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Aclarando los hábitos de vida de la población medieval

2011/02/26 Lakar Iraizoz, Oihane - Elhuyar Zientzia

Hace unas semanas que hemos conocido una noticia que relaciona la historia con la botánica: En Hondarribia se han encontrado las semillas de níspero y membrillo más antiguas de la península ibérica, entre otros restos de frutos. Pertenecen a la Edad Media, época en la que hay muy poca información sobre datos y registros históricos.

Valles, cerezas, ciruelas, melocotones, uvas, manzanas, higos, aceitunas, calabaza, avellanas, bellotas, nueces, castañas, piñones, bellotas de haya, trigo, cebada, avena, melón o pepino, y, en especial, los micpiras y membrillo. Se han encontrado semillas y restos de todos estos frutos en la calle Panpinot de Hondarribia y en la parcela Olazabal. XIV. y XVI. Todos ellos son de siglos.

"Hemos obtenido muy buenos resultados en las excavaciones, nos han permitido conocer la alimentación medieval y conocer los hábitos de vida de nuestros antepasados", explica Pia Alkain, de Arkeolan. Han dado mucha importancia al descubrimiento de restos de membrillo y níspero, "ya que hasta ahora no estaban registradas estas especies en el registro arqueológico de la península Ibérica", afirma Alkain.

En Hondarribia se han encontrado las semillas de membrillo más antiguas que se han encontrado en la Península Ibérica, así como las más antiguas de la Nísebra
Fresco Tours

De hecho, no es fácil que los restos de frutos y, en general, los restos que contienen materia orgánica permanezcan cuatrocientos años. "Normalmente no aparecen en yacimientos arqueológicos ya que se pudren. Tienen que estar en condiciones muy especiales, sin oxígeno y llenos de agua, en un entorno anaeróbico", ha señalado Alkain. Y en esas condiciones se encontraron los restos de Hondarribia. La calle Panpinot era un vertedero y la parcela Olazabal un pozo. Con el paso del tiempo los hemos hallado ligeramente ennegrecidos, pero en general todas las semillas que estaban en buen estado, ha añadido Alkain.

Tan importante como encontrar pistas es la conservación de los hallazgos encontrados y no empezar a deteriorarlos y pudrirse ahora. Los arqueólogos cuidan mucho este tema. En primer lugar, y hasta que finalice la fase de estudio, "hemos almacenado en bolsas cerradas por calor y llenas de agua, frigoríficos a bajas temperaturas", explica Alkain. A continuación, una vez extraídas, las semillas son sometidas a un proceso de conservación. En este proceso primero se liofilizan, es decir, se quita el agua y luego se introduce la resina sintética en las semillas para que ésta ocupe el lugar del agua. "Así se consigue mantener las semillas fuera del agua y a temperaturas más cálidas", explica Alkain. Con las semillas actuales también lo harán poco a poco.

Si bien las excavaciones han sido realizadas por Arkeolan, no ha asumido la totalidad del estudio. En Madrid han estado acompañados por expertos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Entre otras cosas, han necesitado ayuda para determinar qué especies son las semillas recogidas. Así lo explica Alkain: "Cualquiera puede conocer semillas sencillas como las semillas de melocotón y de valle o las nueces. Están saturados de agua y son más negros porque han permanecido en el subsuelo 400 años, pero tienen la misma apariencia. Se han enviado al CSIC para identificar las que desconocemos". Allí son arqueobotánicos y están especializados en identificar restos arqueológicos de plantas. Tienen colecciones de referencia con las que comparan las muestras que recogen.

Pasos para conocer las costumbres de una época oscura

Hallan sus semillas en la calle Panpinot de Hondarribia y en la parcela Olazabal
Andy Roberts

Han podido ver el resultado obtenido y los datos obtenidos, por ejemplo, XIV-XVI. Durante siglos sus habitantes explotaban la huerta, recogían los alimentos del bosque (la mayoría de los frutos secos estaban en el bosque) y se dedicaban a la agricultura. Es decir, hemos conocido qué tipo de alimentación tenían y cómo aprovechaban el entorno. Eso es mucha información", ha precisado Alkain.

La Edad Media es una época muy oscura, "no hay datos de archivo", dice Alkain. Si existen datos romanos, también se han realizado investigaciones de semillas, etc. Pero luego hay un hueco. "Sabemos que en la Edad Media había mucha gente, porque en aquella época se crearon muchas ciudades, ¡y la gente salió de algún sitio! ", ha señalado Alkain. En Gipuzkoa, por ejemplo, se crearon 25 ciudades durante dos siglos, la propia Hondarribia es de 1203.

El objetivo de Arkeolan es cubrir este vacío temporal y se espera que se vaya haciendo poco a poco. Según Alkain, "queremos vincular las investigaciones de la época romana con las de la Edad Media para lograr un registro continuo. Estamos escribiendo un libro antiguo que no está escrito en ningún archivo".

Para ello, necesitan más excavaciones para encontrar más piezas del puzzle que se quieren completar. Y para poder realizar excavaciones en un determinado núcleo urbano, normalmente tienen que esperar a que salga un proyecto de reforma de alguna casa o edificio. Es necesario realizar un estudio arqueológico previo a la ejecución de una obra en zonas urbanas protegidas. Por lo tanto, no saben cuándo podrán seguir rellenando las páginas de historia que no hayan rellenado. Sin embargo, "Como está protegido, ahí va a quedar —dice Alkain— y detrás de nosotros vendrán otros, con mejor tecnología, y seguirán con ese trabajo".

Publicado en Ortzadar

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