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Entorno de Gorliz: Rincón del País Vasco

1990/12/01 Ekolan Iturria: Elhuyar aldizkaria

El municipio de Gorliz se encuentra en la comarca vizcaína de Uribe-Kosta desde Bilbao hacia el Noreste. La belleza y amplitud de su playa ha convertido a Gorliz en un importante centro turístico. Este municipio ofrece a los visitantes naturalistas muchas opciones interesantes a lo largo del año. En invierno se puede disfrutar de un paisaje formado por gruesos acantilados del Cabo de Villano; de una florida campiña del monte Ermua en primavera; de un bosque ciego de Astondo en verano, o de unas dunas cercanas a la playa, y de un paseo en otoño hacia el Castillo de Butrón, donde las hojas del bosque dan un color fascinante al recorrido.

Fuerte de Azkorriaga. (Foto: J.M. Galarza).

A pesar de la fuerte presión humana existente en la zona, se conservan ecosistemas acuáticos y terrestres con una gran variedad de flora y fauna. Por ejemplo, las dunas, el acantilado, el encinar cantábrico, la marisma, el bosque mixto y los ecosistemas litorales.

La primera, en las proximidades del Hospital de Gorliz, se divide por sucesión de dunas en dos zonas: una fijada en pino marítimo (Pinus pinaster ssp maritima), pila francesa (Tamarix gallica) y otras especies de la comunidad (Oenothera biennis) y armería (Eryngium campestre). Entre otras especies, más cerca del mar, de carácter móvil, se encuentran la Marina (Eryngium maritimum), el Lilip de mar (Pancratium maritimum), la Gramínea Festuca juncifolia, el Esnebelar marino (Euphorbia paralias) y el Post-Arenal que coloniza arenas muy próximas al mar, el Amophila arengramínea.

Gaviota reidora. (Foto: S.L. Urkiza).

Así mismo, a lo largo de la ruta del Cabo de Billano, los acantilados de la costa desde Astondo hasta Landaluze, además de ofrecer un atractivo espectáculo marítimo, tienen numerosas especies de plantas propias, como las laderas de estos acantilados, la grieta heliofífila (Pteridium aquilinum) y la anguila (Erica vagans) y la brezal costera común (Genovino). Cuando la tierra es algo más ácida, aparecerán otras especies como el otea (Ulex europaeus), la anguila común (Calluna vulgaris) y la anguila púrpura (Erica cinera). En los pies del acantilado encontramos las especies que mejor se adaptan a la variación de la salinidad: La gramínea Festuca rubra, la planta (Plantago maritima), etc...

En estos acantilados podremos observar una de las formaciones geológicas más singulares, el Flysch negro. Ésta, formada por capas de lutitas, areniscas y conglomerado, surge en el medio submarino profundo. Por otra parte, en las calles del acantilado se pueden ver aves marinas costeras como el cormorán grande (Phalacrocorax carbo), cormorán moñudo (Phalacrocorax austotelis), charrán común (Sterna hirundo), gaviota argéntea (Larus argentatus), gaviota y reidora (Larus diribundus).

Dunas de Astondo. (Foto: A. Perosanz).

En Astondo y en los bosquetes del Cabo Billano y del monte Ermua tenemos el Encinar Calcícola del Cantábrico. Desde hace tiempo, debido al retroceso sufrido por la explotación maderera y de carbón, por la formación de una estructura forestal densa y compacta, estas zonas de color verde oscuro presentan un valor botánico, faunístico y paisajístico espectacular. Las especies características de esta comunidad son:

  • Encina (Quercus ilex), árbol perenne, frondoso y de gran altura, que puede alcanzar los 20 m, aunque a menudo se encuentra en forma de arbusto. Sus hojas son de color verde oscuro y cambiante.
  • Madroño (Arbutus unedo), árbol de flores blancas que se extienden en otoño. A medida que los frutos maduran pasan de amarillo a rojo brillante, se pueden comer pero no son de buen sabor.
  • Endalaharra (Smilax aspera) es una planta trepadora de espinas con flores blanco-amarillentas y frutos negros o rojos que pueden alcanzar una altura de 15 m.
Isla de Billano. (Foto: J.M. Galarza).

Otras especies de esta asociación de estelas arbustivas que delimitan los prados circundantes, como son los matorrales (Phyllirea latifolia), los chorizos (Ramnus alaternus), las arcas (Rosa serpenvivens), los ruscos (Ruscus aculeatus), los jureles (Lentiscus alares, etc.), y su distribución podría ser mucho mayor. Durante siglos estos bosques se han explotado principalmente para la madera, por lo que se trata de bosquetes maestras o degradados que actualmente se ven dispersos por el paisaje de Gorliz. Sin embargo, estos bosques son importantes porque protegen y mejoran el pavimento.

La marisma (en la ría de Plentzia, cerca del barrio de Gandia, en Junquera) está compuesta por especies adaptadas a la alta salinidad y balsas periódicas. Gracias a la asociación de plantas de este ecosistema, podemos observar en este hábitat un gran número de aves acuáticas. Por ejemplo: garza real (Ardea cinerea), garceta pequeña (Egretta garzetta), correlimos común (Calidris alpina), gaviota argéntea (Larus argentatus), etc... Esta marisma, aunque de poco ancho, está muy bien conservada. En los lugares más afectados por la marea marina se extiende la gramínea Spartina maritima.

Por su extensa expansión destacan las zonas de halófitos casi arbustivos. Esta asociación, situada en la primera línea sobre el nivel de la pleamar, tiene como especie característica la verdura marina (Halimione portulacoides). Otras especies auxiliares son la hierba salada (Salicornia ramosissima), el compuesto de Inula erithmoides, la Sarcocornia fructicosa kenopodiácea, etc. En la parte trasera, en las zonas de encharcamiento ocasional de la marea, se forma un nuevo aserradero (con predominio de los juncos) y en las zonas donde baja el nivel hídrico se puede ver la pila francesa (Tamarix gallica).

Marisma. (Foto: A. Perosanz).

Por otra parte, el bosque de ribera, dominado por el aliso, forma estructuras de galerías en algunas zonas del río Butrón. Todavía se pueden ver especies singulares del ecosistema fluvial.

Por ejemplo: aliso (Alnus glutinosa), sauce (Salix atrocinerea), urritza (Corylus avellana)... Otras especies presentes en los estratos arbustivos y herbáceos son: La flor de San José (Primula elatior), la hierba de serpiente (Arum italicum), el botón de oro (Ranunculus repens), la hierba espada (Carex pendula), la cola de zorro (Equisetum sp), la endalaharra (Smilax aspera)... También podremos ver aves relacionadas con este medio: Gallinula chloropus, de plumaje negro, con una rojiza sobre el pico; Martín pescador (Alcedo athis), pequeño ave de pico largo, de color azul y anaranjado; muy tímido y bajo el agua, pequeño aguantar bajo el agua (Podicepis, motilcólica collica). Entre los anfibios se encuentran la rana común (Rana perezi), el sapo común (Bufo bufo) y el txantxiku ibérico (Alytes obstreticans). También podemos encontrar reptiles como la culebra corbatana (Natrix natrix) y la culebra o serpiente curvada (Natrix maura).

La serpiente curvada es un ofidio acuático de 80 cm de longitud. Cuando se siente agredido, el cuerpo amenaza con una "S", pisando la cabeza, triangulando y produciendo de paso un olor aromático y soplando, por lo que adopta el comportamiento de la víspera. Sin embargo, es totalmente inocua.

Primula elatior. (Foto: Ekolan).

Por último, en las laderas que rodean el río Butrón, los distintos ecosistemas dan lugar a especies vegetales típicas de sustratos básicos y pavimentos eutrofos ligeramente ácidos. Estas especies pertenecen al ecosistema de bosque mixto frondoso, en el que predomina el roble calizo (Quercus robur). Otras especies auxiliares son el fresno (Fraxinus excelsior) y el castaño (Castanea sativa), el dorado (Coryllus avellana), el arce (Acer campestre), etc. Otras especies presentes en la capa arbustiva son la cornisa roja (Cornus sanguinea), el espino blanco (Crataegus monogyna), etc. Y en la capa de hierba: Helechos Polysticarto setiferum y Dryopteris affinis, escoba (Ruscus aculeatus), violeta (Viola sylvestris), boton oro (Ranunculus nemorosus), etc. Desgraciadamente, en Gorliz, al igual que en otros lugares del País Vasco, estos ecosistemas han sido sustituidos por pinos y eucaliptos.

Por último, el recorrido finalizará en los campos forestales situados en la zona del Castillo de Butrón. El edificio que hoy podemos ver, impulsado por el marqués de Torrecilla, descendiente de los señores del Butrón, fue construido por el marqués de Cuba en el siglo XIX. Donde a finales del siglo XX se encontraba la casa torre de los señores del Butrón (VII. de siglo). Todavía se conserva una torre de la antigua muralla. Este romántico castillo, ajeno a la antigua casa-torre, es de estilo neogótico muy apreciado en aquella época. En el espectacular jardín que rodea el castillo se mezclan árboles galantes procedentes del extranjero (cedro, magnolia, ciprés, palmera...) con especies autóctonas (roble, tejo, castaño, fresno, aliso, etc.).

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