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Alimentos no transgénicos a partir de plantas transgénicas

2002/04/14 Orobengoa, Olatz - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

Sorprendentemente, este es uno de los próximos objetivos de los investigadores dedicados a la biotecnología: eliminar la sustancia extraña a los alimentos destinados al consumo y evitar los problemas que puedan surgir.

Desde que surgiera la tecnología de las plantas transgénicas, hemos visto hasta hoy mil avances. La tecnología ha proporcionado oportunidades prácticamente increíbles en los ensayos iniciales y ha lanzado multitud de nuevos productos preparados para ser comercializados. En Europa se ha establecido un límite de unos años antes de su comercialización. En Estados Unidos, sin embargo, muchos productos con componentes transgénicos ya están en el mercado y están pensando en introducirse más.

Transgénesis

¿Qué es lo que hace tan especial las plantas transgénicas? Estas plantas tienen un gen extraño, perteneciente a otro ser vivo, que les dará unas características especiales. Hay un tipo de tomate que contiene el gen de un pez o un maíz que produce insecticida propio. El ejemplo de este último es el maíz Bt. Contiene un gen de la bacteria Bacillus thuringensis. Este gen produce una proteína insecticida que convierte al maíz en resistente a los insectos que destruye las cosechas.

Aunque insisten en que la técnica de la transgénesis va a suponer grandes avances, están recibiendo numerosas críticas por los efectos que este nuevo gen puede tener sobre el medio ambiente y el hombre.

El maíz Bt contiene un gen resistente a los insectos que destruyen las cosechas.

Hay que tener en cuenta que la técnica utilizada hasta el momento permite la aparición del gen en todas las células de la planta, así como en las células reproductoras. Si el polen de la planta transgénica fecundase una planta no transgénica, generaría una planta híbrida salvaje. Y si la tecnología se escapa de los terrenos cultivados, su control sería casi imposible. La aparición de nuevos individuos de este tipo puede tener repercusiones medioambientales aún desconocidas. Por ejemplo, si existiera una planta salvaje viable capaz de producir insecticida en sí misma, se correría el riesgo de desequilibrar su ecosistema: además de matar los insectos que se alimentan de ella, tendría mayor ventaja frente a las plantas de la misma especie no transgénica.

Otro gran problema se encuentra en los alimentos con ingredientes transgénicos destinados al consumo humano. Como ya se ha mencionado anteriormente, los nuevos genes y proteínas están dispersos por toda la planta, por lo que también aparecen en los frutos, aunque no desempeñen funciones en estas partes de la planta.

Varios científicos creen que la ingesta de productos con estas moléculas puede causar dos grandes problemas. Por un lado, los genes extraños tienen un componente que le confiere resistencia a los antibióticos, y los investigadores aún no saben si esa resistencia pasará a las bacterias. En este caso, los tratamientos actuales para muchas enfermedades no servirían de nada. Por otro lado, se ha mencionado con frecuencia el riesgo de que las nuevas proteínas sean alérgenas para el ser humano. La mayoría de ellas son proteínas que nunca han aparecido en la dieta humana hasta el momento, y se ha mencionado en más de una ocasión que es posible producir reacciones alérgicas.

Alimentos ‘no transgénicos’

Con el objetivo de solucionar estos problemas, un equipo de investigadores de California ha comenzado a desarrollar una nueva técnica para eliminar el gen y la proteína extraña a los frutos de las plantas transgénicas. Según esta técnica, el nuevo gen y la proteína sólo aparecería donde fuera necesario y las otras partes de la planta quedarían ‘limpias’. Para conseguirlo, junto con el nuevo gen que entra a la planta, han introducido otro gen.

Este nuevo gen, tras recibir la señal específica (que será la sustancia química), expulsa al gen extraño y a sí mismo de la célula. De este modo, este tejido vegetal quedará ‘limpio’ de sustancias extrañas. Por ejemplo, la introducción de un gen de resistencia contra un insecto que ataca a las raíces a una planta de cosecha hace que su presencia en las raíces sea suficiente para protegerla. Gracias a la nueva técnica, la planta sería resistente al insecto, pero el polen y la semilla resultante de la planta serían libres de genes extraños.

La técnica es muy nueva y todavía no es del todo eficaz. No se ha conseguido la extirpación completa del gen extraño, y en las pruebas realizadas hasta el momento siempre ha quedado alguna huella. Además, el ensayo se ha realizado con una sola planta y los investigadores han afirmado que habría que desarrollar un sistema específico para cada planta.

Además de todo esto, aunque se elimine el gen del tejido vegetal, existe el riesgo de que la proteína producida previamente quede presente. Y como las proteínas empleadas hasta el momento se degradan bastante lentamente, se conservarían tanto en semillas como en polen, una vez cosechadas. Por ello, buscan constantemente genes que producen proteínas que se degradan más rápido.

A pesar de que, como hemos dicho, la técnica es muy nueva, el dinero que invierten las multinacionales en biotecnología parece que será una técnica que diga qué va a decir en adelante. Y a tener en cuenta.

Publicado en el suplemento Estación de Gara.

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