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Eva y la clonación humana

2003/02/01 Carton Virto, Eider - Elhuyar Zientzia Iturria: Elhuyar aldizkaria

El pasado 27 de diciembre nos dijeron que nació Eva y que ese recién nacido era el primer hombre clonado. Y nos dijeron que le iban a hacer pruebas genéticas y que demostrarían que esas declaraciones ante la prensa eran ciertas.

Pero cuando escribo este artículo han pasado quince días y seguimos igual. Eva no ha sido vista por nadie y ninguna prueba ha llegado a ningún sitio, eso sí, hemos sabido perfectamente quiénes son los raeleses.

Los Rael nacieron hace 30 años en Francia. En 1973, un periodista francés conocido como Raël, aparece un ser alienígena y le revela la verdad: el hombre nació en los laboratorios, por clonación, hace 25.000 años. En agradecimiento al honor, Raël ha querido llegar a la altura de aquellos sabios extraterrestres y ha vuelto a clonar al hombre. Y siguiendo el método alienígena, nos ha mostrado ante el mundo y nos ha transmitido su verdad.

Pero aquí, en la Tierra, al menos entre los científicos, se trabaja de otra manera. Los estudios se publican en revistas para que otros los lean y discutan. Acreditar su veracidad. Facilitando datos y dejando ver resultados. Además, puede repetirse si lo desea. Si no se cumplen estos requisitos, los resultados de las investigaciones no son aceptados.

Los Rael no han dado ninguna prueba, pero muchos sospechan que han conseguido lo que querían: publicidad y dinero. Sólo es posible acceder a la web de la empresa Clonaid, creada por ellos, para hacerse con los objetivos económicos. Pagando 200 euros al año, guardarán mi genoma congelado para curar las enfermedades que pueda tener en el futuro o crear un órgano que lo necesite. Y por 5.000 euros puedo comprar un óculo. No especifican cuánto tendría que pagar por clonar, pero pueden hacerlo sin problemas. Dicen que los seres clonados son muy sanos.

La verdad de los científicos

Dolly nació en 1996 tras 277 fracasos y, aunque al principio parecía sano, el año pasado le habían detectado una artritis. En el camino hacia el primer ratón clónico también se perdieron 274. Y lo mismo con otros animales.

Así son las células madre de una enbioia humana vistas desde el microscopio.
Universidad de Wisconsin

Los científicos han insistido en que las técnicas de clonación sólo están en sus inicios, tienen muy poco éxito, se pierden más de un centenar de veces por cada clon que vive y los que viven también tienen problemas de salud.

Se han clonado ovejas, ratones, cerdos y vacas, pero el proceso no se entiende bien y todavía queda mucho por aprender. Por ejemplo, todavía no se ha conseguido clonar un mono. Por lo tanto, el intento de clonar a los seres humanos sería una barbaridad. Pero no porque la clonación sea despreciable en sí misma, sino porque la técnica no cumple por el momento los requisitos mínimos de viabilidad que deben cumplir los estudios con seres humanos. Este matiz es muy importante ya que la clonación humana genera en los últimos tiempos intensos debates éticos.

La predicción de los Rael ha dado una nueva respiración a estos debates y a los que muchos argumentos consideran rechazable la clonación. Estos grupos, normalmente basados en valores religiosos, condenan también a la clonación terapéutica, es decir, a la creación de embriones humanos por clonación, de los que se extraen células madre y se realizan investigaciones.

Las células madre tienen la capacidad de convertirse en cualquier célula del cuerpo y los investigadores creen que trabajando con ellas se pueden tratar un día un montón de enfermedades, entre ellas muchas que hoy en día no tienen remedio: Alzheimer, Parkinson, diabetes, esclerosis, etc. Estas células de gran poder están presentes en todos los tejidos, pero muchos científicos creen que las más embrionarias son más poderosas. Además, las células madre de un embrión producido a partir de una célula propia serían las más adecuadas para su uso terapéutico. De hecho, no habría tanto riesgo de rechazo. La clonación es un paso imprescindible para conseguirlo y es lo que se llama clonación terapéutica. Está claro, por tanto, que el objetivo no tiene nada que ver con la creación de otro ser vivo.

Oveja Dolly, primer mamífero clonado.
CIWF

La clonación reproductiva y la terapéutica tienen la misma base técnica, pero no son lo mismo. La creación de clones para la terapia supone la creación de células que es científicamente viable. El otro se refiere a la colocación de estas células en el útero de una mujer y al desarrollo de todo el embarazo, y a la vista de los resultados obtenidos en los animales, hoy en día no es viable.

Por eso es tan perjudicial el anuncio de Clonaid. A pesar de la poca credibilidad del grupo, la clonación es un tema que apenas se conoce en la calle, y en estos casos todo se mezcla y se difunde con facilidad. Eso es lo que hacen quienes quieren prohibir todas las investigaciones que se realizan en torno a la clonación. Negarse a todo sin distinguir objetivos y medios. No sería tan grave si la sociedad tuviera información directa y estos grupos menos poder, pero desgraciadamente en la calle se habla más de niños clonados que de la situación real de las investigaciones.

Los gobiernos europeos están discutiendo ahora si legalizar o no la investigación de embriones humanos. Si el miedo y los prejuicios religiosos ganan, uno de los grandes retos de la biomedicina corre el riesgo de ser abandonado. O de clandestino.

Al final todos percibiríamos la pérdida, incluso los anclados en negativo.

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