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Antropología en apoyo a la industria tecnológica

2003/06/13 Galarraga Aiestaran, Ana - Elhuyar Zientzia

En la industria tecnológica hay una gran rivalidad. Las empresas publican casi permanentemente sus productos y, si quieren triunfar, deben realizar estudios cada vez más profundos para averiguar los gustos y necesidades de los consumidores. Por ello, últimamente han recurrido a antropólogos para pedir ayuda. De hecho, los antropólogos analizan el comportamiento de las personas y, por tanto, son los más adecuados para conocer cómo actúan los consumidores ante los productos tecnológicos.
En las investigaciones etnográficas, los voluntarios analizan qué hacen en el trabajo, en el hogar y en el entretenimiento.

Gracias a la antropología se descubrió que la gente intercambiaba jeringuillas y, para evitar el peligro que ello suponía, inventaron las jeringas que se desechan tras su uso. Las investigaciones antropológicas también se utilizan para diseñar campañas de salud: En la India quieren hacer una gran vacunación contra el polio, para lo que aprovecharán la concentración de mucha gente en los partidos de cricket. Y desde hace años, las empresas tecnológicas también recurren a los antropólogos.

La empresa estadounidense Xerox fue la primera en utilizar investigaciones antropológicas. Y uno de los resultados de estas investigaciones es el botón verde de las fotocopiadoras. Hoy en día, la mayoría de las fotocopiadoras de todo el mundo tienen ese color para sacar la fotocopia, pero la idea la sacó Xerox. A la vista de los trabajos que recibía la gente para sacar una fotocopia, se buscaba una forma de facilitarla. Al final, tanto en las fotocopiadoras más sencillas como en las más complejas, se inventó la forma de hacer las fotocopias con un único gesto: pulsar el botón verde y punto.

Sin embargo, el resto de empresas no sólo han tomado la idea del botón de la fotocopiadora a Xerox, sino que también han copiado la forma de trabajar de esta empresa. Intel, Kodak, Philips, Microsoft y otras grandes empresas también tienen en cuenta estudios etnográficos de antropología y antropólogos.

Humanidades y tecnología, más cerca

Se dice que en Europa hay mucha gente en la cocina, por eso se han diseñado ordenadores portátiles de pequeño tamaño para su uso.

Antes los ingenieros diseñaban los productos y normalmente los fabricaban en función de sus intereses. La búsqueda de compradores era responsabilidad del departamento de marketing. Ahora, sin embargo, las empresas tecnológicas intentan averiguar las necesidades del comprador y para ello, los estudios etnográficos son muy útiles.

En las investigaciones etnográficas, además de los antropólogos, participan expertos de diferentes disciplinas como psicólogos, ingenieros, sociólogos y diseñadores. Suelen ser estudios muy profundos y a veces muy caros. Normalmente, para analizar el comportamiento de la gente se requiere la ayuda de voluntarios. Por supuesto, deben intentar conseguir el grupo de voluntarios más amplio posible para que todo tipo de personas participen en el examen. Y el investigador no puede condicionar de ninguna manera el comportamiento del voluntariado. También es importante recoger la información sin ningún prejuicio.

Existen varios métodos para realizar estos estudios, pero sobre todo utilizan grabaciones de vídeo y entrevistas para sacar conclusiones. En video, durante el día los voluntarios graban todo lo que hacen en casa, en el trabajo, en las vacaciones o en el tiempo, mientras que las entrevistas son largas y abiertas. El examen puede durar un par de horas, una semana o meses.

El objetivo es conocer qué demanda la gente a las herramientas tecnológicas. Además, estos estudios ayudan a prever dónde triunfará el producto y dónde no. Hay que tener en cuenta que los productos, independientemente de su diseño, sólo tienen sentido en algunos lugares. Por sus hábitos y formas de vida, los usuarios pueden considerar útil este producto, pero puede que no tenga ningún sentido en otro lugar, ya que es totalmente inútil en su cultura y estilo de vida.

En otras ocasiones no es más que una cuestión de gustos, por ejemplo, un teléfono móvil de color negro y complejo que ha triunfado en Norteamérica no tendrá tanta acogida en América del Sur, donde prefieren móviles multicolores y fáciles de usar. Este caso demuestra que la globalización no siempre es beneficiosa comercialmente.

Para saber de qué medida deben ser los botones de los móviles y dónde colocarlos, algunas empresas se han basado en los hábitos de la gente.

Se ha analizado con frecuencia cuáles de las funciones que ofrecen los móviles se utilizan y cuáles no. En ocasiones, móviles complejos y completos asustan al consumidor por su dificultad de uso. También se han realizado estudios etnográficos sobre el tamaño y ubicación de los botones.

Al margen de los móviles, las costumbres de la gente también han influido en el diseño de los ordenadores. Al parecer, gracias a una investigación etnográfica, se dieron cuenta de que los europeos pasan mucho tiempo en la cocina, y de ahí se dedujo la conveniencia de construir ordenadores más pequeños para facilitar su uso en la cocina. Por otro lado, en Japón hay ordenadores portátiles con cubierta negra lacada. Parece ser que son muy apreciados para altos ejecutivos y están dispuestos a pagar bastante más dinero por esos ordenadores con una tapa brillante que por los convencionales.

Está claro que en temas de gusto no se puede adivinar. ¿O sí? Las empresas tecnológicas se esfuerzan en ello y para ello cuentan con la ayuda de antropólogos. El objetivo final es crear productos adaptados a las necesidades de la gente, por lo que la labor de los antropólogos puede ser beneficiosa para todos.

Hábitos locales como fuente de nuevas ideas

En China, en zonas sin teléfono, los investigadores de Motorola vieron que los empresarios usaban los buscadores de personas para enviar mensajes codificados. Para responder a esta necesidad, Motorola desarrolló herramientas capaces de enviar mensajes en ambos sentidos.

En Alaska se detectó que los pescadores de salmón, para escribir notas en el portátil, salían de la cabina del barco. Por ello, Intel fabricó microprocesadores adaptados a bajas temperaturas.

En cuanto al Mar Caspio, se dieron cuenta de que la gente aprendió a leer los códigos de barras de los móviles. Al parecer, los realizados en EE.UU. eran mejores que los demás, y de este modo los realizados en EEUU se diferenciaban de los demás. Sabiendo esto, quizá a una empresa fuera de Estados Unidos le conviene hacer móviles en ese país si quiere vender en ese mercado.

Publicado en Zabalik.

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