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Incidencias de la vida

2000/04/02 Imaz Amiano, Eneko - Elhuyar Zientziaren Komunikazioa

Eso ya no lo pone nadie, pero ¿qué pasa después de esas destrucciones? ¿Cuánto tiempo tarda la naturaleza en recuperar el grado de diversidad ante cada destrucción? Diez millones de años. Eso es lo que dice al menos un último artículo científico publicado al respecto.

La
ecología es en parte una ciencia experimental, es decir, parte del conocimiento es resultado de los resultados experimentales. De este modo, la presencia de distorsiones controladas en un medio (eliminación o disminución de algunas especies, o cambios en el ecosistema) permite a los ecologistas analizar las relaciones entre las especies y sus relaciones con el medio. Sin embargo, para estudiar las extinciones ocurridas hace tiempo y su posterior recuperación biótica (recuperación del número de seres vivos y especies), los paleontólogos no tienen esta posibilidad, ya que no puede alterar el medio de varios millones de años y ver lo que sucede. Sin embargo, pueden obtener explicaciones para observaciones mediante métodos diferentes al estudio de fósiles tan antiguos. De este modo, sabemos que durante ese tiempo se han producido, al menos, cinco extinciones de gran tamaño y una recuperación de la biodiversidad posterior. También las "crisis" y las recuperaciones bióticas posteriores de menor tamaño. Los datos de estas extinciones y recuperaciones permiten establecer comparaciones entre situaciones similares y buscar modelos generales. Y la forma de calcular el tiempo que tarda esa recuperación.

James
Kirchner de la Universidad de California y Anne Weil, de la Universidad de Duke en Carolina del Norte, han estudiado los fósiles marinos de la época mencionada y han visto que, independientemente del tamaño de la extinción (90%, 50% o 20% de pérdida de especies o biodiversidad), para alcanzar la generación máxima de biodiversidad se necesitan diez millones de años.


Aunque las investigaciones sobre la recuperación tras la caducidad son muy escasas respecto a las de las extinciones masivas, podemos citar líneas que son válidas para todos. Así, tras la destrucción, la biodiversidad es muy baja y predominan las especies generalistas de amplia extensión geográfica (como la que hoy en día sería el zorro), capaces de vivir en cualquier lugar y adaptadas a numerosas condiciones ecológicas. Este periodo de baja biodiversidad sería un periodo de "supervivencia". A continuación se presenta un periodo de rápida aparición de nuevos grupos taxonómicos que indican que, a pesar de los escasos datos disponibles, la velocidad ha sido distinta por región.


Hasta ahora, varias teorías que explicaban la extinción y la posterior extinción veían a las especies como islas. Es decir, si una especie desaparecía quedaba un nicho o ecológico libre y lo único que la naturaleza tenía que hacer para recuperar el equilibrio era rellenarlo, bien con alguna especie ya existente o bien creando alguna nueva especie. A partir de ahí, cuanto más dura fuera la extinción, más nichos ecológicos quedarían vacíos, por lo que la naturaleza tardaría más en crear nuevas especies y en alcanzar el nuevo equilibrio llenando todos los nichos. No obstante, se consideraba que tras las extinciones se producía un aumento inmediato, muy rápido y de la biodiversidad (modelo "a" del gráfico). En promedio, se consideraba que tras las extinciones masivas la recuperación casi total se producía antes de los cinco millones de años.


Había, sin embargo, una teoría que decía exactamente lo contrario. Periodo largo de baja diversidad tras grandes extinciones, seguido de una recuperación progresiva (modelo "c" del gráfico).


Ahora la investigación publicada en Natura aborda el problema desde otro punto de vista. Se ha iniciado el estudio de los fósiles marinos del fanerozoico (es decir, desde hace 570 millones de años hasta la actualidad), comparando los datos obtenidos con los de caducidad y recuperación. No es una tarea fácil debido a los problemas de muestreo y a las bajas extinciones que se pueden intercalar, pero sus resultados muestran que el momento máximo de generación de los nuevos géneros (el nivel de clasificación que agrupa las especies) y las familias (el nivel de clasificación que agrupa los géneros) es de diez millones de años desde el máximo del periodo de extinción, tiempo que no depende de la medida de extinción. Y es que, en definitiva, si la extinción es moderada, hay muchos nichos ecológicos que han quedado vacíos y, además, hay pocas especies que sirven de base para la creación de nuevas especies alternativas y nuevas especies (en la destrucción la fábrica se ha quedado sin materia prima). Por eso será más costoso empezar a llenar esos “agujeros”. Sin embargo, una vez alcanzado el número de especies básicas durante la supervivencia, todos los nichos se llenarán de forma relativamente rápida (modelo "b" del gráfico). Además, en el nuevo enfoque se reconoce que las especies están interrelacionadas, por lo que la desaparición de una especie afecta a los demás. Si unos pocos se extinguen, la distorsión producida en el entorno no es tan grande, pero si la destrucción es bastante acusada se multiplica. Por eso, alguien podría pensar que proteger a los lobos no es muy importante, pero la desaparición de los lobos afecta a los carnívoros y herbívoros que son su alimento. Y el cambio en el número y en el equilibrio afecta al bosque; y si se transforma el bosque podría colisionar con otras especies o producir menos lluvias y entonces el hombre debería cambiar la forma de vida o de gestionar el territorio; y si va más lejos a buscar agua, transformará el medio ambiente más allá...

Por
ello, teniendo en cuenta que la desaparición de las especies que está provocando el ser humano es también muy rápida y voluminosa (recordad que según este modelo la medida de la extinción no afecta), para "remediarlo" la naturaleza tardará diez millones de años en llegar a la conclusión de muchos

...
DEFORESTACIONES Y DEVASTACIONES.


Las comparaciones nunca son del todo exactas, pero aquí tienes un ejemplo. Si en un bosque despejamos una parcela de una hectárea y nos extrañamos, provocaríamos una mínima destrucción. En ella la "supervivencia" será corta, ya que existen especies de landeros que colonizarán la zona. Se incluirán las primeras plantas generalistas, que pueden sobrevivir en condiciones difíciles (en este caso grandes soleamiento, sequía, disponibilidad de rapaces…). En este caso seguramente no hemos eliminado ninguna especie, sino que hemos reducido su cantidad. Sin embargo, si el calvario es similar a la península ibérica, hay especies colonizadoras, pero les costará llegar muy lejos. Además, las plantas que han conseguido mantenerse son escasas y les costará cubrir completamente el hueco y volver a la situación anterior. La recolonización será lenta. Habrá que conseguir un mínimo de especies vegetales que cubran el primer calvario y después llegarán otras muchas bajo su protección.


Ahora supongamos que sustituimos el calva por una o dos especies. Esto también afectará a otras especies, pero alguna otra especie similar cubrirá el hueco dejado (siempre teniendo en cuenta que la sensibilidad a las distorsiones de todos los medios no es la misma). Si hay más especies desaparecidas, la distorsión (calva) será más evidente y costará más a la naturaleza llenar ese vacío; 10 millones de años, justo allí. De hecho, la naturaleza deberá crear candidatos a los que conformarán el primer equilibrio ecológico (los primeros colonizadores del claro) y, posteriormente, algunos de estos candidatos desarrollarán especies similares a las existentes inicialmente (especies que crecerán al abrigo de los colonizadores o, en este caso, evolucionarán de los colonizadores).

Publicado en el suplemento Natura de Gara

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