzada de la época, se encuentran cerca del límite del espacio interestelar, con un objetivo aún más ambicioso: además de la esperanza de encontrar alienígenas, si se consiguen, tienen un mensaje para ellos. Se trata de sondas Voyager, con sendos discos de cobre dorados con información relevante sobre la Tierra y los Terrícolas.

No fue fácil diseñar discos. Para ello crearon un comité científico que lideró a Carl Sagan. Frank Drake, miembro del grupo, propuso grabar la información en un disco, mucho más duradero que las cintas magnéticas. Fue más difícil decidir el contenido.

Finalmente, con el objetivo de mostrar la diversidad biológica y cultural de los seres vivos de la Tierra, se incorporaron 118 fotografías y un audio de 90 minutos con sonidos naturales y artificiales, música de diferentes épocas y culturas, saludos en 55 idiomas y una muestra del idioma de las ballenas. Además, incluyeron una muestra de un electroencefalograma humano, concretamente las ondas cerebrales de una mujer enamorada.

Fue la idea de Ann Druya, del equipo de grabación. Le pareció emocionante que algunos alienígenas pudiesen leer alguna vez el pensamiento humano. El grupo aceptó la idea y la eligieron para realizar el encefalograma.

El problema es que, mientras estaban en ello, Druya y Sagan se enamoraron y decidieron casarse. Así, el encefalograma recogió reflexiones amorosas con Sagan de Druya. Reconoció que estaba muy emocionado pensando que iban a durar miles y miles de años, y que quizá alguien descubriera lo que es el amor como ser humano.

Esperaban que alguien fuera alienígena. Pero puede ocurrir que en el espacio se encuentre con un ser vivo, y que el vivo, en origen, sea terrenal. De hecho, bastantes seres vivos han sido enviados al espacio de forma voluntaria e involuntaria. Deliberadamente: moscas, ratones y perros para abrir el paso a los seres humanos; y microorganismos y plantas para la investigación en la estación espacial internacional. Involuntariamente: microorganismos de todo tipo, en recipientes y aparatos mal esterilizados, a la Luna, a la anchura del espacio, y quizás a Marte.

Ahora hay un proyecto para enviar tardigrados al espacio interestelar, tan lejos como las sondas Voyager. Los tardigrados son invertebrados ovíparos, especialmente conocidos por su capacidad para mantenerse en condiciones extremas. Los impulsores del proyecto buscan conocer si Espacios es capaz de soportar largos viajes. Lástima que en caso de encontrarse con discos dorados, no tengan capacidad de escucha.

Otra opción es que los alienígenas encuentren tardigrados. Puede ser el punto de partida para una serie de ciencia ficción.