}

Sin referencia, vuelta y vuelta

2010/03/21 Lakar Iraizoz, Oihane - Elhuyar Zientzia

En las películas de terror es habitual que los protagonistas se pierdan en el bosque, en el desierto u otro medio en el que no se pueda tomar un punto de referencia claro. Avanzan y avanzan pensando que saldrán de allí, hasta que se encuentran con las huellas de sus pies que habían dejado antes. Entonces se dan cuenta de que no han avanzado y han circulado en círculo. Tendemos a realizar recorridos redondos cuando no podemos tomar referencias en nuestro entorno.

Puede parecer un truco para dar tensión a la película. Pero tiene relación con la realidad. De hecho, en un estudio realizado en el Instituto Max Plank de Alemania, se observa que la gente tiende a realizar verdaderos recorridos redondos cuando no toma referencia en su entorno. Los puntos de referencia pueden ser algún edificio alto, una montaña remota, incluso el Sol o la Luna. Sin ellos no podemos caminar correctamente.

En la revista Science se explica que la gente que no es capaz de ver que empieza a darse cuenta en la década de 1920 tiende a empeorar su trayectoria. Para explicar esta curiosa tendencia, se ha dicho que una pierna es más larga que la otra, lo que nos hace ser incapaces de avanzar correctamente. Pero si fuera así, siempre nos inclinaríamos hacia un lado concreto, y los investigadores alemanes han visto que el error tampoco lo hacemos sistemáticamente, sino que una sola persona puede tomar el camino hacia la izquierda, luego hacia la derecha, para llegar al punto que finalmente salió.

No es de extrañar que los antiguos investigadores no se den cuenta de que nos inclinamos hacia un lado y hacia otro, ya que entonces no había medios para seguir los recorridos de los caminantes. Ahora sí que es posible, ya que por GPS se puede saber de dónde ha ido una persona determinada.

En los que no pudieron ver el sol, los caminantes terminaron haciendo círculos en el desierto (Foto: www.fjexpedition.com/A. Zboray). ...

Los investigadores del instituto Max Plank han realizado un seguimiento por GPS en su investigación. Tomaron nueve personas y les dijeron que estuvieran lo más rectos posible, unas en el desierto del Sahara y otras en el bosque de Bienwald, un extenso y llano bosque alemán.

Cuatro días después de nueve pasaron por el bosque en un desnivel, y los cuatro hicieron senderos. Tres de ellos, además, pasaron una y otra vez por encima de las pisadas que les dejaron, sin darse cuenta. Otras dos personas también estuvieron en el bosque, pero ellas pudieron utilizar el Sol como referencia y realizaron un recorrido casi directo.

Los otros tres participantes fueron trasladados al desierto del Sahara. Dos de ellos hicieron la prueba durante el día y no hicieron el camino correctamente, pero no llegaron a circular. El tercero de los participantes estuvo de noche y sólo pudo disfrutar de la Luna en algunos tramos. Pues cuando la Luna se ocultaba tras las nubes, el caminante se desviaba.

Error en el cerebro

En los bosques cerrados es más difícil tomar referencias y terminar de circular (Foto: Mossaiq).

Al margen de la explicación de la longitud de las piernas, los investigadores creen que el origen de este extraño comportamiento está en el cerebro. Al margen de las referencias externas, el oído interno del cerebro (concretamente el sistema que nos ayuda a mantener el equilibrio) y los sensores del movimiento muscular y articular informan sobre el recorrido que se está realizando.

Pero estos informantes son erróneos, cometen pequeños errores. Por lo tanto, el que camina piensa que avanza correctamente, pero realmente se torna. Y cuando fallan las referencias para corregir esa percepción errónea de la línea recta, puede ocurrir que los errores apunten al peatón hacia una dirección determinada y que este progresivo empeoramiento acabe provocando un recorrido de 360 grados.

Publicado en 7K.

Gai honi buruzko eduki gehiago

Elhuyarrek garatutako teknologia