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La belleza es etéea y, sin embargo, la podemos percibir

2004/05/23 Rementeria Argote, Nagore - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

Una de las características que caracteriza al ser humano del resto de los seres vivos es su capacidad de percibir la belleza. El concepto de estética es difícil de definir y cambia de cultura y de época, pero todo ser humano disfruta al contemplar algo bello. La clave está en el cerebro del hombre.
¿Cuándo comenzó el hombre a percibir la belleza de los oscurecimientos?

¿Quién diría que la filosofía y la neurología, aparentemente tan lejanas, necesitaban unos de otros? Pues si se considera la estética como tema, queda claro el vínculo que tienen ambas ciencias. La estética es una de las ramas de la filosofía, estudia la belleza y el arte, y en este estudio es necesario conocer cómo percibe el ser humano la estética mediante los avances de la neurología.

Es lo que han hecho en la Universidad de las Illes Balears. De hecho, han utilizado el magnetoencefalógrafo para detectar la belleza en qué parte del cerebro utiliza el ser humano. A ocho mujeres, una a una, les enseñaron pinturas de diferentes estilos: clásicas, abstractas, impresionistas, postimpresionistas y algunas fotografías de entornos naturales y urbanos. Debían juzgar si la imagen era bella o no, y al mismo tiempo el magnetoencefalógrafo destacaba la parte del cerebro que más actividad tenía.

Gracias a estos experimentos se ha descubierto que la parte del cerebro encargada de percibir la estética o belleza es la corteza prefrontal. ¡Vaya! En este mismo apartado se procesan procesos específicos del ser humano como la opinión, el pensamiento crítico, la prudencia, la planificación de tareas, etc.

Las pinturas son más que un conjunto de colores e imágenes.

Estas capacidades nos diferencian sobre todo del resto de primates. En el cerebro se forman procesos muy complejos, como es el proceso de percepción de la estética, para el cerebro no es una tarea fácil contemplar la belleza o el arte, sin duda. Por lo tanto, no es casualidad que todos estos procesos se produzcan en la corteza prefrontal.

Siendo la percepción de la estética una capacidad específica de los seres humanos, llega a la mente otra pregunta: ¿desde cuándo el hombre es capaz de percibir la belleza? La respuesta exacta a esta pregunta nunca se sabrá, ya que es imposible saber por primera vez cuándo un ser humano sintió que era algo hermoso, pero los antropólogos intentan acercarse lo más posible a ese momento. Y para ello buscan obras de arte realizadas por el hombre antiguo. De hecho, la realización de la obra de arte indica su capacidad para ser contemplada posteriormente.

La aparición del arte supone un gran avance en la evolución humana. Hasta entonces se buscaba la utilidad en las herramientas, pero en un momento dado no era necesario disponer de una herramienta si era bella. Este paso se debe a que el cerebro humano es capaz de percibir la estética. El ser humano tenía una sensación agradable al ver un instrumento, un paisaje o una imagen, disfrutaba de lo que veía.

A medida que el cerebro humano evoluciona, nacen nuevos conceptos, como el arte.

Para que la contemplación de la belleza fuera agradable, esa sensación necesitaba un soporte físico, es decir, el cerebro tenía que estar preparado para ello. No se sabe si la evolución del cerebro fue provocada por una mera mutación genética o si era algo imprescindible. Sin embargo, este desarrollo cerebral fue el responsable de la creación del arte.

Hasta hace poco era difícil determinar cuál era la obra de arte más antigua, sobre todo porque la decisión dependía de la fiabilidad de la datación. Se han encontrado más de una obra de arte de más de 30.000 años de antigüedad. Entre ellos se encuentran los grabados de 200 imágenes de una cueva de Cussac (Francia), los trabajos pictóricos de Verona (Italia) y la imagen encontrada en el valle alemán de Ach, una figura humana tallada en un trozo de los dientes de un mamut.

Sin embargo, no hace dos años, encontraron una obra de arte de 77.000 años en la cueva de Blombos, en la República Sudafricana. Son dos piedras rojas de ocres con rayas y triángulos tallados. Estas piedras demuestran que el autor tenía capacidad de pensamiento abstracto. Según los investigadores, estas piedras se utilizaban no sólo como adorno, sino también para pintar cuerpos. Si es así, ellos sabían sin duda qué era la belleza.

El modelo de belleza cambia de una cultura a otra y de una época a otra.

Sin embargo, no se puede decir que el concepto de belleza que tenían esos seres humanos sea el mismo que el nuestro. La historia nos demuestra que el modelo de belleza varía en función de los tiempos, y no sólo el tiempo, sino la cultura tiene mucho que decir en la hora de decidir qué es hermoso y qué no. Y es que, aunque fisiológicamente todo ser humano tiene la capacidad de percibir la belleza, el concepto de estética se aprende en gran medida.

Y el arte mismo se aprende a contemplarlo o a contemplarlo, como el resto de cosas. Por eso, parece que las mujeres que no tenían estudios especiales en el campo del arte fueron elegidas para este experimento de las Illes Balears, porque querían definir el espacio más esencial en el proceso de reconocimiento de la belleza, sin distorsiones en el resto de espacios.

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